Vetusta Morla, la mayor banda independiente de la escena rockera española, se apresta a volver a la Argentina después de cinco años para presentarse en el porteño Complejo C Art Media (viernes 17 a las 20), debutar en el festival Cosquín Rock  (domingo 19) y reconectar con una escena que, según observa el cantante Juan Pedro "Pucho" Martín, "está siendo la cuna de músicas urbanas que tienen que ver con la palabra". "La Argentina ahora mismo es la fábrica de una corriente global que es la música popular del presente y que al igual que hacemos con Vetusta Morla presta especial atención a la palabra".


El refinado vocalista del sexteto formado en Madrid en 1988 traza otro paralelo entre quienes cultivan la música urbana local y el presente de Vetusta Morla porque, arriesga, "así como nosotros hicimos en Cable a tierra (2021), un álbum que recoge las tradiciones populares de todas las épocas, el hip hop argentino remite a la herencia de los payadores". El encuentro posible entre estas corrientes en apariencia disímiles ya que los españoles cultivan un rock elegante, elaborado y metafórico que parece alejado de la simpleza directa de la urbanidad local, se corporizó en junio pasado cuando Wos fue invitado del conjunto en el Estadio Metropolitano de Madrid para compartir una versión de "Consejo de sabios" ante 38.000 espectadores.

-¿Qué Vetusta Morla se verá en la Argentina, después de tanto tiempo y pandemia por medio?

-Antes del parón hicimos una banda sonora para la película La hija, de Manuel Martín Cuenca, y generamos un material de reinterpretación de Mismo sitio, distinto lugar que se llamó Canciones dentro de canciones, que iba acompañado de un espectáculo precioso con las cosas más estéticas que hemos hecho nunca pero que por la pandemia se tuvo que cancelar. A partir de ahí decidimos no tener mucha presencia en redes ni la locura de hacer acústicos en las casas, y preferimos tomar ese tiempo para descansar un poco y hacer una reflexión. Y bajo una tormenta de nieve gigante que cayó aquí en Madrid y que hasta tuvo nombre (por Filomena), empezamos a gestar las canciones de Cable a tierra, que estuvo concebido desde un entorno muy íntimo, con instrumentos muy cercanos, sin pensar en ningún momento que luego podrían acabar en un gran estadio ni en un disco con otros elementos de rock.

-¿Cómo describirías el camino de la banda desde su origen independiente a este suceso de alcance planetario?

-Estamos centrados no tanto en la cuestión del éxito como en la cuestión del continuar. Y no solo a nivel artístico sino también a un nivel empresarial, porque al fin y al cabo nosotros también formamos parte de ese entramado, de todo lo que hay detrás de lo artístico. Eso siempre es lo más complicado de sostener, por tener que llevar todo el rato las riendas y mantener algo en el tiempo durante mucho tiempo. Es un trabajo laborioso y un compromiso de los seis que conlleva sus crisis como las de cualquier pareja. Pero al final siempre tenemos esa empatía y esa inteligencia emocional para llegar a acuerdos y que todas las partes estemos a gusto. Y por suerte, en definitiva, son más conocidas nuestras canciones que nuestras caras.

-Debido a que la escena del rock español independiente no tiene un espacio tan ganado, ¿este buen camino de ustedes puede estar sirviendo como referencia para otras bandas del under español?

-Pues la verdad es que no lo sé y no pienso mucho tampoco en lo que hayamos podido generar en otras bandas, aunque sí que es cierto que a lo mejor mostramos una manera de hacer las cosas con menos miedos y menos ataduras que pueden haber influido más que la propia estética o el propio contenido de la banda.

-¿Y cómo evaluás tu recorrido como cantante en estos 35 años de historia de Vetusta Morla?

-Siento que como cantante he acompañado la evolución de la banda. Sigo tomando clases con Patricia Ferro, una maestra argentina que es miembro de la Academia Nacional del Tango. He ido adquiriendo técnica y conocimientos sobre mi propio instrumento, que es un instrumento muy orgánico y sin coartadas estéticas, por así decirlo. Jamás abuso de los recursos que no le son propios. Digamos que canto sin pirotecnia.