Los resultados de investigaciones centradas en la mortalidad por cáncer y anomalías congénitas en las provincias de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos en los últimos 20 años arrojaron que tanto las tasas provinciales como departamentales se encontraron por encima de las nacionales. En el desarrollo de estos proyectos, realizados en el marco de la Red Interuniversitaria en Ambiente y Salud de la Región Centro (Redinasce), creada en 2016 y financiadas por el Ministerio de Salud de la Nación y la UNR, plantearon que dos posibles escenarios ambientales podrían explicar esta situación: su actividad agrícola y la calidad del agua de consumo. "Se encontraron asociaciones entre la mortalidad por cáncer, sobretodo en hombres, y variables ambientales como las superficies sembradas y la contaminación del agua con arsénico", señalaron. Si bien el análisis muestra que las tres provincias presentan una tendencia decreciente en la mortalidad por cáncer, tanto en hombres como en mujeres, remarcaron que "también se visualiza una concentración de la mortalidad en ambos sexos en el sureste de Córdoba que, en el transcurso de los quinquenios, parece moverse hacia la frontera norte entre Santa Fe y Entre Ríos, lo que es llamativamente coincidente con el corrimiento de la frontera de cultivos que ocurrió en los últimos años". En una segunda etapa, la investigación estará enfocada en mortalidad infantil y cáncer, y otra en enfermedades neurodegenerativas.

El desarrollo de estos proyectos fueron presentados por los investigadores de las seis universidades públicas de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos que conforman la Redinasce, el pasado viernes en la Sede de Gobierno de la UNR. "En esta primera etapa la investigación se enfocó en la problemática de cáncer y en anomalías congénitas, ya que en Argentina el gran problema que tenemos es que no hay registros, los pocos que existen son en general hospitalarios, lo cual deja a fuera a más del 50% de la población que tiene otro tipo de cobertura, y suponiendo que todos los registros fueran exhaustivos, y lo mismo pasó con anomalías congénitas", describió el médico e investigador de la UNR, Alejandro Oliva.

"Santa Fe tiene una ley de denuncia obligatoria de cáncer desde hace varios años pero no se reglamentó, con lo cual habría un poder de policía que le exigiría a cada uno de los médicos que están dedicados a ese tema que tienen que hacer una denuncia obligatoria. Habíamos convocado a esta jornada a las tres agencias de Cáncer y el Instituto Nacional del Cáncer para intentar proponer una suerte de Observatorio, pero no pudieron venir, por lo que reprogramamos la reunión para tratar de mostrarle estos resultados", agregó Oliva, quien está a cargo del Programa de Medio Ambiente y Salud del Centro de Estudios Interdisciplinarios UNR.

El investigador aclaró que "se trata de estudios ecológicos, que no indican causa de enfermedades, pero si muestran que el problema existe, abren nuevas hipótesis, hay que confirmarlo haciendo mediciones moleculares en los enfermos frente a los no enfermos, una serie de estudios que confirman los estudios ecológicos. Y además, permite desde el punto de vista de salud pública proponer medidas de precaución, sabiendo que uno tiene problemas en estos departamentos". 

Leandro Duarte, médico especialista en oncología clínica; Florencia Delgado, licenciada en sociología; Néstor Di Leo, ingeniero agrónomo; Sergio Montico, ingeniero agrónomo y doctor en ingeniería, y Oliva, fueron los investigadores de la UNR que elaboraron al artículo "Análisis y tendencias de la mortalidad por cáncer en la Región Centro, 1992-2016", publicado en la revista Argentina de Salud Pública en mayo del año pasado. 

El trabajo también tuvo en cuenta el el factor sociodemográfico; es decir, las condiciones socioeconómicas, el nivel de educación y la cobertura de salud. En ese punto aportaron al análisis la doctora en demografía, Carola Bertone, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la Universidad Nacional de La Rioja, y la doctora en demografía María Alvarez de la Universidad Nacional de Villa María.

Investigadores de la UNR estudian las causas de la mortalidad. 

