Desde Londres

Roger Federer y Novak Djokovic cerraron la primera semana de Wimbledon sin ningún sobresalto: tanto el suizo como el serbio, dos de los grandes favoritos, se clasificaron ayer a los octavos de final sin perder un set y quedaron a dos pasos de citarse en las semifinales.

Federer, que persigue un histórico octavo título en el All England Club, derrotó por 7-6 (7-3), 6-4 y 6-4 al alemán Mischa Zverev para avanzar por décimo quinta vez en su carrera a la ronda de 16 mejores. Su rival, mañana,  será el una vez bautizado “Baby Federer”, el búlgaro Grigor Dimitrov, que superó 6-1, 6-1 y abandono al israelí Dudi Sela.

Djokovic, por su parte, dio ayer nuevos síntomas de que su recuperación tenística y anímica va por buen camino al deshacerse del letón Ernests Gulbis por 6-4, 6-1 y 7-6 (7-2) y citarse en la siguiente ronda con el francés Adrian Mannarino, verdugo de su compatriota Gael Monfils por 7-6 (7-3), 4-6, 5-7, 6-3 y 6-2.

Disfrutaron como pocas veces este año los aficionados que asistieron a la cancha central. El duelo Federer-Zverev, que cerraba la jornada, parecía de otra época: prácticamente en cada punto hubo un tenista en la red. Mischa, hermano de Alexander Zverev, realizó 89 veces la jugada de saque y volea, una estrategia en peligro de extinción.

“Fue un partido bonito y muy divertido de jugar. Hubo passings shots, mucho saque y volea, dejadas... Mischa es un gran tipo y fue un encuentro muy divertido”, comentó Federer, ex número uno del mundo y campeón de 18 Grand Slam. “Es importante acabar la primera semana con buenas sensaciones y lo he conseguido. Estoy muy feliz”, añadió tras una hora y 49 minutos. 

Después de que una lesión le impidiese competir en la segunda mitad de 2016, el helvético regresó al circuito en enero con 35 años y sorprendió a propios y extraños conquistando en Australia su décimo octavo Grand Slam y sumando después los títulos de Indian Wells, Miami y Halle. Así, aunque llegó al tercer grande del curso como número cinco del mundo, muchos le apuntan como el gran favorito. Si levanta la copa el 16 de julio, se convertirá en el primer hombre de la historia que gana ocho veces Wimbledon. Actualmente luce siete, los mismos que Pete Sampras y William Renshaw.

Al igual que Federer, Djokovic alcanzó la segunda semana de competición –que arrancará el lunes tras el día de descanso de hoy- sin perder un set. Aunque ayer tuvo que solventar su primera situación de peligro en el torneo. Su rival, un Gulbis que llegó a ser top ten en 2014, se colocó 4-2 arriba en el primer set. ¿Qué hizo Djokovic? Salvó el apuro y se apuntó los siguientes nueve juegos de forma consecutiva para encarrilar el encuentro.

“Estoy muy contento con mi actuación de hoy porque elevé el nivel de tenis en comparación con las dos primeras rondas y las últimas semanas. Estuve muy centrado en la pista”, dijo Djokovic tras las dos horas y 13 minutos.

Djokovic, de 30 años, llegó a Wimbledon tras una primera mitad de la temporada opaca. Sin embargo, celebró hace una semana el título de Eastbourne y parece encontrar cada vez mejores sensaciones sobre la hierba. El serbio tiene la posibilidad de sumar en Wimbledon el Grand Slam número 13 de su carrera y además podría recuperar el primer lugar del ranking. Para ello, tiene que ganar el título y que en la otra parte del cuadro ni Andy Murray ni Rafael Nadal alcancen las semifinales.

Las otras dos llaves de octavos de final por la parte baja del cuadro proponen también dos grandes duelos: por un lado un Milos Raonic-Alexander Zverev y por el otro un Dominic Thiem-Tomas Berdych. Los cuatro tenistas avanzaron ayer sin mayores apuros, pues ninguno se dejó un set en el camino.