En esta nueva entrega de Poetas del Norte Entero, La Rioja/ 12 charló con Sebastián Nofal, poeta, docente y psicoanalista. 

Nofal integra el grupo Téluz Feula desde 1997. Publicó Líneas de huida (1994) y Téluz Feula (1996 y 1997). Forma parte de la camada de poetas antologados en la Poesía joven del Noroeste Argentino de Santiago Sylvester y de Poetas de Tucumán de Soledad Martínez Zuccardi y Guillermo Siles.

Es difícil hablar de la poesía como proceso, hay quienes hablan del estilo de cada poeta. ¿Cómo ves este problema de la poesía?

Para mí la construcción del poema es siempre un proceso. La idea de estilo me resulta lateral. Creo que es algo que se adquiere o no y dudo sobre su importancia. Por el contrario la posibilidad de aparición de una voz o diferentes voces (en diferentes libros), me parece lo deseable. Tampoco ocurre siempre, pero cuando ocurre es probable que sea un gran libro.

¿Te reconocés en el proceso o el estilo de otro/as poetas?

Toda mi vida es entrar y salir de los procesos de escritura de los poetas y escritores que me gustan. Y por supuesto, robar o intentar robar lo mejor de cada casa.

La poesía debe ser escrita por todos, sostenía un joven poeta uruguayo que murió en París (sin aguacero). Y es una consigna de trabajo para mí. La propiedad privada en la literatura no existe. Lo original, mucho menos. Somos lo que nos leen y después lo que leemos. Lo que logremos escribir va a tener algo de eso. En estos días estoy entrando y saliendo del universo de Marcelo Ahumada, amigo querido y muy extrañado. Y resulta que puedo seguir jugando con él y -seguramente- impregnándome de sus recursos y hallazgos.

Vuelvo siempre a Rimbaud y Baudelaire. Me entusiasma mucho el juego del freestyle (¡tantos años militando el verso libre, para terminar encantado con las rimas!) y la poesía que escriben algunos, entre ellos Augusto Obeso (aka Owen). Vuelvo al “Teuco” (Castilla), a Ricardo Gandolfo, a Álvaro Cormenzana...

Ahora disfruto mucho de trabajar con "la gatera" de Mario Casacci, que va a salir en la revista La Papa en breve.

Estuviste en una mesa de literatura y política este fin de semana en la Feria de Tafí Viejo. ¿Cómo ves ese entramado hoy donde en ambas partes domina el escepticismo?

Literatura y Política son indisociables. Martí, Mansilla, el manco Paz entre los jefes del XIX... Paco Ignacio Taibo II, Roque Dalton, el Jefe Walsh, Bayer... en la Patria Grande pensar, imaginar y hacer es en las calles, en los campos de batalla y en los libros. Y si pensamos históricamente, las épicas tienen ese sentido: encontrar belleza en el dolor de lo político.

El escepticismo es una especie de renuncia, una aproximación al sarcasmo y, por lo tanto a la inacción.

Lo único que no podemos hacer es no hacer nada.

Como soy ateo, todo lo que se juega, se juega ahora y sin revancha.

Y por supuesto, sumo a mi lista a los grandes escritores anarquistas: Réclus, Barrett, Bakunin.

Tucumán ha sido una potencia cultural del norte. ¿Cómo la ves hoy?

Tucumán es un hervidero cultural siempre. A pesar de las pésimas gestiones estatales (provinciales) de estos últimos años. A pesar del Operativo Independencia, ese intento de arrasar con todo, en particular con la organización y la circulación de los saberes, la cultura de los tucumanos siempre se las arregla para ejercer la subversión. Uno es parte de una genealogía que despierta orgullo y que se las arregla para estar viva siempre. Si los recursos estatales están, buenísimo. Si no, marcaremos su ausencia, protestaremos... Pero seguiremos siendo parte de esa genealogía.

Mención llena de alegría para las editoriales independientes que hace unos años son un fenómeno importantísimo y muy vital.

De la palabra al hecho

findelmundo

1.

y si todo fuera

ciertos olores que recordamos sin recuerdos

galerías en la montaña

en tardes blancas de

lluvia y otoño

algunas canciones en

un idioma que sólo nosotros entendemos

un frío familiar en la nariz

y gente de otras vidas

que sonríe

unos segundos

y nunca estuvo ahí.

