“Andá pa’allá, andá pa’allá”, me dice Osvaldo indicándome la mesa donde quiere que me siente.

--Andá pa’allá, y agradezca que no le complete la frase porque no quiero ofenderlo. Ya sé que anduvo por Qatar. Este mozo se entera de todo. Y le cuento que el Beto, mi hijo, también se fue “pa’allá” con Luciana, su pareja. Aunque ella decidió quedarse en Madrid donde hicieron escala. Si quiere le cuento.

--Sí Osvaldo, cuente, cuente que tengo tiempo.

--El plan del viaje era de los dos, pero Luciana se fue enterando “por las redes”, como se dice ahora, de algunas cosas de Qatar que no le gustaron nada. Sobre todo el tema de la discriminación de las mujeres, la represión de la homosexualidad y la falta de respeto por algunos otros derechos humanos básicos, según me explicó Lú.

En Madrid ella tenía algunas amigas del Facebook, sobre todo una que trabaja en el hotel donde pararon y que era pariente de un tal Julio Anguita, un dirigente comunista que yo no conocía, pero que quizás usted, “Don Sabiondo”, haya oído nombrar. La piba ésta era líder de un grupo y la enganchó a Luciana para repartir volantes y hacer campaña contra el Mundial de Qatar. Así que mientras el Beto se iba a gritar los goles de Messi, la Luciana militaba en contra girando por varias ciudades de España, sobre todo en Andalucía, porque su amiga era de allí, igual que el dirigente éste que le dije, ya fallecido, pero muy querido en esa región.

Al Beto mucho no le gustó porque el plan era ir juntos, pero él también tenía en Qatar amigos futboleros y a los pocos días ya andaba en grupo vendiendo las camisetas de Argentina truchas que se llevó para para pagarse algunos Shawarmas.

Pararon en unas carpas que cuando vi las fotos casi me desmayo. Precarias como la de los campos de refugiados. Y además, para abaratar los costos, se metieron cuatro en una de dos, así que casi casi tenían que dormir parados. Hasta el almuerzo garroneaban; la Concacaf, que es la Federación de fútbol del Caribe tenía un bar que daba almuerzos gratis, una cajita feliz no solo con shawarmas, Los chicos al bar lo bautizaron La Parroquia, por eso de ir a comer gratarola. Cuando no hay plata tiene que haber ingenio para el rebusque. Y al Beto ingenio es lo que le sobra.

--Ni me hable de los shawarma Osvaldo, se imagina que en quince días allí probé todas las variedades que existen. Y de las carpas tampoco. Las vi y no podía creer lo que cobraban por algo tan básico.

--¿Cómo quince días? No me diga que no se quedó hasta la final.

--No. Me vi entera la fase de grupos y el partido de octavos contra Australia. Con los goles de Messi y Julián Álvarez, más la atajada del Dibu, cartón lleno. Me volví antes de que me agarrara la gripe del camello. El que se quedó fue mi hijo, que todavía anda tosiendo, pero se dio el gusto de festejar en la cancha la tercera estrella en la camiseta.

--No sabe cómo lo envidio Don Hugo, a mí me hubiera gustado ir. Los pibes me llevaban, pero no puedo cerrar el bar. Así que acá me ve, hablando del Mundial con todos los clientes. El Dibu es indiscutible, pero le aseguro que si el arquero hubiera sido Torrico y el cinco Ortigoza, también hubiéramos festejado. A esa selección le faltaron cuervos. Pero no tenemos derecho al pataleo. Estoy seguro que usted, como buen gallina, era de esos que criticaban a De Paul, que al final les tapó la boca a todos sus detractores. Incluso a varios de sus colegas.

--Osvaldo no me cambie los tantos. El que lo puteaba a De Paul era usted. Y tampoco lo convencía Scaloni. Además yo no soy periodista deportivo, ni me la doy de técnico, en cambio usted habla como si fuera Guardiola.

--En eso tiene razón, acá había un coro de clientes puteadores. Que no festejaron la derrota contra Arabia Saudita, pero casi. Hasta hablaban de que en lugar de la Scaloneta era la Papeloneta. Parecían ingleses los tipos. Ahora a Scaloni nadie lo discute

--¿Y cómo lo van a discutir si salió campeón del mundo y la pegó con todos los jugadores?

--Me extraña jefe, en este país se discute todo y a todos. Menotti y Bilardo también fueron campeones del mundo, pero el que defiende a uno ataca al otro. Y no me joda porque yo sé que usted es medio bilardista.

--No, no. Yo creo que Menotti es un vende humo, por mas campeón mundial que haya sido. Y que habla de una manera y actúa de otra. Y no me refiero al fútbol. Pero tampoco me enamora Bilardo, aunque creo que sus méritos son mayores. Campeón del mundo de visitante en México y subcampeón en Italia, en esa final contra Alemania que nos afanó el juez. Y en los dos mundiales jugando bárbaro. Así que no me jodan con los méritos de Menotti, ¿o ya se olvidó del fracaso en España 82, en plena guerra por Malvinas?

--Lo dicho jefe, usted es más bilardista que yo Cuervo. A mí me gusta más el Flaco, aunque le reconozco que la viveza de Bilardo la celebro. Mi hijo me hizo ver en Youtube, hace unos días, ese video donde les toma el pelo a sus colegas y les dice que el fútbol es el juego más fácil que existe: “los de azul y blanco se la pasan a los de azul y blanco y la tratan de meter en el arco de la persona, el arquero, que no almorzó ni tomó el té con nosotros”. Lloré de risa.

--Sí, sí, vi ese video, usted tiene razón. Scaloni supera esa polémica. Es indiscutible. Por lo menos por cuatro años más. Y otro indiscutible fue Sabella, que actuaba como pensaba y era discreto y peronista. No necesitaba recitar a Neruda, ni citar a Serrat, ni caretear de nada, pero tuvo la mala suerte de perder una final que lo hubiera convertido en héroe. Se fue temprano. Un crack Alejandro.

--Coincido jefe, coincido. Gran tipo Sabella. Y sabio. En eso le doy la derecha. Pero los aciertos de Scaloni fueron contra viento y marea. Usted se hace el distraído pero hubiera querido escucharlo después de la derrota contra Arabia. Estoy seguro de que era capaz hasta de criticar a Messi. Ya se lo dijo Diego a algunos de sus colegas, la frase pasó a la historia: LTA, ¿se la acuerda o prefiere que se la traduzca?

Mire que animarse a decir Papeloneta por perder el primer partido. “La ignorancia es atrevida”, como suele decir un rockero que viene seguido por acá, Raulito Porchetto, gallina como usted y futbolero de ley.

A propósito, ¿no se hizo amigo de algún Jeque que quiera invertir en el país campeón del mundo? Este mozo puede aprender a hacer los mejores Shawarmas, y le decimos a Bilardo que nos dé manija con otro de sus videitos célebres.

 

”Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar, quiero la guita del Jeque y dejar de laburar… “, canta Osvaldo mientras se va a atender otra mesa.