No hay duda de que Cosquín Rock es el festival musical (ajeno al folklore y hecho fuera de la órbita de Buenos Aires) de mayor envergadura del país. Así como el más antiguo, tras 23 años de organización. Aunque, sobre todo a partir de 2017, el encuentro serrano se acostumbró a mechar propuestas periféricas con la tradición musical rockera, incorporando artistas de las nuevas escenas como Usted Señalemelo, Bandalos Chinos, Perras on the Beach, Barco, Indios y Conociendo Rusia (y Detonantes, el proyecto anterior de Mateo Sujatovich), o como los locales Valdés y Telescopios.

Seis años más tarde, lo que comenzó en un diminuto hangar del Aeródromo de Santa María de Punilla no solo se apropió de los escenarios destinados al metal o al reggae en el festival, sino que también acaparó la programación del evento. Al punto de que la tradición del rock argentino quedó relegada a un solo escenario, el Norte. Es cierto que sigue siendo el más convocante, pero también es verdad que el festival experimentó un recambió generacional, relevo que no solo apela a lo propiamente etáreo, sino a toda la carga que eso conlleva. Como la tolerancia y amplitud de espectro hacia los diferentes géneros: tanto los musicales como los identitarios.

El punto de inflexión que experimentó el evento lo convirtió en el último par de años en una especie de oráculo de artistas locales significativos. Y si en algo se volvió a distinguir este Cosquín Rock que se llevó a cabo el fin de semana pasado fue en ofrecer un avistamiento sobre lo que pasará este año, a partir de algunos recitales significativos.

Público de Cosquín Rock | Foto: Catriel Remedi

► Trueno y Dillom en el Sur

Luego de su debut en el festival en 2022, Trueno regresó al mismo escenario en el que actuó el año pasado: el Sur. Si en aquella ocasión apenas tanteó las canciones de su disco Bien o mal, en este caso puso el foco en ese repertorio. Cuando en su tema Sangría cantó "Te guste o no te guste somos el nuevo rock and roll", en referencia a la escena de música urbana, su performance del sábado confirmó que es uno de los mejores rockeros del país. Y es que así sonó. De los casi 100 artistas que nucleó el evento, fue el que hizo honor al eslogan del festival: "Nos vemos en el pogo". Lo incitó en Fuck el poli, tras invocar a Santiago Maldonado en Argentina. Y firmando un show sensacional.

Si el rapero de La Boca armó el gran pogo del evento, Dillom se llevó el premio al mosh de Cosquín Rock 2023. Sucedió casi al final de una presentación basada en el disco que lo catapultó en la cultura pop local, Post mortem (2022). Su paso por el escenario Sur, en la noche del domingo, sirvió asimismo para despedir a la formación que acompañó al trapero en sus actuaciones del año pasado y de su gira estival. Y de la que destaca Fermín.

Trueno | Foto: Catriel Remedi

► El Boomerang de la Rip Gang

El músico, productor y a partir de ahora ex integrante de la banda de Dillom también fue parte de los actos del festival. Aunque lo hizo el sábado, en el escenario Boomerang. Por más que luego reconoció que no estaba conforme con el sonido, lo que se vio fue alentador. Sobre todo gracias a ese bedroom pop que va de lo urbano hacia la pista de baile. Ese día en el Boomerang subieron a escena otros dos protagonistas del colectivo Rip Gang: Muerejoven y Saramalacara. Despuntó lo de la trapera, quien mostró un perfil performático más maduro y con hambre de mainstream.

► Las vitrinas del Club

El giro estético que experimentó el encuentro musical parido en la provincia de Córdoba tuvo que ver con la inclusión en el equipo de trabajo de un puñado de curadores jóvenes, entre los que destacan los de Club Paraguay, sala que representa para la capital cordobesa (en lo que a eclecticismo se refiere), sobre todo tras el cierre de la sala Belle Epoque, el lugar de vitrina indiscutible de las nuevas propuestas musicales que pululan tanto en la urbe mediterránea como en el resto del país.

Por eso no fue fortuito que tuvieran su propio escenario en el Cosquín Rock. Que aparte de haber sido el más fino y arriesgado en la elección artística, fue el más coqueto de entre los seis que hubo en 2023. Para llegar había que atravesar un bosque, que, a medida que caía la tarde, abrazaba el encantamiento a través de su iluminación. Una vez que quedaba atrás, se podía ver, por ejemplo, a El mató a un policía motorizado.

