Barrio Lindo entendió a la perfección lo que es el arte de patear el tablero. Y para muestra está su nuevo disco, que rankea bien arriba en una categoría que no suele estar en los balances decembrinos: la de "sorpresa del año". Luego de militar en la folktrónica y la cumbia digital, al punto de que se convirtió en una de las figuras de la tercera generación de esa escena, Agustín Rivaldo decidió probarse en el jazz bajo su mismo álter ego.

"Tras 10 años de Barrio Lindo, y con lo aprendido en la electrónica, me enfoqué en hacer un disco con una escucha más relajada y profunda, sin la posibilidad de ser aplicada a la pista de baile. Ese fue el punto de partida", explica sobre Espuma de mar, publicado en septiembre.

--¿Cuándo empezaste a pensar en darle un giro a tu propuesta?

--En 2019 participé por segunda vez en un festival húngaro muy grande, llamado Ozora. Ahí vi dos shows que me explotaron la cabeza. Uno fue Jeff Mills con Tony Allen, y el otro fue el de la banda senegalesa Ndagga Rhythm Force junto la leyenda alemana del techno Mark Ernestus. Después, en Okinawa, Japón, me propusieron hacer un show con un saxofonista de afrobeat. Aunque fue sin ensayo, estuvo increíble. Ahí sentí que estaba listo para hacer algo que viniera por el lado de la improvisación. Me dieron ganas de explorar, de tocar con instrumentistas.

En aquel momento, Barrio Lindo estaba instalado en Berlín, lo que le permitió girar por todo el mundo. Pero nunca logró conectar con la escena local. Mientras tanto, el sonido patentado por el colectivo Zizek empezó a virar hacia otro lugar. "Siento que la escena se estancó, y que la pandemia llevó a muchos productores a otro lado. Si escuchás lo último de Nicola Cruz, es más techno", dice Agustín.

"Lo que pasó entre 2015 y 2020 fue increíble, pero se volvió repetitivo", señala. Y además reconoce que él también se agotó del mundo electrónico. "Así conecté con el nü jazz y el spiritual jazz de Londres, que en los últimos años está súper fuerte."

► Volver al barrio

A partir de eso, se propuso abordar un proyecto en formato de banda con el que pudiera poner a dialogar a la electrónica orgánica y al jazz. Tal como hicieron antes St. Germain, Jimi Tenor o Matthew Herbert. Entonces el artista no solo regresó al país, sino que también se estableció de vuelta en la zona sur del Gran Buenos Aires, en su Burzaco natal, con el disco terminado.

"En enero de 2020, estaba de visita y convoqué a un montón de amigos para que me acompañaran en el proceso", evoca. "Traje algunas cosas crudas, pero la mayoría del disco la hicimos en el estudio durante esa semana." La grabación fue a la vieja usanza y el proceso fue sustancioso. La idea era explorar los timbres acústicos para darles "una vuelta de rosca que coincidiera con el sonido que venía explorando", justifica Barrio Lindo.

Conformado por ocho tracks, el repertorio arranca arriba con Seguí, suerte de oda postrockera que invita a imaginar a Prepare Your Coffin de Tortoise pero recreado por The Cinematic Orchestra. "Ese track es el puente entre mi pasado y mi presente", afirma el productor y músico. "Si bien tiene un tempo rápido, en contraste con lo que siempre hice, cuando lo armé imaginaba la unión de drum and bass y tango."

Una vez que Espuma de mar levanta el telón, se torna en un viaje de matices y tornasoles. "Migrante y Azufre tienen una exploración por debajo de lo rítmico, inspirada en el afrobeat y en la exploración de lo tímbrico", revela.

--Sigue sonando a Barrio Lindo, ¿perdiste algo en el proceso?

--Acá está presente la música popular latinoamericana, pero sin abordar instrumentos folklóricos. Hay un charango por ahí metido, aunque muy de fondo. El resto es muy jazzístico: trompeta, saxo tenor y baterías. Abandoné dos cosas esenciales: la máquina de ritmo y los samples, y la receta de componer de forma electrónica y digital.

Este punto de inflexión de Barrio Lindo coincide con una época de la música local en la que se está hilvanando un groove a lo argento, que atraviesa al hip hop, al trap, al funk y al jazz. Agustín cree que su propuesta dista de las otras, por más que sea contemporánea con este auge del ritmo. "La siento muy ajena a muchas cosas que escuché sobre todo en el jazz joven", asienta.

--¿En qué sentido?

--Quizá el punto de conexión con la escena joven local esté en la participación de Camila Nebbia en el disco. Es una de las músicas de jazz más inspiradoras e increíbles que hay en este momento. Viene de un lado más noise y experimental, menos tradicional o conservador, que se permite jugar con las sonoridades. Para una sala de jazz, el proyecto no es realmente jazzero. Tampoco el mío es un disco propiamente de jazz, por más que esté influenciado por el género. No sé cómo lo clasificaría.

--¿Por qué decidiste hacerlo enteramente instrumental?

--Cuando probé, se me iba para otro lugar. Si bien tuve cantantes en mis otros discos, en este caso mi intención era que los invitados pasaran por otro lado.

► Calor y adrenalina

Rivaldo nunca formó parte de una banda. Su formación instrumental es como guitarrista y bajista, dos de los instrumentos que tocó en el disco, así como el triple colombiano, la kalimba, el sintetizador y el piano. "La exposición me genera calor y adrenalina. A diferencia de con la electrónica, acá estoy de capitán de un barco que está navegando por primera vez. Mi intención es que haya seis músicos en escena, aparte de mí. Y que vayan variando según el show", comparte.

Espuma de mar ya cuenta con la bendición de Pedro Canale (el genio detrás de Chancha Vía Circuito), quien en buena medida es el mentor artístico de Barrio Lindo. "Pedro fue uno de los primeros que escuchó el disco", comenta Agustín. "Tenemos una amistad fuerte, a tal punto de que nos cruzamos las cosas que están en proceso. Es de esas voces a las que uno le presta atención."

--Nicolás Brushi, otro ahijado de Pedro, también pateó el tablero como vos.

--Con Nico salimos del mismo workshop que hacía Chancha. Somos como hermanos musicales. El EP de Las Olas (la banda de Brushi, músico y productor al que también se le conoce por su alias próximo a la cumbia digital, Sidirum) y este disco mío se hicieron en paralelo. Hay conexión en cuanto a proponer otra música y otra forma de escuchar.

Barrio Lindo presentará su nuevo álbum, que tendrá edición en vinilo, este sábado 22/10 a las 19 en zona sur, en un espacio poco habitual para hacer shows en vivo: una carpintería. Por lo particular del lugar, el artista decidió revelar la dirección del predio una vez que se saque la entrada para el evento.

"Antes de ser productor era luthier, y me parecía que el lugar cerraba por todos lados. Está a diez cuadras de donde grabé el disco, y se conecta con la madera", describe el artista publicado por el sello Shika Shika, por donde vio luz el álbum.

--¿Qué expectativas tenés?

--Me va increíblemente bien en Japón, y toqué hasta el cansancio en Europa. Pero en Argentina la tuve que remar mucho. Eso me genera inspiración.