Famosamente, de los diálogos entre Inodoro Pereyra y su perro decantaron ciertas exclamaciones / réplicas / exhortaciones ya cristalizadas en el repertorio popular.

Devenido único integrante de un auditorio cautivo en un escenario sin confines, ante la incontinente labia de un monologuista más impune que confiable, Mendieta encarna la sensibilidad del oyente (Animalito ‘e Dios), el asombro solidario (Qué lo parió) y el buen consejo ante los desafueros casi siempre meramente verbales del fiero Renegau (No se pierda, Inodoro), que a menudo se transforma prudencia no exenta de sentido común cuando la situación lo involucra: “Negociemos, Inodoro”.

Si es de ahí, casi al el ras del piso, que brotan las sentencias más espontáneas y compartibles desde nuestra perspectiva de lectores solidarios, hay otras consideraciones de tipo especulativo, masticadas frases que, puestas en boca de un insospechable Inodoro, adquieren la forma de apotegmas con transparente resonancia -por lo menos- geopolítica.

Así, hay un par de conclusiones abrumadoras. Una es aquella que afirma: “Así es la cosa, Mendieta: otros se quedaron con la Historia y a nosotros nos dejaron la historieta”. Y el retruécano es sólo el aperitivo para la formulación señera que Horacio Verbitsky, en su momento, no dejó de calificar como “La doctrina Fontanarrosa”. Ante un interlocutor curioso y con Mendieta de testigo, explica el Renegau: “¿Usté oyó hablar de la división internacional del trabajo? Bueno: a nosotros nos tocó hacer reír”. Demoledor.

Sin embargo, si queremos recoger la frase que más y mejor cabe en estas circunstancias puntuales, acaso quepa salir de la dupla telúrica y meterse en el infinito universo futbolero, recoger un chiste, un diálogo entre tantos de los que el Negro supo armar / recoger al borde de la cancha. El periodista preguntó y el jugador -acaso una vez más reemplazado-, afligido y convincente, argumenta: “Es cierto. De un tiempo a esta parte vengo jugando mal. Pero digo yo… ¿Quién no tiene una década mala?”

¿Quién? Nosotros sin vos, Negro, sin ir más lejos.