La isla del tesoro, novela de Robert Louis Stevenson, fue publicada en 1883. Lo que no todos saben es que en los dos años anteriores había sido publicada por entregas en una revista literaria infantil llamada Jóvenes amigos. Esta historia de aventuras de la época en la que los piratas todavía navegaban por los mares del globo sube a las tablas en versión musical con 20 artistas en escena de jueves a domingo a las 16 en la Sala Caras y Caretas 2037 (Sarmiento 2037). “Lo que hay hoy en el ambiente teatral musical infantil es muy parecido a lo que se ve en televisión”, dice a PáginaI12 Michael Lagarrigue, que interpreta al pirata John Silver, y apuesta: “Queremos mostrar otra cosa, volver a los clásicos y llevarles estas historias a los chicos. Encontrar en las historias valores, porque la obra habla mucho de la amistad, de la tiranía, del amor, la inocencia. Abordar estos temas de una manera diferente.” 

El modelo es el de la aventura inesperada: el pequeño Jim Hawkins trabaja en la posada junto a sus padres, y un poco por azar (y otro para que la travesía comience) logra hacerse de un mapa que indica el lugar exacto en el que un tesoro está enterrado en una isla misteriosa. Como en toda historia de aventuras, el recorrido es más importante que la resolución, por eso a un texto que ya tuvo varias experiencias sostenidas con éxito se le suma una puesta en escena ambiciosa, entre artistas y dispositivos sobre las tablas. Lagarrigue cuenta que “a los chicos les gusta mucho el tema de los conflictos: la parafernalia de la puesta en escena pero también los afectivos, que son los que impulsan las aventuras”, adelanta. “Lo visual, sumado a la música, atrapa un montón”, analiza, y adelanta que su personaje es un “pirata ni bueno ni malo, es el más inteligente porque consigue lo que quiere superando todos los conflictos. Es como somos las personas en general, ni totalmente una cosa ni la otra”, afirma.

Inspirados en La isla del tesoro se hicieron versiones cinematográficas, televisivas, de cómics y hasta videojuegos. Por algo es un clásico. Y de esta versión musical hay tres puestas en simultáneo: en San Juan (donde se estrenó el año pasado), en Mendoza y la de Caras y Caretas. Lo que propone Lagarrigue es que los adultos les muestren el camino a los más chicos para descubrir nuevas experiencias que se salgan de lo cotidiano que pueden encontrar en sus casas, en donde Internet o la televisión parecen poner todo al alcance de sus manos. “Al abrir el cofre del tesoro se pueden encontrar con valores como la amistad, el deseo de pelear por lo que uno quiere”, y concede que el “tesoro” puede entenderse como un espacio vacío que puede completarse con el deseo del aventurero. “Jim, el protagonista, va en ansias de aventura, de explorar nuevos mundos, de vivir nuevas aventuras. Los chicos tienen que confiar en ellos, luchar por sus deseos, que sigan sus sueños. Les proponemos que se animen a ser ellos”, se entusiasma.