Oscar Aguad dejará de ser Ministro de Comunicaciones para transformase en titular de Defensa. Tras de sí desaparecerá también un ministerio creado con la única finalidad de desguazar la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (26.522) y habilitar negocios mediáticos para los grandes grupos concentrados de comunicación que hoy trabajan a destajo para el gobierno que encabeza Mauricio Macri. En poco más de un año Aguad cumplió con la misión que le encargaron. Al ponerlo al frente de la cartera de Defensa seguramente Macri agradece a él y al radicalismo por tan eficaz cumplimiento de la tarea asignada. Mérito mayor el de Aguad dada su ignorancia manifiesta sobre cuestiones relativas a los temas de incumbencia de su ministerio. Carencia que el ministro supo suplir sin embargo con una cuota enorme de cinismo –“virtud” que comparte con otras figuras del gabinete presidencial– demostrada, por ejemplo, al justificar el final de Fútbol para Todos. “Los pobres que no pueden ver fútbol de una u otra forma se las arreglan para robar cable”, declaró a una emisora cordobesa.

Aguad se va del Ministerio de Comunicaciones sin que se conozca una línea del proyecto de ley de comunicaciones convergentes que el gobierno había prometido ofrecer como insumo para la discusión de los legisladores pero antes para el análisis de los especialistas y de los interesados en el tema de la defensa del derecho a la comunicación. Las reiteradas demandas de diferentes actores, incluidas las organizaciones que integran la Coalición por una Comunicación Democrática, solo han sido respondidas con dilaciones y artilugios formales. Aguad y las autoridades del Enacom (Ente Nacional de Comunicaciones) dependiente de su ministerio, se encargaron de demorar cualquier definición de un marco legal mientras actúan por decreto para acomodar el negocio de las telecomunicaciones y de las industrias culturales sin otro criterio que su propio arbitrio, favoreciendo a socios, amigos y aliados del gobierno, sin ningún tipo de control ciudadano.

En el camino, también mediante decretos, resoluciones y decisiones administrativas, se fueron restringiendo más y más las posibilidades de sostener medios de comunicación plurales y democráticos. Como también sucede en otras áreas de las políticas públicas, el Estado incumplió sus responsabilidades para el fomento y sostenimiento de emprendimientos populares y comunitarios de comunicación. Uno de los programas más afectados es el conocido como Fondo de Fomento Concursable para Medios de Comunicación Audiovisual (Fomeca), establecido por el artículo 97 inciso f) de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que determina que el 10 por ciento de los recursos recaudados por gravámenes a los servicios de comunicación audiovisual deben estar destinados a “proyectos especiales de comunicación audiovisual comunitarios, de frontera y de los pueblos originarios”. La retención de estos fondos pone en riesgo la sustentabilidad de la comunicación popular y comunitaria con el perjuicio que ello implica para la comunicación democrática y para la misma democracia.

Pero para el ministro Aguad esto no representó un problema porque su misión era otra. Como broche de oro de su gestión Aguad prohijó la mega fusión entre Telecom y Cablevisión Holding, para conformar el más grande grupo monopólico de las comunicaciones en América Latina y uno de los mayores del mundo. Un negocio que no resistiría las regulaciones antritrust de países europeos como Alemania o Francia o del propio Estados Unidos y Canadá. Clarín considera “lógica” la fusión y Aguad, para no ser menos, asegura que “es buena para el país”. Demostrando una vez más la “complejidad” de su razonamiento el hasta ahora ministro sostuvo sobre el tema que una empresa “solo” podrá ser dominante “por las inversiones que haga”, y agregó, para resaltar el beneficio que la fusión aporta a un “mercado adormecido o en confort”, que “las otras (empresas) tendrán que apurar sus inversiones”. Aguad no encuentra contradicción alguna en que por decisión del macrismo la nueva mega empresa fusionada será la única que podrá brindar “cuádruple play” (servicios de telefonía fija, acceso a internet, televisión por cable y telefonía celular) desde el próximo mes de enero.

Afortunados somos los argentinos al no tener hipótesis de conflicto a la vista, porque si Aguad tuviera que ampararnos de un enemigo externo con la misma capacidad e idoneidad demostrada para proteger los  intereses y los derechos comunicacionales de los ciudadanos argentinos, deberíamos estar realmente preocupados.