El Gobierno brasileño dio este miércoles los primeros indicios de que el presidente Jair Bolsonaro viajará a Estados Unidos en cualquier momento y evitará participar en el acto de investidura de Luiz Inácio Lula da Silva, el domingo próximo.
La decisión de Bolsonaro de abandonar el país se conjetura desde hace días en Brasilia, pero hasta ahora había un absoluto silencio en el Gobierno que preside el líder de la ultraderecha, quien se encuentra aislado y casi no aparece en público desde su derrota a fines de octubre en las urnas, que aún no ha reconocido.
"No voy a hacer una fiesta. Fake. No viajaré este miércoles. Fake", dijo Bolsonaro escuetamente a la CNN Brasil, ante informaciones de prensa de que tiene todo listo para mudarse tres meses a Orlando, estado de Florida, donde se concentra gran parte de la extrema derecha brasileña en el exterior.
Sin embargo, el primer indicio sobre su partida fue publicado este miércoles en el Diario Oficial. Es una autorización para un viaje a Miami de personal de seguridad de la Presidencia, firmada por el general Augusto Heleno, ministro de Seguridad Institucional. El texto dice que el viaje será entre el 28 y el 29 de diciembre, lo cual sugiere que Bolsonaro partiría hacia Miami en cualquier momento.
Algunas versiones de la prensa local barajan la posibilidad de que Bolsonaro se aloje en el complejo Mar-a-lago, propiedad del expresidente de Estados Unidos Donald Trump, con quien el brasileño mantiene desde hace años un estrecho contacto. Ambos estuvieron allí en 2020, como presidentes. Otras aseguran que Bolsonaro se instalará en la casa de un empresario amigo en Orlando, pero nada ha sido confirmado ni comentado por el Gobierno.
La prensa brasileña indicó que ya se encuentra en Florida Carlos Bolsonaro, hijo presidencial y concejal de Río de Janeiro y asesor digital de su padre, considerado el jefe del llamado "gabinete del odio", la máquina de fake news de redes sociales que está bajo investigación criminal en la corte suprema.
La eventual partida del líder de la ultraderecha confirmaría que no participará en la ceremonia de investidura de Lula, ni habrá el tradicional traspaso de la banda presidencial, que en Brasil tiene un fuerte simbolismo institucional y democrático. Todavía se desconoce si habrá alguna autoridad bolsonarista en el cambio de mando, en la ceremonia prevista en la puerta del Palacio del Planalto, la sede del gobierno, luego de la jura ante el Congreso.
El presidente saliente está recluido en su residencia oficial en Brasilia desde el pasado 30 de octubre, cuando las urnas confirmaron la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva, que tampoco es reconocida por los grupos más radicales de la ultraderecha bolsonarista. Bolsonaro no reconoció abiertamente la derrota electoral y no condenó los atentados ocurridos el 12 de diciembre en Brasilia cuando bolsonaristas lanzaron una serie de ataques en las calles, quemando más de una decena de vehículos contra la diplomación de Lula como presidente.
Una investidura con máxima seguridad
La seguridad en torno a la ceremonia de asunción de Lula será reforzada luego de que el fin de semana fuera descubierto un plan ejecutado por un empresario bolsonarista acusado de colocar dinamita en un camión tanque de combustible para intentar volar el aeropuerto internacional de Brasilia. George Washington Sousa, acusado de terrorismo y con un arsenal en su departamento alquilado en Brasilia, confesó a la policía que pretendía generar caos y provocar que Bolsonaro decrete el estado de sitio antes de la asunción de Lula.
Por otra parte, la Fuerza Nacional de Seguridad, policía de elite del gobierno federal, se sumó al operativo del 1 de enero en Brasilia para la ceremonia de asunción de Lula, en el marco del refuerzo de las medidas de seguridad, sobre todo porque frente al cuartel general del Ejército en Brasilia acampan miles de manifestantes que piden un golpe de Estado para la permanencia de Bolsonaro en el poder.
“El domingo habrá una movilización del 100 por ciento de las fuerzas policiales del Distrito Federal (DF), para garantizar la seguridad no solo del presidente, sino también de las delegaciones extranjeras y del público", dijo a periodistas Flávio Dino, futuro ministro de Seguridad del gobierno de Lula.
De momento, agregó Dino, no se tomó una decisión sobre si Lula hará el tradicional desfile ante el público en la Explanada de los Ministerios en un auto cerrado o en uno descapotable, como es costumbre. "Ambos escenarios estarán disponibles ese día y la decisión se tomará en el momento", añadió en una conferencia junto al futuro ministro de Defensa y el gobernador del Distrito Federal, responsable de la policía local.
Sumado a esto, un juez de la Corte Suprema de Brasil suspendió este miércoles los permisos de porte de armas en Brasilia hasta el próximo 2 de enero, a fin de reforzar la seguridad para la investidura del presidente electo. La decisión fue tomada por el magistrado Alexandre de Moraes y atendió una solicitud planteada por el equipo de Lula, después de que grupos de ultraderecha amenazaran con atentados o acciones violentas para intentar evitar que el presidente electo asuma el cargo, en la ceremonia que se celebrará el próximo domingo. De Moraes justificó la decisión en diversos hechos ocurridos en las últimas dos semanas en Brasilia, atribuidos a grupos violentos que respaldan al presidente saliente.