Ignacio Hutin es magíster en Relaciones Internacionales y licenciado en Periodismo por la Universidad del Salvador (Buenos Aires), especialista en Europa Oriental, Eurasia possoviética y Balcanes. Su mirada indaga en la gama de grises del conflicto Rusia-Ucrania: lo estudia desde 2015 y viajó en 2017 para ver qué pasaba en esa guerra estancada pero activa, y captar cómo se vivía en las repúblicas autoproclamadas de Donetsk y Lugansk, en la región de Donbass, independizadas de Ucrania. 

Estuvo cuatro meses en Ucrania recorriendo el Donbass y pasó una noche en un bunker a 300 metros del frente, oyendo tiros y bombardeos. Y visitó trincheras de la primera línea desde el lado proruso. Al regresar escribió un libro de un millón de caracteres que terminó dividiendo en tres: el relato personal fue el ebook Ucrania: crónica desde el frente. La parte ensayística pasó a ser Ucrania/Donbass: una renovada Guerra Fría (2021-Editorial Apostroph). Y la sección teórica se convirtió en tesis de maestría.

--¿Dónde ubica usted el origen de este conflicto?

--Uno es en 2004: una serie de movilizaciones populares en Kiev que llevaron al poder al primer presidente ucraniano que empezó a alejarse de Rusia: Yúshchenko. En 2014 renació el conflicto con movilizaciones más grandes y violentas que derivaron en la caída del presidente Yanukovich, un cercano a Moscú (asumido en 2010). Para Ucrania se trató de una revolución popular en contra de un político corrupto y que había rechazado un acuerdo de acercamiento a la U.E. Para Rusia fue un golpe de Estado avalado por EE.UU. Yanukovich no renunció ni hubo juicio político y sí hubo apoyo de EE.UU. a las protestas. Pero es exagerado hablar de golpe de Estado: Yanukovich se fue del país a Rusia y nunca volvió. Fue una renuncia de facto. A partir de eso, Rusia anexionó Crimea, se crearon fuerzas militares irregulares prorrusas en Donbass --cercana geográfica, política y culturalmente a Rusia--, la guerra comenzó en abril de 2014, sucesivos gobiernos en Kiev se alejaron aún más de Moscú, se firmaron los acuerdos de Minsk incumplidos por ambas partes y Rusia invadió en 2022.

--¿Cómo interpreta la invasión de Rusia a Crimea?

--En Crimea está la base naval de Sebastopol, sede de la flota rusa del Mar Negro. Hasta 2014, Rusia pagaba un alquiler a Ucrania, pero con todos los cambios de ese año, temió que se rescindiera o modificara el acuerdo y terminara perdiendo la base. Crimea fue parte de Rusia entre 1783 y 1954, cuando Jrushchov se la cedió a la República Soviética de Ucrania. Entonces hay un factor estratégico-militar, pero también otro ligado al nacionalismo: el recuperar lo que los rusos creen que les pertenece.

--¿Cuál es la causa central de fondo?

--Rusia ve a Ucrania como parte de su tradicional esfera de influencia, no sólo por la cercanía geográfica, sino por la cultura e historia. Y Ucrania se aleja cada vez más de Rusia para acercarse a la U.E. y a la OTAN. Desde 2019 la Constitución ucraniana obliga a intentar incorporarse a ambos bloques. Putin intenta devolver a Rusia al lugar preponderante que ocupaba la URSS y una Ucrania cercana a la OTAN es interpretada como una amenaza a la seguridad y al orgullo nacional ruso.

--Usted estuvo en la zona clave de esta guerra que en verdad ya lleva nueve años. ¿Qué pudo entender sobre ese sector?

--Lo más evidente es la destrucción material: se ve a simple vista en cualquier lado. Y percibí una polarización total de las identidades. En las regiones que no controla Ucrania en Donbass se fue muchísima gente. Y en general, los que quedaron apoyan mucho al separatismo.

--Usted plantea que es un error explicar la guerra en el Donbass como una mera invasión de Rusia.

