1. El principio de todo

Antes de cumplir 16 años, el 7 de septiembre de 1956, Pelé hizo su estreno como jugador profesional. Jugó los últimos 20 minutos del partido amistoso que en homenaje al aniversario de la independencia de Brasil, Santos le ganó como visitante 7 a 1 a Corinthians de Santo André en el ya demolido estadio Américo Guazelli. Reemplazó a Emanuel Del Vecchio, un centrodelantero que años más tarde llegaría a Boca. Y marcó el sexto gol santista, el primero de los 1250 que anotó en su carrera.

 Lo curioso del caso es que como Pelé en ese entonces era un garoto desconocido, ese tanto se lo dieron a su compañero Raimuindinho. El error recién se reparó en 1969, cuando por pedido del propio Pelé, el periodista Nelson Cerchiari revisó los archivos de la Liga de Santo André, constató el error y modificó la planilla de aquel amistoso.

2. Debuta en la Seleccion de Brasil

El 7 de julio de 1957, diez meses exactos después de su estreno en Primera, Pelé se calzó por primera vez la casaca número 10 de la Selección de su país. Jugó ante la Argentina por la Copa Roca en un estadio Maracaná de Rio de Janeiro repleto y le hizo un gol a Amadeo Carrizo, pero la Argentina terminó ganando 2 a 1 con goles de Angel Labruna (el último que convirtió en la Selección) y Miguel Antonio Juarez. 

Años más tarde, Amadeo recordó para la revista El Gráfico que "Pelé no tocó ninguna pelota, pero en una jugada se escapó uno de ellos, le pegó muy fuerte y yo no alcancé a retener la pelota. Ahí, antes de que pudieran taparlo apareció Pelé y definió tocando de derecha. Nadie podía imaginarse que ese negrito iba a llegar a ser lo que fue" dijo el gran arquero de River. Fue el primero de sus 77 goles con la camiseta amarilla.

3. Suecia 1958: la gran consagración

A los 17 años, Pelé ya era la gran esperanza del futbol brasileño y el técnico Vicente Italo Feola (que tres años después dirigió a Boca) lo convocó para jugar el Mundial de Suecia. Viajó para ser suplente de Dida como entreala izquierdo, pero luego del debut ante Austria y a pesar de haber ganado 3 a 0, Didí y Nilton Santos, los principales referentes del equipo, convencieron a Feola de que Pelé y Garrincha debían ser titulares. Y los dos pagaron la confianza con actuaciones sensacionales y goles inmejorables. 

Pelé le hizo un gol a Gales en cuartos de final, tres a Francia en la semifinal y dos más a Suecia en la final, uno después de tirar dos sombreros en el área y definir de derecha. El final del partido lo sorprendió llorando de alegría en los brazos del arquero Gilmar y el capitán Bellini. Era un garoto de sólo 17 años y sus jugadas geniales ya habían conquistado al mundo. Había aparecido O Rei.

4. El gol de la placa

El 5 de marzo de 1961 y en un Maracaná despoblado, Santos y Fluminense jugaron por el antiguo torneo Río-San Pablo. Ganaba Santos 1 a 0 con gol de Pelé y a los 40 minutos, el propio Pelé recibió la pelota cerca de su propia área y empezó a correr y eludir rivales endiabladamente. Le salieron al cruce Valdo, Edmilson, Pinheiro, Clovis, Altair y Jair Marinho y a todos los dejó en el camino. 

Quedó mano a mano con el arquero Castilho y, en vez de gambetearlo, lo batió con un tiro suave y burlón. Waldir Amaral, el famoso relator de radio O' Globo, cerró su narración diciendo: "Este gol merece una placa". Y así fue. El ya desaparecido diario O Esporte de San Pablo organizó una colecta entre sus lectores y colocó una placa a la entrada del palco de honor del estadio para que aquel golazo, el mejor de la carrera de O Rei, jamás fuera olvidado.

5. Bicampeón de América

Pelé jugó 39 veces en la Argentina entre 1959 y 1973. Y alzó en Buenos Aires sus dos Copas Libertadores: la de 1962 se la ganó a Peñarol de Montevideo en el piso polvoriento del estadio Monumental por 3 a 0 con dos goles suyos. Santos había triunfado 2 a 1 en Montevideo, Peñarol 3 a 2 en Santos en medio de un trámite violento e irregular y se hizo necesario un tercer partido que los brasileños resolvieron con gran jerarquía.

Un año más tarde, fue Boca su adversario. Era la primera vez que un equipo argentino llegaba a la final de la Copa y el 4 de septiembre en el Maracaná, Santos venció 3 a 2. Una semana después, se jugó la revancha en una Bombonera estallada de público y Boca empezó 1 a 0 arriba con un gol de Sanfilippo. Si ganaba, había tercer partido a las 48 horas en el estadio Centenario de Montevideo. Pero al final, Santos se impuso 2 a 1 con un gol de Coutinho (su gran compadre a la hora de tirar paredes) y otro de Pelé. En un momento del bravo partido, Rattin le rompió los pantalones de un manotazo. Y Pelé sentado en el suelo, se bajó los pantalones rotos, se quedó en calzoncillos y esperó que le llegaran los nuevos ante el estupor de un estadio que después de todo, ovacionó al genio que les habia ganado la Copa 

6. Dos mundiales, dos lesiones

Pelé fue al Mundial de 1962 en Chile a revalidar su condición de Rey y a dar una nueva muestra de su talento inagotable. Pero no pudo ser. Después de haber marcado un gol en la victoria por 2 a 0 ante México, ante Checoslovaquia sufrió un desgarro en el muslo izquierdo y debió salir lesionado. Amarildo lo reemplazó hasta el final del torneo sin que Pelé pudiera reaparecer. Y lo hizo tan bien que fue una de las grandes reveñaciones del segundo título mundial que los brasileños consiguieron ese año.

