En El comisario Moyano Dardo Dozo propone una “novela policial teatral”. Parte del policial para cruzar lenguajes y formatos. Así, El comisario Moyano, que se presentará este sábado a las 11 en Ayacucho 357 con la presencia de Víctor Hugo Morales, parte del formato del típico libreto teatral para transcurrir como un relato que puede leerse como novela o, incluso, como serie.

El primer volumen incluye cuatro historias en orden cronológico: “El deseo de no ver” transcurre en verano, “Bajo el signo de la sangre” en otoño, y “Romeo encadenado” y “Las razones del viento” en invierno y primavera, respectivamente. Además, anticipa su autor a Página/12, ya está en camino un segundo libro donde Moyano sigue desentrañando casos. Dozo es director y dramaturgo y esa extensa formación marca su estilo literario. De hecho, toda la novela puede leerse como una sucesión de libretos para una serie narrada no en la pantalla sino sobre las tablas. Y las didascalias (esas acotaciones y notas al margen de los libretos, pensadas para quien monte la obra) aquí operan como un recurso narrativo paralelo para ayudar al lector a construir en su imaginación el relato.

-¿Por qué se volcó al policial?

-Amo los policiales por cómo trabajan sobre los indicios, porque buscan provocar al que lee a que busque indicios, descubra, genere sus propias investigaciones sobre lo que va aconteciendo. Mi idea en este caso fue articular la escritura como un desafío, un lugar de investigación con diversidad de espacios narrativos. Parte de un hombre, un comisario, que ama leer, que ama la música clásica, cocinar para sus amigos y está a punto de retirarse. Creo que cada autor tiene mucho que ver con sus obras. Lo que hace este comisario es unir los casos a resolver a partir de libros que ha leído. Y me pareció que podía ser un personaje muy querible y además transmitir temas de literatura y música clásica, algo que me interesa transmitir como pedagogo.

-¿Hay una búsqueda pedagógica también?

-Tratar de fomentar que se lea teatro. El teatro es algo bastante complejo y muchas veces no muy atractivo para gente que no transita esa profesión. Entonces, acercar una lectura teatral a mucha más gente es algo que quiero proponer. Por eso en realidad el formato tiene que ver con haber novelado las didascalias. En teatro, las didascalias son las anotaciones o acotaciones que una obra posee. Nada más que cuando se redactan en un texto teatral son mucho más técnicas, contextualizan para quien monta la obra.

-Aquí asumen otro formato.

-Acá la idea fue que estas acotaciones sean la voz narrativa que busque generar un diálogo con quien lee a partir de diversos guiños, humor, ironías, hasta pensamientos de los personajes o personificaciones de elementos. Por ejemplo, una luna que de pronto observa la situación y piensa, o elementos de una casa que van cobrando vida. Creo que es una forma de sumar posibilidades a la narrativa.

-¿Cuáles son sus influencias dentro del género policial? ¿Por qué abordarlo en teatro, donde no es muy frecuente?

-Cuando pienso en autoras o autores, Manfeld, Camilieri, Christi, Perri, y tantos más, todas esas novelas fueron llevadas al cine o series. Y me pregunté por qué no llevarlas a la sala teatral, como si fuera una serie televisiva. Así nace ese libro y el que va a venir. Este tiene cuatro obras, cuatro casos, con personajes que se van sumando. Y esto que normalmente se lleva más a una serie que a una sala de teatro. Podemos pensarlo más así, como una saga de obras teatrales.

-El comisario Moyano entonces es tanto una novela como un libreto.

-Mi trabajo como director y libretista influyó mucho, porque además de ser adicto lector, ser autor y dramaturgo me permite en esta narrativa ingresar además las circunstancias y conflictos, el trabajar desde esas acotaciones noveladas, permitir a quien lee que se imagine lo que se ve en escena. Que así hacer su propia obra teatral, más que su propia película.