El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, recibió el alta médica luego de ser intervenido para retirarle una lesión en la laringe detectada en exámenes médicos recientes, según informó el hospital de San Pablo donde fue atendido. El 12 de noviembre Lula, de 77 años, ya había pasado por el hospital para un control médico de rutina, que certificó la remisión completa del tumor de garganta que le fue diagnosticado en 2011.
"Todo resuelto y bien"
El líder del Partido de los Trabajadores (PT) permanecía internado desde el domingo, al volver de una gira oficial, "para la realización de una laringoscopia para la retirada de una lecoplasia (lesión blanca) en la cuerda vocal izquierda", precisó el hospital Sirio Libanés en un comunicado. "El procedimiento mostró ausencia de neoplasia", agregó el parte médico, que descartó tumores por un aumento anormal de células.
Durante la cirugía, que requirió anestesia general, Lula estuvo acompañado por un equipo médico coordinado por Roberto Kalil Filho, Artur Katz, Rubens Brito, Rui Imamura y Luiz Paulo Kowalski. El diputado federal del PT Alexandre Padilha, quien es médico, también acompañó al mandatario electo al hospital. Junto con la recomendación de evitar excesos, Lula deberá intensificar sus ejercicios diarios de fonoaudiología, según advirtió el diario Folha de Sao Paulo.
Lula recibió el alta médica en la mañana de este lunes y tras volver a casa dijo estar de buen ánimo. "Buenos días. Ya en casa, después de un pequeño procedimiento. Todo resuelto y bien. Buena semana para todos", dijo el mandatario electo de Brasil en su cuenta de Twitter.
Los antecedentes de Lula
Según medios locales, Lula permanecerá descansando en su casa sin agenda pública. La lesión en la laringe removida este fin de semana había sido detectada en chequeos médicos de rutina el sábado pasado, tras un esfuerzo de largos meses de campaña presidencial en la que su voz había generado preocupaciones.
Si bien aquellas pruebas fueron satisfactorias, el desgaste en la campaña le provocó una afonía que lo mantuvo fuera de actividad unos días, lo que fue aprovechado por sus rivales políticos para especular sobre su estado de salud.
Lula será el jefe de Estado de mayor edad al asumir el gobierno de Brasil el próximo primero de enero. Fue fumador durante 50 años y abandonó el cigarrillo en 2010, después de una internación por hipertensión. El cáncer fue detectado al final de su segundo mandato presidencial, en 2011.
Un año después, los médicos anunciaron su recuperación total luego de someterse a tratamientos de quimioterapia y radioterapia. Pero Lula nunca descuidó su salud.
Durante los 580 días que pasó en la cárcel en Curitiba tras ser condenado por corrupción en el caso Lava Jato, Lula se mantuvo en forma corriendo nueve kilómetros diarios en una cinta. Además recibió tratamiento para la hipertensión y fue acompañado por un oncólogo en los 580 días que pasó injustamente detenido hasta ser liberado el ocho de noviembre de 2019.
Primera gira como presidente electo
La semana pasada Lula participó de la cumbre climática de Naciones Unidas en Egipto, en su primera aparición internacional como mandatario electo de Brasil, y luego visitó Portugal. Antes de partir, su equipo informó que los resultados de los estudios de Lula eran normales, confirmando la "completa remisión" del tumor de laringe detectado en 2011.
Lula instó el fin de semana en Portugal a sus compatriotas inmigrantes a que vuelvan pronto a su país, donde aseguró que serán recibidos con los brazos abiertos. "A veces me pone triste cuando veo a brasileños y brasileñas viviendo en otros países porque no consiguieron encontrar oportunidades para estudiar o trabajar en su país", dijo el mandatario, según declaraciones reproducidas por la prensa lusa.
Lula estuvo también en el balneario egipcio de Sharm el Sheij para asistir a la COP27, donde propuso organizar la 30° conferencia del clima de la ONU en 2025 en la Amazonia brasileña y prometió emprender una "lucha muy fuerte" contra la deforestación en esa región, considerada el pulmón del planeta.
El exlíder sindical prometió enérgicamente retomar la agenda social de sus dos primeros mandatos, que sacaron de la pobreza a 30 millones de personas. Además, se comprometió a combatir la desnutrición en Brasil, que en 2021 reapareció en el llamado "mapa del hambre" de la ONU. El gigante sudamericano había sido eliminado de ese registro en 2014, gracias a la bonanza económica y las políticas sociales de Lula y su sucesora Dilma Rousseff.