Rogelio Mayta llegó a Buenos Aires para participar de una nueva reunión de cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), pero no pierde un segundo de vista la tensión que se respira en Bolivia por el censo nacional. El departamento de Santa Cruz, bastión de la oposición, cumple desde el sábado un paro y huelga indefinida exigiendo que el censo se desarrolle en 2023. Este debía realizarse en noviembre próximo, pero el gobierno lo pospuso para 2024 argumentando problemas técnicos. A Mayta le preocupa esta reacción injustificada de la ultraderecha boliviana, aunque aclara que el paro "ya se ha visto bastante mermado porque la población boliviana lo que quiere es trabajar para evitar que la economía de la cotidianidad se detenga".

En diálogo con PáginaI12, el ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia celebra este encuentro entre pares en Argentina para pensar en soluciones desde y para la región. "En este momento Latinoamérica se debe a sí misma un proceso de reflexión, no creer en cantos de sirena y más bien creer en sí misma, en las potencialidades que tiene, en procesos de búsqueda de un horizonte común", explica Mayta, quien además alerta sobre un futuro "colapso climático" si no se pasa de los discursos a los hechos en materia ambiental.

- ¿Por qué hay un rechazo tan encendido de ciertos sectores a algo tan básico como un censo?

- El censo es un proceso eminentemente técnico. Se realiza cada determinado tiempo por el orden de un período más o menos de diez años, pero en esta ocasión ha tenido una demora por la pandemia y el gobierno de facto de Jeanine Áñez. En la actualidad, la previsión técnica determina que se pueda realizar razonablemente en el año 2024. Esta situación ha sido asumida por la extrema derecha en mi país como una bandera, la posibilidad de que ese censo se realice en 2023 para generar cierto tipo de adhesión de la población, diciéndole que si se hace el censo en 2023 puede que lleguen recursos económicos antes a la región que tiene más población, o que se va a tener más representación en el Congreso. Está bien, eventualmente en algún momento va a suceder eso cuando se realice el censo. Pero los técnicos dicen que eso puede realizarse razonablemente para 2024. Y el gobierno, atendiendo inicialmente a todos esos pedidos de que pueda tratar de tenerse un censo en un tiempo menor, ha establecido que haciendo esfuerzos puede concretarse el censo entre abril y mayo de 2024. Eso ha generado que estos grupos de extrema derecha, expresados fundamentalmente en el Comité Cívico Pro Santa Cruz hayan arriado las banderas del censo 2023 con mucha intransigencia. El paro en Santa Cruz se está desarrollando todavía, es parte del derecho a la protesta, pueden tener una posición ideológica muy lejana del gobierno pero nosotros escuchamos razones, escuchamos criterios y vamos a agotar todos los escenarios de diálogo posible.

- Con este tipo de expresiones, ¿aparecen los fantasmas del golpe de 2019?

- El 2019 fue otra situación. La derecha había abierto un proceso de acumulación de fuerzas desde un discurso de odio que fue calando muy hondo en la sociedad boliviana. Y había un hecho que gatilló toda la violencia que fue el proceso electoral. En este caso no existen esos elementos, existen aspiraciones de algunas regiones en Bolivia que quieren mayor representación, mayores recursos, pero no parece ser trascendental si lo hablamos en términos temporales. Estamos hablando de que están llevando adelante todo un paro cívico en medio de un discurso un poco engañoso. Sin lugar a dudas el censo no es una causa que debiera motivar un paro o una movilización como lo está haciendo la ultraderecha.

- ¿Con qué expectativas llega a esta reunión de Celac?

- América latina y el Caribe vienen de malas experiencias. La verdad es que no nos fue bien con el mundo unipolar, pero tampoco nos fue bien cuando el mundo estaba dividido en esas dos grandes áreas entre Occidente: Estados Unidos y la OTAN, la URSS y el Pacto de Varsovia. Nuestros países, denominados en vías de desarrollo, siempre terminamos de caer en sus esferas de influencia. Y eso terminó por definir la expoliación de nuestros recursos naturales por un lado, y por el otro el sometimiento, a veces más disimulado y otras de forma cínica. La última vez que en el mundo ha habido bipolaridad, Estados Unidos inventó la Doctrina de Seguridad Nacional. Y en Latinoamérica se han dado una serie de gobiernos militares que se han sustentado en violación de derechos humanos y rompimiento del orden constitucional. Entonces creo que en este momento Latinoamérica se debe a sí misma un proceso de reflexión, no creer en cantos de sirena y más bien creer en sí misma, en las potencialidades que tiene, en procesos de búsqueda de un horizonte común. En ese afán la Celac viene a ser un buen medio.

- En el marco de esa integración, algunos medios informaron que las cancillerías de Argentina, Chile y Bolivia estarían avanzando en un acuerdo tripartito sobre la producción y comercialización del litio. ¿Puede confirmarlo?

- Es algo que de alguna manera ha estado flotando en el ambiente desde hace tiempo. Bolivia ha impulsado un proceso a través de su ministerio de Hidrocarburos y Energías, un tiempo atrás con una serie de reuniones y de conversaciones a nivel técnico. Por otro lado se ha conversado también de posibilidades de aunar esfuerzos no solamente entre Bolivia, Chile y Argentina, en su momento también conversamos con México. Es algo que está ahí y que estimo en un momento prudente nuestros países van a avanzar según sea lo más oportuno. Es una gran posibilidad.

- ¿Como espera la segunda vuelta del domingo en Brasil? Puede ser crucial para la región.

- Como en todo proceso electoral lo importante es primero la voluntad del pueblo, que ese proceso electoral se lleve adelante sin ningún tipo de interferencias o situaciones que puedan empañarlas. A la distancia les deseamos siempre lo mejor a un pueblo hermano como el brasileño.

- Le pregunto esto porque en septiembre el expresidente y actual candidato Lula da Silva se comprometió a agilizar el ingreso de Bolivia al Mercosur, en caso de ser electo. ¿Lo entusiasma esa posibilidad?

- Nosotros estamos en proceso de adhesión, tal vez en un proceso más prolongado de lo que habíamos pensado inicialmente. Y precisamente en este momento está siendo demorado ese proceso por decisiones del Congreso brasileño. Pero nosotros, pese a ese tiempo y esas demoras, creemos que todavía sigue siendo una buena alternativa para Bolivia la adhesión al Mercosur. Vamos a seguir con el procedimiento que nos marcan las reglas internas, y esperamos que en cualquier situación se pueda llegar a una conclusión con nuestra adhesión plena.

- Días atrás en la asamblea de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) usted dijo que el mundo está al borde de un colapso climático. ¿A qué se refiere exactamente?

- Yo se los puedo ejemplificar así de claro. La ciudad de La Paz encuentra a 3.600 metros de altura. Hay un cerro que se llama Chacaltaya, un nevado donde se practicaba esquí. Ahorita no tiene nieve. Eso ha hecho el calentamiento global. Lo vemos en la cotidianidad nosotros que vivimos en la montaña, en nuestra cordillera. Se decía que debíamos evitar que lleguemos a un calentamiento que suba la temperatura más allá de 1,5 grados, y hay estudios que nos dicen que ya llegamos. Nos resulta a nosotros poco razonable que con el raciocinio que tenemos como especie, no seamos capaces de cambiar las cosas. Seguimos dando discursos en cada COP (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), asumiendo compromisos que no cumplimos. De esa forma lo único que estamos haciendo es exponer a la Madre Tierra al colapso, enfrentar a la humanidad a su potencial extinción.