Cuando el público de San Lorenzo empezaba a impacientarse, cuando de las tribunas acaloradas del Nuevo Gasómetro otra vez surgían los estribillos contra los dirigentes, un gol de Vombergar en el segundo tiempo obró el milagro y cambió el clima. Sin jugar bien y reiterando de a ratos las viejas carencias del año pasado, el equipo de Rubén Insúa derrotó 1 a 0 a Arsenal y arrancó el campeoanto con un triunfo esperado y necesario. 

Da la impresión de que todo volverá a costarle demasiado a San Lorenzo. Pero la victoria otorga el margen imprescindible para seguir trabajando. Y así lo entendió la gente que despidió a los jugadores con un cerrado aplauso. Más como reconocimiento a su entrega que al fútbol que verdaderamente entregaron.   

El ímpetu inicial de San Lorenzo se desvaneció demasiado pronto. En el primer cuarto de hora, con la habilidad de Barrios ganando terreno a espaldas de los volantes de Arsenal y mucho juego abierto por la izquierda para el tranco de Braida, el Ciclón arrinconó al equipo de Sarandí. Pero después fue perdiendo intensidad y la pelota dejó de llegar al área de Arsenal que primero pudo hacer pie en el medio y luego, empezó a arrimarse al arco del debutante Facundo Altamirano. Dos tiros desde afuera del área de Brian Rivero y un mano a mano que Altamirano le tapó al habilidoso Toloza cerraron el primer tiempo con una sensacion de paridad que poca gracia le hizo a la multitud azulgrana.

El goleador de San Lorenzo volvió a cumplir con su cuota anotadora. (Imagen Julio Martin Mancini)

Insúa movió el banco para el segundo tiempo. Entraron Martegani y Leguizamón y salieron Barrios y Cerutti, Y a los 12 minutos, Martegani le puso a una pelota en el área al paraguayo Bareiro, el arquero Medina le cometió penal, el árbitro Echenique hizo seguir y Vombergar anotó el único gol de la tarde. Luego, San Lorenzo se replegó para defender la ventaja y ampliarla de contraataque. Y Arsenal fue para adelante con lo que tenía y podía pero no le alcanzó para poder empatar. El Ciclón aguantó sin sobresaltos y sobre el final, Medina le tapó un mano a mano a Leguizamón que hubiera estirado la diferencia en exceso. El 1 a 0 estuvo bien. No pasó más que eso sobre la cancha.