Lo venía advirtiendo hace un tiempo y, finalmente, lo confirmó: Elisa Carrió se suma a la larga lista de precandidates presidenciales de Juntos por el Cambio. "No pretendo ganar, pretendo que no haya un debate a muerte en Juntos por el Cambio", blanqueó la líder de la Coalición Cívica, quien, bajo la premisa de "garantizar la unidad", volvió a generar un sacudón en la ya zarandeada coalición opositora. Y es que si bien su postulación no fue una gran sorpresa para sus socios --ninguno se la tomó muy en serio--, sí abre un nuevo escenario electoral en el que, calculadora en mano, la líder de la Coalición Cívica pretende continuar siendo un factor de poder en JxC. "Empezó la etapa de paritarias", ironizó un dirigente del PRO que, como muchos, vinculó el anuncio con un modus operandi ya clásico de la socia fundadora de la coalición: amagar con candidatearse para sumar nombres propios en las listas. El lanzamiento, sin embargo, obedece también a cierto hastío que hay en la CC y el radicalismo respecto a la novela PRO, con sus candidaturas múltiples, amenazas de rupturas provinciales y un expresidente que, desde su estancia patagónica, no termina de definirse por si jugará o no.

Eran pocos y apareció "Lilita" Carrió. Con más despedidas que Los Chalchaleros, la exdiputada amaga con retornar --una vez más-- de su retiro político para competir en las presidenciales. "En la CC va a haber candidata y la candidata voy a ser yo. El radicalismo va a tener candidatos, hasta ahora es Morales, y el PRO va a resolver", aseguró en Radio Mitre, consciente de la populosa lista de nombres que ya arrastra JxC para las elecciones presidenciales. La dirigenta chaqueña venía amenazando con volver al ruedo hace unas semanas, advirtiendo que haría lo necesario para ampliar la oferta electoral de JxC y garantizar su unidad. "Sobre todo para salvar la conciencia de muchos que no quieren votar a determinados candidatos porque creen en la transparencia de la República", había dicho, incluso, hace dos semanas, en una nada sutil indirecta a algunes dirigentes cercanos a Mauricio Macri y Patricia Bullrich. En esta ocasión, afirmó: "Soy candidata para garantizar la unidad, no pretendo ganar, pretendo que no haya un debate a muerte en JxC".

En el universo opositor sus declaraciones no generaron mucha sorpresa. El radicalismo ya se lo veía venir, ya que su presidente, el gobernador Gerardo Morales, se había reunido con ella hace un mes. En el PRO, mientras tanto, no lo sabían a ciencia cierta pero intuían que podía suceder. "Ella es una sindicalista de la política: te anuncia un paro general, te pide un aumento, le das tres candidatos más y te levanta el paro. Es su paritaria", sintetizó, entre la risa y la admiración, un halcón PRO. Con menos aspereza, en la UCR coinciden en que todo forma parte de la estrategia de Carrió para sacar más bancas en el loteo parlamentario. Y es que la CC renueva, en la Cámara de Diputados, siete de sus once legisladores (entre les que se encuentra el presidente del partido a nivel nacional, Maximiliano Ferraro). El objetivo de Carrió es conservar esas bancas y crecer, así como también sumar lugares en las legislaturas provinciales y consejos deliberantes. 

Ella misma dejó traslucir su estrategia cuando anunció su candidatura: "Lo importante es que tengamos unidad en legisladores nacionales y provinciales de toda la coalición y que, en todo caso, las internas se hagan con mayor oferta electoral en las PASO", precisó. Esto mismo ya se había hecho en 2015, cuando Macri, Carrió y Ernesto Sanz compitieron en una interna pero llevaron las mismas listas de legisladores (excepto en la Ciudad de Buenos Aires).  "Carrió es inteligente. Se lanza para sacarle candidaturas al pelado", sostuvo un vocero radical. En el ala bullrichista del PRO coinciden y por eso no están muy preocupados: saben que una candidatura de Carrió solo podría quitarle votos a su principal competidor, Horacio Rodríguez Larreta, e interpretan que el mensaje para sentarse a negociar está dirigido a él. En efecto, Carrió mantiene, en los hechos, un acuerdo político con Larreta y Gerardo Morales en varios distritos del país.

Hay, por otro lado, otra lectura de su candidatura y está directamente vinculada al carnaval autodestructivo en el que está sumido JxC, en general, y el PRO, en particular. "El desgaste de JxC es por adelantar candidaturas", cuestionó la líder de la CC, apuntando directamente contra Larreta, Bullrich y, a su vez, Macri. La indefinición del expresidente, sumado a la guerra desatada entre el jefe de gobierno porteño y la exministra de Seguridad, tienen agotados a un importante sector de la CC y la UCR. "Es una forma de ella de decirles que la corten", aventuraron desde el radicalismo, desde donde también vienen expresando públicamente este hastío. La noche anterior, solo unas horas antes de que Carrió anunciase su postulación, el titular de la bancada radical en Diputados, Mario Negri, se había quejado de la indefinición de Macri en el canal que el presidente es accionista: "Una persona con ese peso y ese volumen, más allá de la competitividad que tenga o no, no le hace bien a la coalición que demore su decisión personal. Pero tampoco le hace bien a los argentinos", sostuvo en LN+.

Tanto la CC como la UCR entienden que el PRO tiene que terminar de ordenarse. "Aspiramos a una competencia interna de JxC ordenada, civilizada y de cara a la sociedad. Es imprescindible subir la vara en el debate público, centrándonos en el diferencial positivo que aporta cada uno y no en las descalificaciones personales", deslizó Maxi Ferraro desde sus redes sociales, minutos después de que Carrió hubiese confirmado su candidatura, y agregó: "La candidatura a presidenta de Carrió busca garantizar la representación de la pluralidad y que los matices de JxC se visibilicen en una interna competitiva para abarcar la mayor cantidad de apoyo para nuestro espacio".

"El PRO es un quilombo, pero al final del día estamos unidos", se atajó un dirigente del ala dura del PRO. El escenario en varias provincias, sin embargo, demuestra lo contrario. En Mendoza, por ejemplo, la rebelión abierta de Omar De Marchi --otrora alfil de Bullrich y hoy armador en el interior de Larreta-- amenaza con romper el frente. Ayer mismo Alfredo Cornejo --que es aliado de Bullrich y, durante meses, se especuló con que sería su compañero de fórmula-- confirmó que competiría para suceder a Rodolfo Suárez en la gobernación, pero De Marchi continúa sosteniendo que no está dispuesto a competir en una interna con el aparato de la UCR en contra (porque sabe que pierde). En el radicalismo se lo quieren comer crudo y provocó varios encontronazos con Bullrich y Larreta. La situación se repite en provincias como Neuquén y Córdoba, en donde a nadie se le escapa que el propio Macri también está jugando.