Su funcionamiento es similar al Tinder: deslizar el dedo hacia la derecha de la pantalla significa “sí”; hacia la izquierda es un sonado “no”. Pero a diferencia de la popular aplicación, no gana la persona en citas o flechazos sino en afinar su capacidad de distinguir noticias falsas. Y es que la meta última del flamante Factitious, juego de reciente lanzamiento, es que la persona reconozca que, sí: tal o cual noticia de tal o cual medio es una patraña. “Las fake news –las verdaderas fake news, no aquellas que Donald Trump define como tales porque sencillamente le disgustan– son un verdadero problema actual, propagando información errónea, haciendo uso de sesgos para engañar intencionalmente. Como resultado, la lectura crítica y la capacidad de mirar más allá de un titular inflamatorio o sensacionalista es hoy más crucial que nunca. Y gracias a este juego, es además un proceso divertido”, desgrana el sitio The Mary Sue, aclarando que se trata de un desarrollo la periodista Maggie Farley –otrora corresponsal premiada de Los Ángeles Times– y del diseñador de videogames Bob Hone, ambos estadounidenses. “La proliferación de noticias falsas es imposible de detener; por eso creamos un modo de detectarlas en forma entretenida”, cuenta Farley, y añade que “aunque la manipulación de la información data de los comienzos del periodismo, hoy es extrema en EE.UU.”. Aclara, además, que si bien Factitious fue pensado para afinar el sentido común de estudiantes de primaria y secundaria, “el target acabó siendo cualquier persona que lee diarios, webs y revistas”. Para ellos, ofrece la iniciativa titulares y versiones condensadas de noticias de todo tipo: política norteamericana, internacional, espectáculos, rarezas, etcétera, que fueron publicadas en medios varios. Y suma una serie de tips básicos para estarse atento (si hay datos de contacto de la empresa periodística, si el texto tiene errores ortográficos o de redacción, qué fuentes han sido citadas...). Creado con software de código abierto (“amén de que cualquier organización educativa pueda adaptarlo a sus propias necesidades”), reconoce la dupla creadora que Factitious no resuelve el problema, pero se contenta con ofrecer herramientas para una lectura a conciencia.