Su nombre científico es Chelonoidis chilensis, conocida como tortuga terrestre o tortuga argentina. Habita principalmente en los bosques chaqueños y en menor medida en la región del monte. Tiene preferencia por aquellos bosques en los que crecen algarrobos, chañares y jarillas. Actualmente es considerada como una especie vulnerable. En Catamarca no existen estudios de su estado poblacional.

El biólogo Gonzalo Martínez, habló con Catamarca/12 sobre los peligros que acechan a este animal en la provincia. “Si bien no hay estudios que determinen el estado poblacional de las tortugas, al recorrer los ambientes naturales es notable el gran descenso poblacional de estas especies tan vulnerables, por lo que es muy probable que la tortuga terrestre esté al borde de la extinción en nuestra provincia”, dijo.

Según la última categorización realizada en el año 2012 por la Asociación Herpetológica Argentina clasificó a esta especie como Amenazada, mientras que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza la cataloga en estado Vulnerable (VU). “Lo cierto es que cada vez se ven menos tortugas en su hábitat natural y esto se debe a las acciones ilegales de los seres humanos, una de ellas es el tráfico ilegal por el mascotismo. Mucha gente compra tortugas para tener en sus casas sin saber el daño ecológico que están causando. Los animales no domésticos no son mascotas. Ellos cumplen un rol fundamental en los ecosistemas que habitan y es imprescindible que se queden allí”, explicó el biólogo.

Las tortugas argentinas pueden sobrepasar los 80 años de edad en su vida salvaje pero lamentablemente se ha visto que dicha longevidad se ve significativamente reducida cuando se la tiene como mascota debido a intoxicaciones o depredadores no presentes en su hábitat natural como perros o gatos. Los animales domésticos pueden atacar a esta especie, produciéndole heridas de gravedad.

El bosque es su hábitat natural y contiene todo lo que ellas necesitan para sobrevivir. Se alimentan de hojas de diferentes plantas, como gramíneas, cactáceas y otras suculentas. Anidan en cuevas que ellas mismas hacen en el suelo o bien aprovechan las que ya hicieron los roedores subterráneos.

Por otra parte, las tortugas llegaron a esta situación de vulnerabilidad también por la reducción, modificación y destrucción del hábitat, debido a la expansión de la frontera agropecuaria.

“Gracias a la creación de varias áreas naturales protegidas se ha logrado estabilizar la población de muchas especies, incluidas las de las tortugas, en aquellos sectores que se protegen mediante Parques o Reservas Naturales, pero se necesitan de más áreas protegidas para evitar las extinciones localizadas en cada ecorregión”, detalló Martínez.

Por último explicó: “Se necesitan de medidas urgentes de conservación y sobre todo educación para que tanto los vendedores como los compradores entiendan cuán importante es que los animales silvestres deben estar en sus hábitat naturales”.