--Ucrania se limita a hablar de invasión, pero eso sería olvidar el peso de los actores locales a comienzos de la guerra. Muchos de los primeros líderes separatistas como Pavel Gubarev y Igor Guirkin pretendían tomar toda Ucrania para incorporarla al territorio a Rusia, algo que Moscú no veía con buenos ojos tras las sanciones por la anexión de Crimea. Entonces Rusia habla de guerra civil, pero eso sería olvidar su rol fundamental en la guerra a partir de agosto de 2014, cuando aquellos primeros líderes separatistas fueron reemplazados y Moscú eligió a las nuevas autoridades en Donbass. Sería olvidar que Rusia envió armamento y hombres, aunque no en forma oficial.

--¿Qué hizo Ucrania contra los separatistas rusos?

--El gobierno interino de Turchynov en Kiev, entre febrero y junio de 2014, estableció que los separatistas prorrusos en Donbass eran terroristas, que casi todos los habitantes de la zona también lo eran y atacó las zonas civiles. Fue una estrategia muy brutal: afectó a toda la población civil y llevó a un crecimiento de las fuerzas separatistas: si sos civil en Donbass y ciudadano ucraniano, y ves que tu Estado te dice “terrorista” y te ataca, es probable que apoyes a un separatismo que te da armas y “te defiende”. Con la asunción de Poroshenko en Ucrania en junio de 2014, hubo una estrategia más racional: más allá de victorias y derrotas militares de Ucrania, Poroshenko presentó propuestas para terminar la guerra que fueron la base de los Acuerdos de Minsk.

--En este punto aparecen los ultraderechistas con simbología neonazi incorporados al ejército.

--A comienzos de la guerra, las fuerzas armadas ucranianas eran muy débiles y los que hicieron los primeros avances eran grupos paramilitares, muchos de ellos ultranacionalistas, abiertamente neonazis. Casi todos se incorporaron al ejército regular y fueron apaciguando el discurso más reaccionario. Durante la Segunda Guerra Mundial hubo alianzas entre nacionalistas ucranianos y Alemania. Esto alimenta la narrativa rusa sobre el predominio del neonazismo en Ucrania. Esos grupos existen pero no tienen el peso que les atribuye Rusia.

--¿Cómo fue el colaboracionismo nazi de muchos ucranianos? ¿Existe una herencia de aquel nacionalismo?

--Ucrania era parte de la URSS y el Ejército Insurgente Ucraniano se alió por momentos a los invasores nazis porque tenían un enemigo en común: la URSS. Buscaban la independencia de Ucrania y una “Ucrania para ucranianos”, con lo cual hubo matanzas sistemáticas contra civiles rusos, polacos y judíos. Hoy en día esos combatientes son reivindicados y hay muy poca autocrítica.

--¿La mayoría es separatista en Donetsk y Lugansk?

--Es difícil saberlo: no hay encuestas fiables. Es probable que hoy la mayoría esté a favor de la independencia.

--¿Usted lo ve a Putin con una estrategia expansionista o es posible entender su invasión como un ataque defensivo?

--Si interpretamos que la incorporación a la OTAN de Estados del ex Pacto de Varsovia implica una provocación --un avance sobre la esfera de influencia rusa-- y es una amenaza a la seguridad rusa, es una estrategia defensiva. A nadie le gusta tener un rival fuerte cerca de su frontera. Pero nadie pensó en atacar Rusia. Y nadie obligó a Polonia a incorporarse a la OTAN: fue iniciativa propia. La pregunta no es por qué la OTAN incorpora tantos nuevos miembros, sino por qué tantos exaliados de Rusia la ven como una amenaza. Es parte del juego político. Pero Putin pateó el tablero: con tiempo y paciencia, podría haber intentado lavar su imagen y mejorar relaciones con ciertos países. Y lo intentó. Tuvo el Mundial de Fútbol, los Juegos Olímpicos de invierno, la vacuna Sputnik V y Russia Today en muchos idiomas. Pero ese soft power se extinguió.

--¿Cómo define usted a Putin en términos políticos e ideológicos?

--Un nacionalista ruso, conservador, con cierto dejo soviético en cuanto a la relevancia del Estado y el poder unipersonal.

--¿Y dónde ubica a Volodimir Zelenski?