Los investigadores indicaron que las altas tasas de mortalidad encontradas en la Región Centro ya habían sido observadas en la década del 80 y aún persisten. En el análisis por provincia, todas las tasas -tanto en hombres como en mujeres- se encontraron por encima de la media nacional para su respectivo quinquenio, a excepción de Córdoba en 2007-2011, que en hombres y mujeres fue por encima de la media nacional pero en el límite de la significancia. 

"Si se tiene en cuenta la diferencia por sexo, las tasas de hombres fueron comparativamente más altas que las de mujeres en las tres provincias y en todos los quinquenios analizados. Los mayores niveles de mortalidad por cáncer se observaron en Entre Ríos para hombres, con un máximo de 185,9 cada 100.000 habitantes, en el quinquenio 1992-1996, y los más bajos para mujeres en Córdoba, con un mínimo de 88,1 cada 100.000 habitantes", agregaron.

Desde un abordaje regional, la investigación arrojó que las tasas más altas por quinquenio se encontraron en los hombres y en los siguientes departamentos: Colón, Entre Ríos, con una tasa de mortalidad de 222,8; Islas del Ibicuy, Entre Ríos, con 207,4; Gualeguay, Entre Ríos, con 184,1; Sobremonte, Córdoba, con 187,7, y en Vera, Santa Fe, con 172,5, valores situados en todos los casos muy por encima de los nacionales y las respectivas tasas provinciales. Mientras que los departamentos que presentaron tasas altas de forma persistente durante los cinco quinquenios fueron Presidente Roque Sáenz Peña y San Justo (Córdoba) en hombres, y Vera (Santa Fe) en hombres. 

En el artículo "Mortalidad por cáncer, arsénico y nitratos en aguas de consumo y superficies sembradas en Argentina", publicado por el mismo equipo de investigación en la Revista Panamericana de la Salud Pública en el pasado mes de agosto, se analizaron decenios de superficies sembradas totales (SST) y el porcentaje de población expuesta a niveles elevados de arsénico y nitratos en aguas de consumo en relación con las tasas de mortalidad total (TMT) y órgano-específica (TME). 

Los resultados de las investigaciones determinaron que "se hallaron correlaciones positivas y significativas entre los dos primeros decenios de SST y el primer decenio de TMT, así como correlaciones con cáncer de pulmón, páncreas y colon en hombres; y con cáncer de colon en mujeres. Los niveles elevados de arsénico se asocian con las TMT en ambos sexos y en todos los decenios, aunque de manera específica con cáncer de pulmón en hombres. No se hallaron correlaciones significativas con nitratos".

"La asociación entre las SST y las TMT y TME presentan mayor intensidad cuanto más cerca están entre ellas temporalmente, y expresan un mayor impacto de los cultivos más antiguos. La asociación entre las TMT y el consumo de aguas arsenicales, así como la hallada en TME de pulmón en hombres y colon en mujeres, muestran que esta exposición histórica es central para entender las condiciones epidemiológicas regionales. Se deben explorar fuerzas sinérgicas entre estas variables", plantearon los investigadores en las conclusiones del trabajo.

En una segunda etapa, que irá hasta el 2026, Oliva adelantó que se abrirán dos líneas nuevas de investigación que ya fueron presentados para su acreditación. Una relacionada con mortalidad infantil y cáncer, definida como prioritaria por el Ministerio de Salud de la Nación, y otra sobre enfermedades neurodegenerativas, sobretodo en Parkinson y Alzheimer, que representan el 80% de este tipo de enfermedades. 

"Hace años que en Francia, el Parkinson está considerado enfermedad profesional de los agricultores y de los fumigadores, Desde el punto de vista ambiental, ambas enfermedades están relacionadas con lo mismo, agroquímicos y arsénico, además de las variables sociodemográficas que son muy fuertes", destacó el investigador. Estos proyectos, agregó Oliva, se realizarán en conjunto entre la UNR, la UNC y la doctora Guadalupe Vera, investigadora del Instituto Max Planck.