“La infancia se compone de dos instituciones que son la familia y la escuela. Si no hay familia y no hay escuela, o una de las dos, no hay infancia, hay pibes sueltos”. Con estas palabras sintetizó Alberto Sileoni el valor del ingreso de niñas y niños al sistema educativo lo más temprano posible. Esas palabras, sirvieron también al director general de Cultura y Educación de la provincia para cerrar la última sesión del año del Consejo General de Educación donde se aprobó el nuevo diseño curricular para la Educación Inicial bonaerense.

El vicepresidente primero del Consejo, Silvio Maffeo, dialogó con Buenos Aires/12 acerca del valor de esta nueva medida. “Todo diseño curricular tiene una discusión política de cómo tiene que ser la educación”, remarcó el docente oriundo de La Matanza, pero aclaró que no son estructuras “cerradas, no están ajenas a ser analizadas, porque son una construcción continua y entre todos”. Con una participación superior a los 32.000 maestras y maestros, esta actualización del diseño curricular tiene una amplia consulta al Sistema Educativo de la provincia de Buenos Aires.

El modelo para la generación de este nuevo diseño aparece como fruto de una construcción democrática, donde Maffeo destaca que “a la hora de discutir las propuestas, se hizo de forma segmentada, área por área, recorriendo todas las secciones”. “Cada una de las partes de la propuesta del diseño iba llegando al Consejo General y ya se iba evaluando, porque esto no se decide de un día para el otro”, explicó.

La nueva currícula, destacan desde el gobierno bonaerense, fue producto de un debate abarcativo dentro de la comunidad educativa. Fueron consultados 270 inspectoras de gestión estatal y privada, y los más de 32.000 docentes de 3.160 jardines estatales, 1.794 jardines privados y 61 jardines de carácter comunitario. Anclado en este trabajo consultivo y participativo, la actualización del nuevo diseño pregona la formación de valores democráticos, la superación de toda forma de discriminación desde el Nivel Inicial, se enfoca en una perspectiva de educación ambiental integral, se incluye a la educación física, y, también, se incluye un apartado referido a la educación digital desde una perspectiva de derechos. Asimismo, se da la incorporación de la Educación Sexual Integral (ESI), la educación intercultural y de inclusión educativa.

Pero el hecho que protagonizó la discusión de esta guía fue el retorno del juego como área de enseñanza. En este marco, Silvio Maffeo lamentó que “el diseño anterior lo había corrido de forma taxativa, cuando la educación inicial depende del juego, porque a través del juego se construye conocimiento”. 

La comunidad de docentes iniciales concibe al juego como un proceso de aprendizaje en el que es necesaria la participación de, por lo menos, una jugadora o un jugador con mayor dominio o comprensión de la situación de juego. La diferencia en los estados de conocimiento de los participantes constituye una experiencia social que potencia el desarrollo en la primera infancia: para quienes conocen el juego se presenta como un desafío para compartir el conocimiento construido, y para quienes están aprendiendo, es la oportunidad para comprender una actividad cultural convocante y divertida.

La currícula anterior a la que se refiere el dirigente docente es el votada en 2018,  durante la gestión de María Eugenia Vidal. Allí, se quitó el juego del diseño y, según las palabras del propio Maffeo, planteaba una modalidad de enseñanza desde “la educación emocional” la cual “no terminaba de decir qué era en sí misma”. “A nosotros nos parece que no podemos seguir discutiendo la educación emocional, los docentes y las familias necesitan otra cosa. Creemos en un diseño que tiene estar atravesado por el juego, la ESI, y en la construcción de valores”, sintetizó el vicepresidente del Consejo General de Educación.

El nuevo diseño se elaboró contemplando los diez principios expuestos en el documento ‘Educación Bonaerense Plan de Trabajo 2022-2023’. “El diseño del 2018 no tuvo tanta participación como este diseño, ni tuvo el consenso entre los actores que lo llevaron a delante”, argumentaron desde la comunidad educativa. “Esta nueva currícula la votamos siete consejeros de forma positiva y los tres de la oposición no lo hicieron aduciendo que hacía poco tiempo se había aprobado otro diseño curricular”, relató Maffeo.

El Consejo General de Educación es un ámbito de participación plural que cumple funciones de asesoramiento y de consulta al Director General de Cultura y Educación, quien ejerce la Presidencia. A su vez, se compone de diez Consejeros Generales designados por el Poder Ejecutivo con acuerdo de la Cámara de Diputados. Seis de ellos representan a diferentes espacios de la cultura y educación, y serán propuestos por el Ejecutivo, dónde habrá tres por el oficialismo y tres por la oposición. Los otros cuatro, deberán pertenecer a la docencia estatal.

Más allá de su rol en la decisión sobre los diseños curriculares, el consejo es un órgano asesor que también trabaja temas como planes de estudio, interpretación de la normativa educativa, participación en leyes sobre el área, evaluar el funcionamiento de las instituciones, considerar sanciones, entre otras cuestiones. En su carácter de vicepresidente primero, Silvio Maffeo preside el Consejo las veces que el ministro no está presente, cosa que sucede con poca frecuencia. “Sileoni es de los ministros que más veces presidió las sesiones del Consejo”, aseguró.