Este Mundial ha podido con todo. Se lo merece. Padece de “horror vacui”: donde percibe una ausencia, coloca una prótesis. Rellena los huecos con realidades imaginadas. Si las ortopedias emocionales resultaran tan visibles como las físicas, nos asombrarían las cantidades que se refugian en nuestras almas. Este Mundial es experto en fabricar prótesis emocionales. El evento sigue adelante. A pesar de los miles de muertos en la construcción de los estadios, de la obscena corrupción política y financiera, de los 30 grados a la sombra en que se jugarán los partidos, y de exigir al colectivo LGTBI+ que deje en casa las emociones profundas y las demostraciones afectivas. Una visita sin manos, sin labios, sin besos. Esa forma de “ir” sin “ir”, de “estar” sin “estar”. Ha podido con todo. Qué talento. Se lo merecen.

Este Mundial se ha metido en nuestras camas como un amante festivo, inocente, fabricando una estética tan cuidada y convincente que, como los buenos detergentes, nos limpia la realidad y la mirada.

Pero la verdad es otra. “Sin la intervención de última hora de Nicolás Sarkozy sobre Michel Platini, Qatar no habría tenido nunca el Mundial”, expresaba Josep Blatter, al diario francés Le Monde. “Es la primera vez que una intervención política cambia una gran decisión del fútbol”, sentenció. Las declaraciones de Blatter han servido, una vez más, para que se vuelva a abrir la investigación de la fiscalía francesa sobre presunto tráfico de influencia, soborno y corrupción del expresidente Sarkozy. 

Blatter ligó el apoyo del mandatario a la compra del París Saint Germain –el equipo de Messi– por un fondo soberano qatarí y “a algunas prebendas relacionadas a las grandes actividades económicas entre Qatar y Francia”. El expresidente de la FIFA se vio obligado a dimitir el 2 de Junio de 2015, cuatro días después de ser reelegido al frente de la entidad. Poco tiempo después, Michel Platini, era detenido por la Fiscalía Nacional Financiera por presunta participación irregular en la compra de votos para el emirato. 

El exfutbolista participó el 23 de noviembre de 2010, en una comida organizada en el Palacio del Elíseo, por el entonces presidente de Francia, junto al emir de Qatar Hamad Ben Khalifa Al-Thani, pocos días antes de la votación. Blatter mantiene que en esa reunión se decidió cambiar los cuatro votos que favorecieron al emirato. La fiscalía podría imputar, en los próximos meses, a Nicolás Sarkozy, a Michel Platini, y a Gianni Infantino, como segundo responsable de la FIFA en el mandato de Blatter.

El fútbol es un territorio para el asombro. Siempre hay algo nuevo por descubrir, un detalle, un gesto, una sombra. En ocasiones es un viaje esotérico de magos, embaucadores, ilusionistas, impostores, encantadores de serpientes, magnates, multimillonarios, políticos. El 27 de enero de 2018, en el estadio Parque de los Príncipes, el presidente Mauricio Macri se encontraba por tercera vez (en los últimos cuatro años), con Nicolás Sarkozy, con Gianni Infantino, nuevo presidente de la FIFA, y el ya dimitido de la UEFA, Michel Platini. Los cuatro compartieron con una sonrisa la fría noche parisina. Hoy, Mauricio Macri es presidente de la Fundación FIFA, y Sarkozy, Infantino y Platini, pueden ser imputados por la justicia. Es ese fútbol de amiguetes, tan tóxico y corrosivo, que practica el probable candidato. En casa, con jueces y fiscales, y fuera, con corruptos y posibles imputados.

(*) Ex jugador de Vélez, y campeón Mundial Tokio 1979.