Lo que iba a ser el último recital en Buenos Aires de la gira por los 30 años de El amor después del amor, reprogramado finalmente para el 14 de diciembre (a causa de un cuadro de gastroenteritis detectado el mismo día del show), a partir de la noche del jueves podría cobrar otro significado para Fito Páez. Y es que obtuvo los tres Latin Grammy para los que estaba nominado, coronando de esta manera un año inolvidable. De la mano de su disco Los años salvajes, se impuso en el rubro “Mejor disco de pop rock”, donde competían Babasónicos y Conociendo Rusia. También se llevó el gramófono de la categoría “Mejor canción de rock”, por “Lo mejor de nuestras vidas” (ahí los otros aspirantes locales fueron Eruca Sativa y Wos). Y el tridente lo cerró con “Mejor canción pop rock”, en el que fue premiado “Babel”: tema que compartió con Carlos Vives (Wos se probó en esa terna).

“Nosotros en la Argentina venimos de una altísima tradición de música popular creada en el siglo XX”, dijo Páez tras recibir el premio por su álbum. “Así que le quiero dedicar este premio nuevamente a la música popular argentina y a la música popular latinoamericana”. Los galardones que obtuvo el músico fueron entregados antes de la transmisión televisada, evento en el que El Mató a un Policía Motorizado se alzó con el “Mejor disco de rock”, por intermedio de su trabajo Unas vacaciones raras (en esa categoría participó su compatriota Marilina Bertoldi). Al final de la noche, el autor de “11 y 6” y el grupo platense se convirtieron en triunfadores por la Argentina de una edición del evento con una nutrida delegación local, en la que destacaron, por ejemplo, Nico Cotton (estuvo en la terna “Productor del año”), Ca7riel, María Becerra, Bizarrap, Trueno y Rafael Arcaute.

Santiago Motorizado. (Imagen: AFP)

Sin embargo, el batacazo de la vigésima tercera entrega de los Latin Grammy fue Jorge Drexler, quien se levantó seis veces de su asiento para recibir el premio que organiza la Academia Latina de la Grabación. El uruguayo "venció" al favorito de la noche, Bad Bunny, que en la previa comandaba las nominaciones con diez. “Esto es una locura, es una exageración maravillosa”, manifestó el cantautor al recoger la estatuilla a la “Mejor canción alternativa”, por “El día que estrenaste el mundo”. Además de ese reconocimiento, el de Montevideo, que aparte se dio el lujo de actuar en la ceremonia junto a Elvis Costello, se llevó los gramófonos referidos a “Canción del año” y “Grabación del año”. Ambos fueron por el tema “Tocarte” (con C. Tangana). A los que se sumaron “Mejor canción pop”, “Mejor arreglo” y “Mejor canción en lengua portuguesa”. Esta última fue por su colaboración con Marisa Monte en “Verdo sardo”.

Junto con “Canción del año” y “Grabación del año”, el trofeo más codiciado de los Latin Grammy es “Album del año”. Si bien Drexler se encontraba nominado en esa terna con su disco Tinta y tiempo, la estatuilla se la dieron a Rosalía (Fito Paéz presentó la categoría). Y bien merecida que lo tuvo, porque Motomami es considerado un punto de inflexión en la cultura pop de esta época, no sólo para el universo de la música de habla hispana, sino también para el anglosajón. A tal punto de que ese repertorio cuenta con el aporte de figuras de la talla de Pharrell Williams, The Weeknd y James Blake. La artista española, que obtuvo asimismo otros tres premios por su nuevo disco de estudio, protagonizó una de las performances de la gala, en la que interpretó temas del disco (partes de sus letras fueron censuradas en la transmisión) y hasta le “perreó” a su novio, Rauw Alejandro.

El músico urbano boricua fue uno de los primeros artistas en actuar en el Michelob Ultra Arena, de la ciudad estadounidense de Las Vegas. Las tres horas de duración del espectáculo televisado comenzaron con una celebración a la obra de Marco Antonio Solís, que incluyó versiones de sus clásicos adaptados a distintos géneros musciales. El reggaetonero Nicky Jam, el grupo Sin Bandera, y la juntada de Thalía con Laura Pausini y Luis Fonsi fueron los que llevaron adelante el homenaje. Más tarde, el propio tributado, que fue reconocido por la Academia como “Persona del año”, se subió al escenario a cantar su hit “Tu cárcel”, al lado de su banda, Los Bukis. Otro de los shows significativos fue el del cantante mexicano Christian Nodal (pareja de la trapera Cazzu y ganador del premio al “Mejor álbum de música ranchera”) y Christina Aguilera, quien se había presentado por última vez en un Latin Grammy en 2001.

Christina Aguilera venció en “Mejor álbum pop vocal tradicional” y estuvo nominada en tres rubros gracias a la canción “Pa’mis muchachas”, que cuenta con las colaboraciones de la artista estadounidense Becky G, al igual que de las argentinas Nathy Peluso (mientras esto sucedía, ella se presentaba en el Movistar Arena) y Nicki Nicole, quien asistió a la premiación. El argentino que no estuvo en Las Vegas fue Pablo Estigarribia, aunque ganó el Latin Grammy en la categoría “Mejor álbum de tango”, de la mano de Horacio Salgán Piano Transcriptions. Pero no fue el único: tampoco estuvo Bad Bunny. El músico urbano arrasó con las ternas dedicadas al género que representa: “Mejor fusión / interpretación urbana”, “Mejor interpretación reggaetón”, “Mejor álbum de música urbana”, “Mejor canción de rap / hip hop” y “Mejor canción urbana”. En tanto que Marc Anthony se llevó el  "Mejor álbum salsa”.

Sebastián Yatra recibió el premio al “Mejor álbum pop vocal”, al tiempo que encarnó uno de los actos estelares de la noche, con John Legend como invitado. Si Liniker se convirtió en la primera artista trans en ganar un Latin Grammy (se llevó “Mejor álbum de música popular brasileña), Angela Alvarez hizo historia al recibir el gramófono al “Mejor nuevo artista” con 95 años (empató con la mexicana Silvana Estrada, 70 años menor). Con una lucidez inquebrantable, la cantante cubana en su discurso le dedicó semejante reconocimiento a Dios y a su país. El disco Mirror, Mirror, firmado por Eliane Elias, Chick Corea y Chucho Valdés, fue distinguido como “Mejor álbum de jazz latino” Mientras que Juan Luis Guerra se llevó “Mejor álbum de merengue”, y Carlos Vives levantó el trofeo a “Mejor álbum tropical contemporáneo”. Este año, artistas de 30 países compitieron en 53 categorías.