Me busco lejos              5 puntos

Argentina, 2022

Dirección y fotografía: Diego Lublinsky.

Música: Lucy Patané.

Duración: 91 minutos.

Intérpretes: Graziele Moreira, Diego Lublinsky, Estela Kiesling, Xenia Ricas Anjo.

Estreno en Malba (domingos 18 hs) y Cultural San Martín (viernes 4, sábado 5 y domingo 13 a las 19; domingo 6 a las 17 hs; viernes 11 y sábado 12 a las 21 hs).

“Había terminado una película, acababa de tener una hija, mi hermano había muerto y yo me iba de viaje. ¿Estaba huyendo?” Como su título lo indica, Me busco lejos es una película de viajes. De viajes en primera y tercera persona, viajes de ida y vuelta, viajes a lugares cercanos y otros más lejanos, viajes breves y largos. Si los protagonistas huyen o se buscan es tarea más de un psicoanalista que de un crítico de cine. Lo que éste sabe es que Diego Lublinsky, correalizador de Hortensia (2015) y en solitario de Amor urgente (2018), decide viajar al estado de Rio de Janeiro para seguir el trayecto de su cuñada, Graziele, que está por viajar a Buenos Aires, donde por un tiempo se alojará en casa del director. Mientras narra el trayecto de Graziele, Lublinsky narra también el suyo, junto a Graziele, y recuerda otros viajes que hizo en el curso de su vida.

Graziele tiene 20 años, es medio-hermana de la esposa del realizador, tenía un año cuando su mamá falleció, tiene una novia desde hace poco tiempo y hasta ahora vivió toda su vida en la pequeña islita donde nació, a 40 km de Rio. Decidió estudiar en la UBA, daría la impresión de que en forma algo intempestiva, y como viene con lo justo Lublinsky, esposa e hija le darán alojamiento por nueve meses. Pero la chica de la isla parece impresionada por la ciudad, ya que desde hace dos meses no sale a la calle, casi no habla y tampoco está estudiando ni trabajando. Las cosas empiezan a ponerse densas en casa de los anfitriones y deberá tomar una decisión.

Con el trayecto de Graziele se entrelaza una reconstrucción de su infancia y el periplo del propio realizador, que recuerda sus viajes (a Brasil, a España) y padece de un pinzamiento de vértebras que lo está matando. Se pone en relación la historia de infancia de Graziele (la ausencia de la madre, el padre que la deja al cuidado de los abuelos, la condición gay, la salida del closet y el padre que le quita la palabra) con la de Lublinsky, a quien sus padres mandaron al psicólogo tempranamente y no sabe por qué. Si bien Me busco lejos tiene una narración fragmentada y no lineal, se extraña una mayor profundización, sobre todo en el personaje del propio Lublinsky, a quien parecen faltarle piezas para componer el rompecabezas.

La historia personal del realizador tiene a definirse por un único trazo: viajó a Brasil a practicar surf. ¿Sólo a practicar surf? ¿Para qué viajó a España? ¿Cómo conoció a su esposa? En algún caso se trataría de tirar un poco del hilo, para desarrollar más alguna historia. La del largo peregrinaje para poder curar el pinzamiento, que incluye osteópatas, quiroprácticos y hasta terapia de constelaciones. ¿No hubiera estado bien asistir a ese recorrido entre desesperante e irónico (tan semejante al de Nanni Moretti en Caro diario), en lugar de resolverlo en un relato oral de 30 segundos?