De Brasil a las costas rioplatenses, y de allí a los Estados Unidos. Las geografías de los tres nuevos títulos presentados en la Competencia Internacional del 37° Festival de Mar del Plata son tan diversas como los temas que tocan (y la manera en que lo hacen). Saudade fez morada aqui dentro, opera prima en solitario del brasileño Haroldo Borges, parte de un concepto narrativo que vuelve a utilizar algunas de las enseñanzas del neorrealismo: filmar en lugares reales con actores no profesionales, escapando así de las trampas de la identificación inmediata de rostros y escenografías. La cámara está siempre muy cerca de Bruno, un adolescente de quince años del interior del estado de Bahía que, a simple vista, es un chico como cualquier otro. Pero la visión es justamente lo que anda mal en Bruno. La visita a una oftalmóloga confirma lo que tanto él como su madre y su hermano menor saben de sobra: los ojos del muchacho nunca mejorarán, la ceguera total es un destino prefijado por la genética.

Haroldo Borges deja que esa maldición física quede flotando en el aire durante la primera mitad de la película, concentrándose en la relación del protagonista con una compañera de escuela y una chica un poco mayor que él, amigas con quienes la posibilidad de un primer noviazgo no parece algo demasiado lejano. Más tarde, el cambio radical de vida resulta inevitable y acomodarse a las nuevas circunstancias no es nada sencillo. Firme candidata a llevarse el premio del público del festival, Saudade… esquiva inteligentemente los golpes debajo de la cintura, optando en cambio por una mirada tierna pero nunca edulcorada. Al fin y al cabo, el film de Borges es un coming-of-age (una historia de crecimiento, de cambio de época biológica) que prefiere la observación agridulce a las trampas del melodrama mal entendido. Notable performance del reparto de actores naturales, con quienes el realizador trabajó durante seis meses antes del comienzo del rodaje, para una película que tiene en su final circular –una inversión de la escena de apertura– un ejemplo perfecto de emoción cinematográfica, cuya sutileza es precisamente lo que la hace tan potente.

La uruguaya

La uruguaya es un extraño caso de película argentina independiente por encargo. Ana García Blaya, la directora de Las buenas intenciones, recibió la invitación del escritor Hernán Casciari y otros responsables de la revista Orsai para llevar al cine la novela de Pedro Mairal, fenómeno literario desde el momento de publicación, hace ya seis años. La historia sigue siendo la de Lucas, un escritor argentino y cuarentón con varias frustraciones a cuestas, cuyo viaje de un único día a Montevideo tiene una doble misión. Por un lado, cobrar en el banco algunos miles de dólares y traerlos de vuelta sin perder en la pesificación; por el otro, reencontrarse con una veinteañera a quien conoció fugazmente durante una visita previa al país vecino y con quien quedó en contacto. Casado y con un hijo, el protagonista, interpretado por Sebastián Arzeno, parece revivir con la posibilidad de una escapada romántica. “Se le encendieron de nuevo todas las lamparitas”, afirma la voz en off de su esposa en Buenos Aires, quien eventualmente descubre los detalles del viaje, las razones de la pérdida del dinero, el origen del lamentable estado de su esposo al regresar a casa.

Pablo se acerca a Magalí, “la uruguaya” (Fiorella Bottaioli), con la intensidad de una juventud imaginaria. En el transcurso de unas pocas horas se toma un buen whisky, comparte un paseo por la rambla, revisa alguna librería de usado, se hace un tatuaje impulsivamente y fuma los porros que no suele fumar porque se pone paranoico. La adaptación del texto a la pantalla, llevada a cabo por siete guionistas y un par de jefes de guion, según confirman los títulos de cierre, potencia los elementos de policial negro presentes en la novela sin hacerlos explícitos, reconstruyendo la figura de la femme fatale a partir de la mirada del héroe/narrador. La gran novedad de la versión cinematográfica es la aparición de otra mirada que hace las veces de súper narradora: la mujer de Pablo, encarnada por Jazmín Stuart, que de esa manera desdibuja el eje narrativo exclusivamente masculino del texto, inyectando en el relato una suerte de “deconstrucción” del libro de Mairal.

Andrew Bujalski (Computer Chess, Funny Ha Ha), uno de los nombres más relevantes del cine independiente estadounidense contemporáneo, aportó el noveno largometraje presentado en la Competencia Internacional marplatense. Se trata de un producto “pandémico” en el cual ninguno de los actores interactuó con el resto del reparto durante el rodaje, lo cual no es necesariamente evidente en una primera visión. Mérito absoluto de una de las herramientas narrativas más poderosas del cine, el plano-contraplano, que aquí es utilizado como si se tratara de un experimento para demostrar sus posibilidades, aunque de una manera no intrusiva en la historia. O, mejor dicho, en las historias, ya que la película está integrada por una serie de seis escenas en las cuales un par de personajes intercambian palabras y miradas. Teniendo en cuenta la particularidad de la filmación en solitario, el título There There puede traducirse literalmente como “allí, allí” o bien como correlato de la expresión en español “bueno, bueno”, usualmente pronunciada para calmar a alguien.

There There

Todo comienza con la pareja interpretada por Lili Taylor y Lennie James, quienes acaban de despertar luego de una noche de sexo casual que podría no serlo en el futuro. Más tarde, el personaje de Taylor conversa con una asistente social, responsable de hacer un seguimiento de su alcoholismo, que deriva en la inesperada revelación de las extrañas creencias y actividades de su asistente anterior. En el tercer segmento será la asistente quien mantenga una caldeada discusión con la maestra de su hijo adolescente, instancia que a su vez se liga indirectamente con la cuarta escena, una charla telefónica entre un abogado (Jason Schwartzman) y un joven empresario tecnológico. Algunos de los personajes reaparecerán en los relatos restantes, con el agregado de una nueva criatura, un fantasma que viene a marcarle a su hijo las zonas erróneas. No hay un tópico universal ni una tesis general en There There, que utiliza un humor muchas veces absurdo para tocar cuestiones muy humanas, algunas dolorosas. Un pequeño ejercicio que se ve usualmente con placer.

  • Saudade fez morada aqui dentro se exhibe el miércoles 9 a las 14.20 hs. en Cinema Los Gallegos 1.
  • La uruguaya se exhibe el miércoles 9 a las 17.20 horas en Cinema Los Gallegos 1.
  • There There se exhibe el miércoles 9 a las 22 hs. en Teatro Auditorium y el jueves 10 a las 17.20 en Cinema Los Gallegos 1.