Casi dos terceras partes de la nueva riqueza generada desde 2020 a nivel global es acaparado sólo por el 1 por ciento de la población, según cifras que surgen del último informe de Oxfam. A su vez, el bienestar de ese 1 por ciento se ha intensificado frente a lo que pasaba en la última década cuando capturaban alrededor del 50 por ciento de la nueva riqueza. América Latina no está exenta de ese boom de los ultra ricos. En 2020 surgieron en la región treinta nuevos milmillonarios que acumulan una riqueza mayor que el PBI de Uruguay, afirma en su trabajo la reconocida ONG.

Más allá del modo de acumulación capitalista, la Oxfam enfatiza que décadas de privilegios fiscales para los más ricos han sido clave en el aumento de las desigualdades a nivel global, y respecto a América Latina estima que podrían recaudarse alrededor de 50.000 millones de dólares aplicando un impuesto al patrimonio con escala progresiva de hasta el 5 por ciento a las fortunas multimillonarias y milmillonarias.

Lejos de los sondeos más optimistas que avizoraban una oportunidad en la pandemia para alterar las dinámicas capitalistas de consumo y vinculación social, se extremaron las disparidades y la concentración de la riqueza en manos de unos poquísimos: “por cada dólar de nueva riqueza global que percibe una persona perteneciente al 90 por ciento más pobre de la humanidad, un milmillonario se embolsa 1,7 millones de dólares”, puntualiza el informe.

Cabe notar que el trabajo titulado “La ley del más rico” se publicó el lunes, cuando comenzaban las reuniones del Foro Económico Mundial en Davos, y en su correo de distribución se aclara también que a dicho Foro solamente acceden las elites políticas y empresariales de algunas naciones que se hacen presentes en uno de los destinos más exclusivos del mundo: las pistas de ski de Davos.

Decisiones políticas

Si los gobiernos priorizan los reperfilamientos de las deudas y el cumplimiento de las obligaciones con grandes acreedores internacionales, en lugar de impulsar reformas tributarias relevantes y progresivas, entonces la inequidad distributiva es también el resultado de decisiones políticas. Respecto de la tributación, el informe estima que “por cada dólar recaudado en ingresos fiscales en el mundo, únicamente cuatro centavos proceden de gravar la riqueza”, de modo que propone enfocar las medidas políticas en ese tipo de gravámenes.

En América Latina y el Caribe podrían recaudarse casi 50 mil millones de dólares aplicando un impuesto a la riqueza de ese tipo, según una estimación realizada en conjunto por Oxfam, el Institute for Policy Studies, Patriotic Millionaires y Fight Inequality Allianc. Podría recaudarse esa suma “aplicando un impuesto al patrimonio neto del 2 por ciento a los millonarios, del 3 por ciento a aquellos con una riqueza superior a 50 millones de dólares, y del 5 por ciento a los milmillonarios de todo América Latina y el Caribe”, según detallan en el informe.

La desigualdad latina

América Latina no se encuentra exenta de la falta de justicia distributiva global, más bien todo lo contrario porque los pobres de la región viven en condiciones de mayor desamparo frente a los Estados que en otras naciones avanzadas. En la región hay 91 milmillonarios, pero “hay 201 millones de personas (32,1 por ciento de la población total) que viven en la pobreza, y de ellos, 82 millones (13,1 por ciento) que se encuentran en situación de pobreza extrema” o indigencia, según aclara el informe. La riqueza extrema tiene como contracara el empobrecimiento, también extremo, de otra parte de la sociedad.

Por día, aquellos milmillonarios amasan una fortuna que “ha crecido a un ritmo de 2.700 millones de dólares diarios desde 2020, cuando se inició la pandemia, hasta finales de 2022” estima Oxfam. Como contraste, y siguiendo la línea argumentativa de Mercedes D'Alessandro en este diario, en Argentina todavía se discute si una persona que vive de changas puede recibir 3 dólares diarios como beneficiaria del plan Potenciar Trabajo.

También a modo de poner blanco sobre negro, en “La ley del más rico” se describe que “durante la pandemia, la riqueza de los 91 milmillonarios de la región creció un 21 por ciento, cinco veces más rápido que el PIB de la región durante el mismo período”. La velocidad de la acumulación en los estratos más altos de la sociedad no es comparable con lo que sucede entre las clases sociales populares: por ejemplo, citando otro dato del informe, “los salarios reales perdieron un 10 por ciento de valor de 2020 a 2022”.

El patrimonio de estos super ricos crece en América Latina de la mano de la potenciación de sectores como la energía y la alimentación, altamente concentrados en pocas empresas. También las finanzas, la salud y la minería son señalados por Oxfam como fuentes de riqueza de los nuevos milmillonarios de la región, y según sus estimaciones “95 empresas internacionales de energía y alimentación han aumentado en 256 por ciento sus beneficios en el 2022”, generando beneficios extraordinarios por un total de 306.000 millones y destinando el 84 por ciento de ese total para remunerar a sus ya muy ricos accionistas.

Por el contrario “en la región latinoamericana, cerca del 50 por ciento de la población pertenece al sector informal”, aclara el organismo, sin redes de protección social y con asistencias médicas seriamente insuficientes para atender cualquier necesidad o urgencia. Advierte Oxfam que ante un escenario de crisis que podría configurarse en un cercano futuro, con bajos índices de crecimiento, elevada inflación y presión de la deuda pública sobre las cuentas del Estado, se da una “combinación letal (que) puede dar lugar a movimientos de descontento social profundos”.