--Un actor sin mayor peso administrativo que entiende que su país depende de los aportes internacionales y que hoy su trabajo es procurar mantener esos aportes. Por eso aparece en todos los espacios que puede, incluyendo revistas de moda o entregas de premios. Ideológicamente es liberal y proeuropeo, que es la mejor forma de definir partidos en esta región del continente.

--¿Es un nacionalista?

--Zelenski no es nacionalista. Hay sectores ultranacionalistas en Ucrania que no tenían mayor peso político. Pero con la guerra, se lavó mucho su imagen y algunos fueron heroificados. Aunque siguen siendo sectores políticamente minoritarios. Veremos qué pasa con ellos cuando termine la guerra.

--Putin declaró que no tenía problema en que Ucrania entrara en la Unión Europea. ¿Si Zelenski renunciaba a entrar a la OTAN no había guerra?

--En principio, no depende de Zelenski porque así lo establece la Constitución ucraniana. No creo que esa renuncia hubiese bastado para evitar la guerra: de todas formas resta el factor territorial, empezando por la península de Crimea que Rusia no pretende devolver.

--¿Cómo evalúa la talla de Zelenski como estadista? ¿No supo ver lo que se venía?

--La única forma que tenía Zelenski para evitar la guerra (o terminarla ahora) era entregando territorio, cosa que no va a hacer y me parece lógico. Creo que no supo ver lo que se venía, pero no me parece que pudiera haber hecho mucho para evitarlo.

--¿Sería consciente del problema en que se metía al querer entrar a la OTAN?

--Cualquier ucraniano sabe que a Rusia no le gusta una Ucrania cercana a la OTAN. Pero considerando la anexión de Crimea y la guerra en el Este --un quiebre en las relaciones políticas y comerciales-- era previsible que Ucrania apuntara hacia ese lado. Ucrania no tiene chances de incorporarse pronto a la alianza, pero el acercamiento implicaría más presencia de la OTAN en su territorio. Y para Ucrania, eso es necesario. La pregunta es qué podría haber hecho Rusia para evitar que Ucrania lo vea como un Estado enemigo.

--Mi impresión es que hacia donde decante la guerra, Ucrania pierde en todos los sentidos: centenares de miles de muertos, el país destruido y una línea fronteriza en el mapa que se correrá unos centenares de kilómetros hacia el este o el oeste, según las posiciones cuando se detenga el combate.

--Sí. Ucrania pierde por muertos, por destrucción, por costo económico. Gana en soft power: hoy todos hablamos de Ucrania. Pero, pase lo que pase, los ganadores de esta guerra no están en Ucrania.

--¿Cómo se cobrará Occidente las armas que aporta?

--Es una gran pregunta porque nunca se informó qué porcentaje de los aportes internacionales son donaciones, préstamo o ventas. En cualquier caso, necesitarán apoyo financiero muy importante a largo plazo.

--¿Ucrania está siendo usada en favor de intereses que no le convienen?

--La guerra favorece intereses que poco tienen que ver con Ucrania, pero no necesariamente van en contra de sus aspiraciones. Que EE.UU. gane influencia en la región no perjudica necesariamente a Ucrania. Y creo que EE.UU. es uno de los grandes ganadores en términos económicos --puede vender más armamento y gas licuado-- y políticos: se consolida como la contracara de Rusia --el país invasor-- y como un modelo para Europa del este. Es algo parecido a lo que pasó con la caída de los regímenes comunistas y que llevó a que en Polonia, Hungría o Albania haya monumentos a presidentes estadounidenses. Turquía también salió ganando por aparecer como un mediador relevante.

--¿Putin hizo un mal cálculo? ¿Le salió el tiro por la culata?

--Rusia hizo dos apuestas: pensó que no todos iban a imponer sanciones y que varios le iban a seguir comprando, empezando por China (así fue). Y creyó que la OTAN no se iba a involucrar directamente por el poder disuasorio de las 6000 ojivas nucleares rusas: así es hasta ahora. Rusia perdió a casi toda Europa, pero quizá ya no le importe: sabe que su futuro está en Asia-Pacífico. Podríamos decir que, hasta ahora, no le salió mal el cálculo. Pero habrá que ver cómo termina al final de la guerra.

--¿Por qué Putin no ataca abiertamente a población civil?

--Eso sería muy grave y quizá forzaría a la OTAN a involucrarse abiertamente. Nadie quiere eso.