Cuatro años más tarde, en el Mundial de Inglaterra, Pelé fue demolido a golpes por los defensores europeos sin que los arbitrajes hicieran nada para detener la cruel cacería de hombre. Garrincha y él hicieron los goles del 2 a 0 contra Bulgaria, pero le pegaron tanto que no pudo jugar con Hungría. Volvió tocado ante Portugal y le dieron de nuevo sin piedad. En ese marco de violencia imparable, Brasil perdió esos dos partidos por 3 a 1 y quedó eliminado en primera fase. Pelé volvió tan machucado a Brasil que ni siquiera pudo bajar la escalerilla del avión por los golpes que recibió.

7. El día que paró una guerra

Entre 1967 y 1970, Nigeria y Biafra sostuvieron una sangrienta guerra de secesión que dejó un saldo de no menos de 500.000 muertos y mas de dos millones de exiliados. En enero de 1969, Santos realizaba una de sus agotadoras giras mundiales y debía presentarse en Lagos, la capital de Nigeria y en Benin, a jugar dos amistosos, pero amenazó con suspenderlos ante el riesgo que implicaba hacerlo en medio de un encarnizado conflicto bélico. 

Como nadie quería quedarse sin ver a Pelé, los dos bandos pactaron una tregua de 72 horas para que ambos partidos pudieran jugarse. Y así fue. Pelé detuvo la guerra, el Santos ganó un partido y empató el otro en medio de un gran operativo de seguridad y cuando se fue, prosiguieron las balas, las bombas, la sangre y la muerte. 

8. El gol 1000

Una cuidadoso recuento de los goles que Pelé habia marcado a lo largo de su carrera, que incluyó hasta los torneos militares, llevó a la conclusión de que en 1969 habria de llegar a su milésimo gol profesional. Y eso sucedió la noche del 19 de noviembre de ese año en el Maracaná donde Santos enfrentó a Vasco da Gama. A los 33 minutos del segundo tiempo, el zaguero René le cometió un penal y ante la inminencia del momento histórico, la multitud empezó a gritar por Pelé. El tiempo parecía haberse detenido

Enfrente, dispuesto a pasar a la historia, estaba el arquero argentino Edgardo Andrada que hizo un gran esfuerzo para contener el remate suave y colocado de Pelé. Pero no pudo. Lo rozó con la punta de los dedos e igualmente, se metió junto al poste izquierdo. Cuando el balón tocó la red, una ovación inusitada estalló en el estadio. Pelé ingresó al arco, besó la pelota y durante 20 minutos fue llevado en andas por toda la cancha. Fue un gran homenaje en vida para él, un reconocimiento a todo lo que le había dado al fútbol.

9. México '70, la apoteosis

Solo Diego Maradona en 1986 y Lionel Messi en 2022 fueron tan determinantes en una Copa del Mundo como lo fue Pelé en México '70. Con la madurez y la plenitud física que le daban sus 29 años y rodeado por un equipo excepcional, acaso el mejor campeón mundial de todos los tiempos, desplegó un fútbol que muchas veces se hermanó con el arte. Hizo cuatro goles (uno de cabeza en la final ante Italia), hizo hacer varios más y hasta pudo haber convertido dos que habrían sido históricos: contra Checoslovaquia, un tiro suyo desde la mitad de la cancha salió al lado del palo izquierdo  y en la semifinal contra Uruguay, eludió al arquero Mazurkiewicz sin tocar la pelota y su remate se fue junto al palo derecho.

Brasil ganó en el estadio Azteca su tercer título del mundo y se quedó para siempre con la Copa Jules Rimet. Pero la presión que ejerció la dictadura militar brasileña para que ese equipo si o si saliera campeón y ayudara a disimular los problemas políticos, económicos y sociales fue tremenda. En un documental estrenado a principios de 2021 en Netflix, Pelé reconoció que no sintió alegría al ganar ese Mundial. "Sentí alivio porque si Brasil hubiese perdido, todo habría empeorado. Al ser campeón, el país tuvo un respiro. El Mundial del ’70 fue más por el país que por el fútbol” reconoció en la última película de su vida.

10. El último baile

Pelé dejó la Selección brasileña en 1971 y al Santos en 1974. Pero en 1975 una oferta de 7.500.000 dólares del Cosmos de Nueva York para impulsar el fútbol en los Estados Unidos le estiró su carrera tres años más. Lejos de los grandes escenarios y de los grandes partidos, igualmente regaló chispazos inolvidables. Fueron las últimas imagenes de un jugador fabuloso, el deportista más célebre de su tiempo. 

El 1º de octubre de 1977 en el estadio de los Gigantes de Nueva Jersey, Pelé jugó un tiempo para el Cosmos y otro para el Santos y dijo adios llorando. Después de  haber sido la viva imagen del fútbol mismo.