MUTZENBACHER 8 puntos

(Austria, 2022)

Dirección: Ruth Beckermann.

Guion: Ruth Beckermann y Claus Philipp.

Duración: 100 minutos.

Estreno en MUBI.

Publicado originalmente en Viena de manera anónima en 1906, Josefine Mutzenbacher – Historia de una prostituta vienesa se transformó de inmediato en un libro-escándalo. El racconto en primera persona de los encuentros carnales de la protagonista, desde su más tierna infancia hasta la mayoría de edad, narrados a la manera de unas memorias a los cincuenta y tantos años, alborotó a la sociedad europea de aquel entonces. Más allá de las incontables censuras y prohibiciones, que continuaron lloviendo sobre el volumen con el correr de las décadas, el texto fue adquiriendo estatus de clásico de la literatura erótica, y desde hace ya bastante tiempo existe la certeza de que su autor es nada menos que Felix Salten, el escritor austríaco responsable de Bambi, una vida en el bosque, publicado en 1923 y popularizado hasta el infinito y más allá gracias a la adaptación animada de la compañía Disney.

En estos tiempos de hipersensibilidad al contenido de las creaciones artísticas, de cuentos y novelas corregidos y reescritos para no ofender a un porcentaje de los potenciales lectores, la historia de una niña abusada por propios y ajenos que, a pesar de ello (¡o justamente por esa razón!), aprende a disfrutar de los placeres sensuales, se transforma automáticamente en una bomba de proporciones atómicas. 

La realizadora vienesa Ruth Beckerman, responsable de largometrajes como Los soñados, American Passages y El vals de Waldheim, una de las voces más reputadas dentro del documentalismo contemporáneo, es consciente de esa condición literaria y cultural y en su última película puso en marcha un experimento que podría definirse como social. A partir de un casting de apariencia meticulosa, la cineasta convocó a un centenar de hombres, de entre 18 y 99 años y diferentes extracciones, para leer frente a cámara algunos pasajes de Josefine Mutzenbacher, dramatizarlos en algunos casos y reflexionar sobre la forma y el fondo de la novela.

Directo y soez, el texto no está exento de poesía, y entre descripciones de orgasmos, miembros erectos, vulvas húmedas y expresiones como “verga”, “concha” y “coger” repetidas ad nauseam, la novela también sorprende a los lectores por su capacidad de interpelar a quien recorre las páginas. ¿Es Josefine una víctima ideal de sus predadores en tiempos en los cuales la voz de las mujeres estaban completamente suprimidas? ¿O acaso la historia de la joven prostituta puede ser leída como un relato de empoderamiento en escorzo? Sin aparecer nunca en cámara, aunque su voz puede escucharse esporádicamente, Beckerman interroga a los hombres sentados en un cómodo sillón de época –de tapizado floreado, un poco kitsch, tal vez perteneciente en algún momento de su vida a una casa de tolerancia– luego de algún pasaje particularmente provocador. Las reacciones van desde la sensación de ofensa (“no me gustaría que el libro termine en las manos de mis hijos”) hasta la celebración de aquellos tiempos en los cuales la libertad creativa (y sexual) parecía más abierta a múltiples posibilidades.

“Hoy es muy difícil tener una vida sexual natural”, afirma un joven, preocupado por el hecho de que el espectáculo de la pornografía online pone la vara muy alta en las actividades amatorias de la vida real. A veces solos, a veces de a dos, los hombres leen y recuerdan su “primera vez”. Más tarde, todos juntos corean algunas líneas del libro, dirigidos desde un impenetrable fuera de campo por la directora, quien parece disfrutar el hecho de tener a su disposición a todos esos hombres, acatando al pie de la letra sus órdenes. Sobre el final, un señor de unos sesenta años declara su desprecio general hacia el texto. Ello no impide que la lectura de un monólogo particularmente lúbrico se transforme en uno de los momentos más intensos del documental. Mutzenbacher, de Ruth Beckerman, es un ensayo sin hipótesis: es el espectador quien debe posicionarse frente al libro, el contexto en el cual fue creado y el actual, y los límites –de haberlos– de la creación artística.