El presidente Alberto Fernández llegó al país pasadas las 5.30 de la mañana, tras su gira por Francia, Indonesia y una escala de diez horas en Madrid. Ni bien el avión aterrizó y los teléfonos celulares volvieron a tener señal, todos los miembros de la comitiva entraron a los portales de noticias para ver qué había dicho la vicepresidenta, Cristina Fernández, la noche anterior. Una vez que leyeron, respiraron. El tono del discurso fue tranquilo y no hubo críticas puntuales al Presidente. 

Minutos antes de aterrizar, en el avión presidencial confiaban que la interna política del FDT estaba "más encaminada", y destacaban que las invitaciones de CFK al acto habían sido muy amplias. "Era un acto más volcado a lo bonaerense", decían. El objetivo del acto, sostenían, tenía que ver con la "necesidad de la vicepresidenta de sostener una centralidad política fuerte por el tema judicial y para que los de ella tengan un lugar importante en el armado político del año que viene". Para el entorno de Fernández, Máximo Kirchner se equivocó al decir que ella no sería candidata en 2023. "Ella seguramente va a ser candidata a senadora o algo por el estilo", apuestan y aclaran que "hay temas de los que CFK habla, como la discusión del litio o la obsesión por mejorar los salarios, en lo que todos estamos de acuerdo y coincidimos".

Horas antes de tocar suelo argentino, el Presidente había despegado del aeropuerto de Barajas, en Madrid, después de una tarde de descanso en la residencia de la Argentina en Francia para reponerse de las más de 15 horas de vuelo de la isla de Bali a Europa. Ya en Madrid, Fernández se encontró con su esposa, Fabiola Yánez, que estuvo en una actividad convocada por el Papa Francisco contra del bullyng infantil. Una de las últimas veces que se vieron, el Papa había dicho en un discurso que "no había remedio para el bullyng". A partir de eso, la primera dama preparó una especie de "cajita de medicamentos" con distintas "recetas" para actuar ante una situación de ese tipo entre niños. Entregó una caja a Francisco y días antes al presidente de Francia, Emmanuel Macron. En Madrid, Fernández y la primera dama conversaron sobre el episodio de salud que sufrió el Presidente en Indonesia y luego el mandatario tuvo una reunión con la vicepresidenta de España, Yolanda Díaz. 

En el avión toda la comitiva aprovechó para dormir y recuperar horas de sueño. Muchos incluso ni siquiera cenaron. Fernández lo hizo, pero con una estricta dieta: comió pollo y puré. Nada más. El Jefe de Estado se tomará el fin de semana largo para recuperarse en la Quinta de Olivos e irá a la clínica Otamendi a realizarse todos los chequeos médicos necesarios luego del episodio de gastritis con sangrado que tuvo en medio del G20.

En agenda todavía tiene planificado un viaje el 24 de noviembre a México, pero de eso dependerá su salud. Todavía no está confirmado el viaje. También hay que ver qué sucede antes del 20, el día que se elegirá nuevo titular del BID. Desde el gobierno esperan con ansiedad que México baje su candidato, tal como el mandatario de ese país, Andrés Manuel López Obrador, prometió a Fernández en el pasado. De ese modo, la candidata argentina, Cecilia Todesca Bocco, tendría más posibilidades.