"Queremos ser campeones del mundo, nos quedan cuatro partidos; luego ya veremos qué pasa", había dicho Louis van Gaal en la conferencia de prensa que brindó en la previa al duelo de este sábado frente a Estados Unidos, en la llave que abrió los octavos de final de Mundial de Qatar. Ahora son tres. Y Países Bajos demostró frente a Estados Unidos (3 a 1) que, aunque no tuvo quizás el comienzo esperado en el mundial ni el equipo ostenta el juego vistoso de su rica historia futbolística, tiene con qué ilusionarse.

No caben dudas que de las selecciones que nunca han logrado ser campeonas del Mundo, la de Países Bajos es la que más veces ha estado cerca de lograrlo. Tres finales perdidas (1974, 1978 y 2010) y dos veces metida entre los cuatro mejores equipo de un Mundial, el Naranja es un equipo al que no se debe subestimar. Y menos con Van Gaal en el banco, en este que es su tercer ciclo al frente del seleccionado neerlandés, que en Qatar 2022, luego de quedarse afuera del Mundial de Rusia 2018, llega renovado, con varios jugadores debutantes, aunque sin la calidad y jerarquía de épocas pasadas.

Países Bajos llegó a los cuartos de final luego de obtener invicta el primer puesto del Grupo A, con 7 puntos, producto de una victoria frente a Senega por 2 a 0 en el debut, un empate 1 a 1 frente a Ecuador y una victoria por 2 a 0 ante Qata. Y frente a Estados Unidos demostró una clara mejoría en su juego y también su poder ofensivo, con goles de Memphis Depay, Daley Blind y Denzel Dumfries.

Memphis y Dumbries son precisamente dos de los que destacan en el equipo neerlandés, que suele jugar con un esquema táctico de tres defensores, con Virgul Van Dijk, su capitán por el centro; cinco volantes bien abiertos, con Dumfries volcado hacia la derecha y Davy Klaassen generando juego por la franja central; y dos delanteros Memphis Depay y Cody Gakpo, rápidos para resolver y de buena pegada. De hecho, frente a Estados Uninos, Países Bajos demostró que le cuesta generar juego y hacerse del control de la pelota, pero que sabe aprovechar al máximo sus oportunidades.

Prueba de ello fue el primer gol, que se inició en los pies de Frenkie de Jong en su propia área chica. Otra fórmula que se repite son los debordes de Dumfries –figura ayer– y el centro atrás para que algún otro volante, como fue el caso de Daley Blind en el segundo gol, no tenga más que empujarla. En ventaja, Países Bajos suele defenderse con el control de la pelota con una clara apuesta de quitarle ritmo al juego. No será un rival fácil. Su sueño sigue siendo romper el maleficio de no ser campeón mundial.