--¿Será capaz de arrojar la bomba atómica?

--Hay presión al interior del poder ruso para que lo haga. La doctrina nuclear rusa avala la utilización de armamento nuclear en caso de ataque al Estado. Y si Rusia considera que Crimea, Zaporizhia, Jersón, Donetsk y Lugansk son sus territorios, podría hacerlo. Pero para llegar a eso, tiene que estar muy acorralada. Así que no por ahora.

--¿Puede Ucrania ganar esta guerra?

--En este momento, no: no puede recuperar la totalidad de su territorio. Tendría que pasar algo muy extraño para que cambie el escenario para Rusia y tendrían que mantenerse y expandirse los aportes a Ucrania. Es poco probable que eso ocurra pronto.

--¿Quién es el mayor responsable de esta guerra?

--Rusia, que invadió otro país. Hay responsabilidades secundarias de quienes llevaron a un escenario en el que la invasión era una posibilidad. Por ejemplo, Alemania y Francia no presionaron para que Ucrania cumpliera con lo firmado en Minsk.

--¿Se puede afirmar ya que esta es una guerra entre Rusia contra EE.UU. y la Unión Europea?

--Sí: no abierta, no formal. Pero sin dudas.

--El sentido común percibe que si el invadido es Ucrania, hay que estar del lado de la víctima. ¿Tapa alguna falacia esta primera vista?

--A priori, no. Si un país es invadido, creo que hay que apoyar al invadido. Pero eso no implica un apoyo incondicional y terminar omitiendo información que afecte a Ucrania. Si Ucrania cometió crímenes de guerra, por más que Rusia haya cometido más, hay que informarlo. Si el gobierno ucraniano miente, hay que informarlo. Hablar de la existencia de grupos ultranacionalistas y de su peso en Ucrania no significa avalar a Putin. Tampoco es apoyar a Rusia hablar de corrupción o de libertad de prensa en Ucrania.

--¿Usted se sintió en el terreno más inclinado hacia algún bando? ¿Qué implicancias éticas tiene la postura neutral?

--El único bando que a mí me importa es el de los civiles. Me genera empatía el sufrimiento de los civiles, la gente mayor que vivía en un bunker subterráneo, los que viven en casas destruidas por la guerra. Pero en ese momento --antes de la invasión rusa-- los reclamos no me generaron mayor empatía a ninguno de los lados del conflicto.

--¿Qué pasará en el verano?

--Probablemente haya una escalada en la región de Donetsk.

--¿Cómo imagina el final del conflicto?

--No veo ningún final a corto plazo.

--¿Cuál es la parte cierta y la exagerada de la narrativa de Putin sobre “derrotar a los nazis”? Uno de los contraargumentos es que Zelenski es judío. Pero los ultraderechistas de hoy en Ucrania no necesariamente son antijudíos y cometieron crímenes atroces contra prorusos en Donbass.

--Los grupos neonazis existen, pero no tienen el peso que les atribuye Putin. No gobiernan ni están cerca de hacerlo. Sí hay antisemitismo, hay discriminación y un problema con la interpretación histórica al reivindicar a nacionalistas que colaboraron con el nazismo. Pero no hay un gobierno nazi. Significa que Ucrania tiene problemas internos que debe solucionar por sí misma. Claro que hubo crímenes de guerra en estos últimos 9 años que deberían ser juzgados. A dos de los argumentos de Rusia -el poder del neonazismo y el genocidio contra rusos en Donbass- se puede responder “sí, pero”: hay grupos neonazis pero no tienen mayor peso político; hubo discriminación y crímenes de guerra contra civiles en Donbass, pero no hay datos que avalen el hablar de un genocidio por parte de Ucrania.

--Un planteo que se hace para entender la actitud de Putin es la hipotética reacción de EE.UU. si Rusia se aliara con México y pusiese allí misiles como sucedió en Cuba desatando casi la guerra mundial. ¿Qué solidez tiene este argumento?

--Me parece sólido. A ninguna potencia le gusta tener bases rivales cerca de su territorio. Pienso en EE.UU. o Israel. La pregunta es qué se puede hacer con eso. Se puede intentar un acuerdo como el firmado con Irán por su desarrollo nuclear. Y si no se cumple, se va a una corte internacional. Pero invadir tira por la borda cualquier argumento y posibilidad de acuerdo.