En esta oportunidad, la banda comandada por Santiago Motorizado repasó su repertorio tradicional, por más que temas como El magnetismo quedaron fuera del set. Lo que diferenció a este desembarco de los platense de sus otras apariciones en Cosquín Rock es que, si bien antes básicamente abrían el escenario Norte, ahora eran el acto estelar del Paraguay, en el horario de la cena.

► Un vivo invencible

El Mató dejó el público caliente para Mi Amigo Invencible, quienes finalmente debutaron en el festival. Todo un acto de justicia, tras firmar uno de los mejores discos nacionales de 2022, Isla de oro. El impacto que tuvo lo más reciente de los mendocinos caló tan hondo que su vivo es hoy uno de los más estimulantes de la escena independiente local, de lo que darán fe el 23 de marzo en el Teatro Vorterix. Esta vuelta de tuerca en su sonido le permitió al frontman de la banda, Mariano di Césare, soltar su guitarra para adentrarse más en el rol de frontman. Algo parecido a lo de Juan Mango en Usted Señalemelo.

Cocó de Usted Señalemelo | Foto: Catriel Remedi

► A la hora señalada

En el nuevo espacio de Cosquín Rock, el Montaña, lo del trío mendocino fue vibrante y emotivo. Será por ese contexto serrano que les sirvió de fondo. Su crecimiento es afín al brincó que pegó la escena actual. Si en 2017 actuaron para unas 300 personas, ese día lo hicieron frente a 10 mil. Aparte de verse holgados, hicieron alarde de una performance aceitada y canchera.

Los otros que saltaron a escena con una actitud parecida fueron La Delio Valdez, hoy por hoy la orquesta joven que la rompe. Con el plus, en esta ocasión, de ponerle el sabor cumbiero a la jornada. Mientras que Conociendo Rusia se vistió del cantautor de la fecha en la primera jornada del festival. Por cierto, al día siguiente ese rol lo tuvo Fito Páez, quien antes de presentar su hit Polaroid de locura ordinaria en el escenario Sur señaló el tamaño de cronistas que tienen en esta época los traperos y raperos.

La Delio Valdez | Foto: Catriel Remedi

► Urbanos serranos

La mayoría de ellos se concentraron el domingo en el escenario Paraguay. Si el marplatense Ronpe 99 fue la revelación, El Doctor (se presenta este domingo 26 en Niceto) desenfundó una oda al dolor, la oscuridad y al desahogo. Tremendo. Por ahí también pasaron Taichu, Ms Nina, Intendente, The Colorated y Caliope Family, referente de la movida funk que sacude actualmente a la ciudad de Rosario.

Un ratito luego de que los rosarinos le subieran el volumen a una tarde calurosa, antípoda del frío abrumador del día anterior, el escenario Boomerang recibió a Anyi, Mía Zeta, Zenón Pereyra, Feli Colina y El Zar. El dúo, partícipe de la camada de artistas pop de la Zona Norte del Gran Buenos Aires (de ahí provienen 1915, Silvestre y la Naranja y Bandalos Chinos, todos presentes en el festival), dio un abreboca del Gran Rex que hará el 15 de abril.

Y luego de que Peces Raros pusiera a bailar Santa María de Punilla, Bandalos Chinos en el Montaña patentó un show consagratorio, dando cuenta del impacto que tiene esa canción pop devenida en fórmula del hit. Sin duda, lo que hicieron los liderados por Goyo Degano será un parteaguas en su carrera. Y es que se trató de una performance inspirada en la que incluso aprovecharon para estrenar en vivo su flamante single, Me estoy enamorando.

Goyo de Bandalos Chinos | Foto: Catriel Remedi

► Historia viva

Poco después de que eso sucediera, el tándem conformado por Ca7riel y Paco Amoroso se preparaba para hacer historia, al punto se que se encargaron de cerrar el escenario Sur. No solo estuvieron a la altura, sino que demostraron como pocas veces lo hicieron lo que pocos pudieron hacer: confeccionar un lenguaje artístico argentino, pero al mismo tiempo universal. O más bien galáctico.

Su puesta fue similar a la que presentaron en el estadio Obras Sanitarias en diciembre pasado. Pero acotado a las limitaciones a las que obliga el formato festivalero. Pero ni siquiera ellos podían salir de su asombro de lo que estaban manufacturando en tiempo real. No es música urbana, tampoco pop. Sin embargo, se parece a lo que suena en el club. Toda una síntesis de la Argentina del futuro. Ese lugar que, como bien imaginó Julio Cortázar en su cuento El examen, está invadido por la bruma y por hongos inexplicables. Donde definen todo y todos se burlan de sus definiciones.

Ca7riel | Foto: Catriel Remedi