Sentada en la cama, Clarisse ha desplegado boca abajo una serie de fotos instantáneas más o menos ordenadas en una grilla de filas e hileras. La idea es voltearlas de a una para ir formando pares, un clásico juego de memoria. Pero aunque solo necesita levantar dos o tres fotos para formar el primer par -una cama matrimonial vacía-, su paciencia se agota. Lejos de satisfacerla, el hallazgo parece enojar a Clarisse, que de inmediato empieza a mezclar las fotos, arrojándolas sobre la cama cada vez con más furia. La primera escena de Abrázame fuerte, sexto largo de ficción dirigido por el también actor Mathieu Amalric, funciona como una advertencia inicial, pero también como una clave que ayudará a los espectadores a abrirse paso en el relato: "¡Atención! Todo lo que está a punto de ver también es un juego de memoria. No se frustre y manténgase atento".

La siguiente escena transcurre durante el amanecer. La protagonista se viste mientras su marido y sus dos hijos todavía duermen, y se va de la casa como quien huye, partiendo el relato en dos. A partir de ahí la película seguirá por un lado el recorrido solitario de Clarisse y, por el otro, la vida del resto de la familia sin ella. Un juego de espejos en el que la mujer intenta recomenzar su vida sin poder deshacerse de la culpa, mientras su marido y sus hijos tratan de acomodarse como pueden al hecho de haber sido abandonados. Abrázame fuerte es una película que se ve en un estado de duda permanente. No solo porque los motivos de la huída de Clarisse no están claros sino porque en el relato comienzan a aparecer pequeñas anomalías, leves interferencias que funcionan como ruido en la línea. Como si Amalric se hubiera propuesto filmar un deja vú infinito.

De a poco, en lugar de continuar sus recorridos paralelos ambas líneas comienzan a divergir. Mientras los chicos crecen y Marc, el marido, da la impresión de haber recuperado cierta alegría, Clarisse se hunde cada vez más en una desolación que parece un pozo ciego. Al mismo tiempo, aparece una conexión entre ambos planos y el montaje permite que tengan lugar algunos diálogos entre ellos. Pero no en un sentido figurado, sino que Clarisse y Marc literalmente dialogan entre sí, a pesar de estar separados por la distancia que el montaje mismo les impone. Aunque se trata de una película realista, Amalric utiliza la edición para enrarecer la narración, para darle un aire de relato fantástico en el que esos dos universos hasta ahora paralelos se van trenzando hasta formar un laberinto. Por momentos Abrázame fuerte se empieza a parecer a una historia de fantasmas.

Está claro que la ausencia es el núcleo duro sobre el que se apilan las diferentes capas que conforman la historia de Abrázame fuerte. En esa búsqueda, Amalric consigue filmar algo que para muchos otros directores antes que él ha resultado un desafío insuperable: retratar la presencia física de lo que ya no está. Escribirlo hace que la cosa parezca sencilla, pero no lo es. Solo resta descubrir cuál de todas las ausencias posibles es la que subyace bajo las dos líneas narrativas, un interrogante que la película responde con claridad. Por suerte el espectador cuenta con una ventaja desde el principio. Solo debe recordar aquella clave inicial que hace de la memoria el hilo de Ariadna perfecto para encontrar el rumbo.

Hay una escena particularmente conmovedora, que también funciona como una pista. En ella, luego de revelarse un detalle importante para entender la historia, el auto familiar (otra presencia simbólica de peso dentro del relato) está todo cubierto de nieve. Llena de angustia, Clarisse se trepa al capó, escarba hasta llegar al parabrisas y luego observa hacia el interior oscuro del vehículo a través de esa ventana abierta en la capa de nieve. Por arte de magia (que es el arte del montaje), el relato viaja hasta el día en que Clarisse y Marc se conocieron, comenzando a dejar claro cómo funciona ese tejido que van formando las dos líneas del relato. Un juego narrativo hecho de cine en estado puro, que Amalric maneja con precisión.

Abrázame fuerte 8 puntos

Serre moi fort, Francia, 2021

Dirección: Mathieu Amalric

Guión: Mathieu Amalric, basado en una obra teatral de Claudine Galea

Duración: 97 minutos

Intérpretes: Vicky Krieps, Arieh Worthalter, Anne-Sophie Bowen-Chatet, Sacha Ardily, Juliette Benveniste, Auréle Grzesik.

Estreno: Disponible en Mubi.