-Occidente sabía que esta guerra anunciada iba a suceder. Intentaron convencer a Putin de que no atacara pero no le dijeron a Zelenski que mejor negociara sin invasión. La carta de la paz quizá la tenían EE.UU. y la U.E. pero no la jugaron, ya que se vieron como los únicos beneficiados por el criminal ataque de Putin. Y le sugirieron a Ucrania que fuese al frente porque la iban a apoyar: pero sin poner un solo muerto propio. Occidente quizá es casi tan culpable como Rusia del origen de esta guerra. Putin venía reclamando hace años contra el avance de la OTAN.

-Creo que la OTAN tiene cierta responsabilidad: no prestó mayor atención a Rusia durante 30 años, nunca supo ver que la Rusia de los 90 no iba a durar para siempre, que en algún momento iba a resurgir, considerando que tiene un buen arsenal heredado de la URSS. Muchas veces Putin intentó un acercamiento, especialmente en los primeros 2000 y lo ningunearon a él y a lo que él representaba. La OTAN se siguió expandiendo con su lógica de "puertas abiertas", aun sin guerra fría, sin Pacto de Varsovia, sin URSS. Y creo que las demandas rusas, que fueron particularmente visibles en 2021, eran muy atendibles y le tendrían que haber dado algún tipo de respuesta que nunca llegó. Pero todos esos argumentos desaparecen el día en que Rusia invade. No hay dudas de que la OTAN y particularmente EE.UU. se benefician de esta guerra y tienen responsabilidad en cuanto a llevar a Rusia a una posición difícil, al no responderle por 30 años. Pero la última decisión es de Rusia y todo lo demás creo que queda de lado. Especialmente porque el mismo Putin empezó a darle más relevancia a otros argumentos, más irracionales: Dios, la Biblia y cuestiones ligadas a la moralidad. Sí, la UE y la OTAN quisieron hacerse con Ucrania como mercado y como actor, pero me parece que es parte del juego político y si a Ucrania le favorece lo que proponen la OTAN y la UE, se irá de ese lado. En ese sentido, es Rusia el que patea el tablero y decide abandonar el juego. Biden podría haber dicho lo que todos sabemos: que Ucrania no se puede incorporar a la OTAN, en principio, porque no cumple con los requisitos formales. Y no lo hizo, es cierto. Pero en todo caso el problema es de Rusia por abandonar el juego político y por no seguir ciertas reglas, o no intentar seducir a Ucrania cuando la tenía de su lado. La OTAN ha hecho muchas cosas terribles, algunas ilegales, algunas ilegítimas -Libia, Irak, Afganistán, Yugoslavia, sólo para empezar- pero acá no me parece que haya hecho nada demasiado grave. Sí hay una guerra indirecta que trasciende a Ucrania y en la que Ucrania no ocupa un espacio demasiado relevante, porque se juega en otras esferas: Washington-Bruselas-Moscú-Beijing. Pero la responsabilidad de patear el tablero es rusa. En cuanto a Zelenski, no creo que haya que sobreestimar tanto su rol. Es un gran mediático, sabe cómo actuar delante de una cámara e interpretar al personaje que le sirve. Y en este momento el personaje que le sirve es el que aparece en todos lados convocando al envío de más armas, que es lo que necesita porque su país no puede afrontar este conflicto de otra forma y no me parece lógico que ceda a las demandas territoriales rusas.

--¿Cómo ve el tratamiento de la guerra en la prensa tradicional occidental? ¿Cómo se presenta el sesgo? ¿Se informan completos los hechos con diferentes perspectivas abarcando la complejidad?

--Buena parte de los medios occidentales apoyaron irrestricta e incuestionablemente a Ucrania, pase lo que pase y haga lo que haga. Y puede pasar (y ha pasado) que en algún momento, Ucrania mienta y que Rusia diga la verdad. Que las principales víctimas de esta guerra sean los civiles ucranianos no puede hacernos creer que todo lo que diga o haga el Estado ucraniano es perfecto y maravilloso. Una cosa no quita la otra.