2.

los mismos árboles

que se mueven en rutinarios

vientos

las mismas montañas

que dejan pasar las lunáticas

nubes

que pretenden crear el tiempo.

y el sol pálido

de otoño y aburrimiento

que toma días libres

burocráticamente

aturdido por esa vitalidad

que le insiste.

3.

todo esfuerzo humano es

pobrecito tierno ridículo

con la testarudez de la

biología

el árbol crecerá

sus espinas de diamante

negro

sus pequeñas hojas

como risitas burlonas

hirientes.

viejos niños buscan absurdas

teorías

devanan sudorosos sesos

beben fuertes alcoholes comen lo que matan

y duermen monótonos sueños verde oscuro.

4.

meses parado en la esquina de piedra

la piel arrugado bronce de sol

los ojos achinados por la arena

viento en los oídos

dentro de la cabeza

interfieren los versos

de la vieja canción

que silba sus palabras

como si no hubiera

otras

como si un silbido

quisiera decir algo

dentro de una cabeza

cuyos ojos se achinan

como si esperaran algo

que no esperan.

5.

un piano de niño desafinado

con música de niño loco

pasillos de casas de adobe

repletos de plantas macetas y fantasmas

frutas que jamás habíamos visto

abriendo jugos ante la piedra

ante la violencia del deseo

la sed.

pequeño xilofón con pocas latitas de colores

aporreadas por el niño demente de alegría

palomas café con leche en

túneles de árboles

aterrados

atrapados en los extremos de la belleza

un arpa de tanzas y una

flauta de caña y un tambor

de plástico-

los niños tienen la costumbre de

enloquecer

con extrañas consecuencias.

6.

con claridad el sonido del mínimo río

del ocioso viento de valle

aspirar un aire que contiene

modos lejanos del recuerdo

interferencias en el curso

de los sonidos amables,

soltar restos de respiración

grises de tristeza

que desaparecen en la luz.

con claridad las formas que marca el sol

huellas que el tiempo pierde entre las montañas

un día más

un día cualquiera con la cara caliente y las manos heladas.

7.

días

sin música

días

sin dormir

días

sin aflojar un solo músculo

días

sin escuchar el silencio

noches

sin tiempo

sin descanso

sin sueños ni pesadillas-

aletean en la cara decenas

de mariposas grises polvorientas

de humedad

de terror resignado-

pero después la luna sale

salen guitarras y tambores

voces que vuelven vivas

y un silencio que parece

tranquilidad

sonrisa de buen sueño

mañana.

8.

armas de lo más extrañas

que hemos

construído -ceños frucidos- para vencer a

terribles bestias que

jamás pudimos ver.

quizás el fin del mundo sea lo que imaginamos

fieros dientes apretando la cola del odio y percutores que

no percuten, proyectiles

que nunca salen

que -por lo tanto- nunca impactan

en pecho alguno y

sangre alguna mana.

quizás el fin del mundo sean ínfimos errores encadenados

de modos

apenas absurdos

apenas descuidados.

9.

caemos en cuenta:

el violento verde

lo está tapando todo

(órbitas de cráneos

atravesadas por tallos vigorosos,

cariátides atrapadas en pieles de liana

y tronco,

el cielo invisible tras

el techo de hojas vivas y pájaros secos)

¿habrá sido el fin del mundo el fin del tiempo al fin?

10.

funciones que no terminan

o comienzan-

intentar las palabras

de placidez

de furia

de alegre despedida

intentar los silencios

de buena educación

de babosa furiosa masticada mordaza

de cementerio.

la noche se desparrama sobre la tarde, nada se mueve.

11.

ya no supe escribir

dejé de leer

beber comer dormir

ocurren

las casualidades las costumbres

se encadenan

eternidades sin cantar

el cuerpo como un puño

hundiéndose en el agua

respirar como quien late

latir como reloj

ojos cerrados

manos abiertas

olor a lluvia.

12.

me mantengo limpio pero

no siempre sano

ojos amarillos lengua blanca

me mantengo iluminado

pero desbordo de sombras

abrumado flotante dudoso

momentos de sangre

momentos de agua

oscura

de noche de luna.

me mantengo afuera como

tocando con un dedo del pie

el hielo del lago al que voy a caer-

anestesia del frío

que me va a salvar.

flotando después de haber nadado

toda la noche

sin músculos sin temperatura

aire helado que calienta los pulmones.

logramos escapar.

flotando después de haber nadado

toda la vida

alguna muerte

alguna noche que no terminaba

parecía imposible.