Reparar lo dañado para que brote la belleza ahí donde imperó el horror. La artista plástica Gabriela Cassano invita a mirar de otra manera el cruce entre la biografía familiar y lo político. En Como piedra en el estanque, una instalación gráfica que se inaugura este sábado a las 19.30 en el Centro Municipal de Arte de Avellaneda (CMA), los pequeños objetos --las cartas, fotos, un ramo de muguet o el pañal transmutado en pañuelo-- “narran lo colectivo, desde lo personal, en un ir y venir entre lo privado y lo público, entre lo individual y lo político”, como plantea Emilia Demichelis, la curadora de esta exposición en la que Cassano, hermana de Alicia Cassano, jefa de Residentes del Hospital Italiano detenida desaparecida en marzo de 1977, homenajea a su propia madre y a las Madres de Plaza de Mayo en su lucha sostenida por la Memoria, la Verdad y la Justicia.

Cuando se lanza una piedra a un estanque, mueve el agua apenas toca la superficie. En pocos segundos, las partes más cercanas adonde se arrojó la piedra también se mueven. La piedra generó una onda que se propagó. “En Como piedra en el estanque me refiero al movimiento de las Madres, que empezó haciendo un pequeño movimiento sin tener ningún tipo de apoyo. Cuando comenzaron, no eran referentes políticas; eran amas de casa que no podían llegar a imaginar cómo iban a ser reconocidas. Yo llevé pañuelos blancos a España y todo el mundo entendió de qué estábamos hablando; son un símbolo mundial”, cuenta Cassano a Página/12. En esta muestra desplegada en la planta baja del CMA una de las protagonistas es su madre, Ofelia Cambiaggio, esa joven de “mirada fresca”, como la define la curadora, que sería atravesada por el terror de la dictadura cívica militar cuando secuestraron a su hija mayor, Alicia Cassano, el 23 de marzo de 1977.

Hay unas telas “casi” transparentes que cuelgan, como si fueran veladuras. El material, un gual sublimado, contiene imágenes en blanco y negro de Ofelia, a los 18 años, con un ramo de muguet, una flor blanca, pequeña, con forma de campana. Cassano aclara que el ramo lo agregó digitalmente. “El muguet es una flor que en Francia tiene que ver con el comienzo de la primavera, con el renacimiento; para la religión cristiana las lágrimas de la virgen que llora a su hijo al pie de la cruz habrían hecho florecer muguets. Para mí tienen el doble significado de las infinitas lágrimas que las Madres lloraron por sus hijos y el renacer de otra forma: pasar del ámbito privado de su familia a ser referentes mundiales -explica la artista-. Las Madres renacieron desde otro lugar con pequeñas acciones; al principio no se podían quedar paradas y las obligaban a caminar, entonces hicieron una ronda”. 

Cassano recuerda que apenas las Madres iniciaron su lucha las llamaban “locas”, “mentirosas”; decían que “sus hijos estaban en Europa”. “Aunque la negación sigue estando, ahora hay más pruebas. Antes era pura negación. Las Madres tuvieron que luchar sin ningún tipo de aparato; no existían las redes sociales. En el exterior sí fueron escuchadas, pero acá tuvo que venir (Raúl) Alfonsín y el Juicio a las Juntas y recién ahí la gente dijo: ‘esto pasó’... Contra todo eso, ellas tuvieron la increíble fortaleza que nacía del dolor más inmenso”.

Después de que secuestraron a Alicia, decidieron que Ana, “la hermana del medio”, se fuera del país junto a su pequeño hijo. Primero estuvo un tiempo en el sur de Brasil, pero como no era muy seguro pidió asilo político y en marzo del 78 se instaló en Río de Janeiro para estar bajo la protección de la ONU (Organización de las Naciones Unidas). Entonces Ana las llamó para avisarles que pronto se iría a Suiza. No sabían que tenían el teléfono intervenido. Se tomaron un colectivo hasta Río de Janeiro, se despidieron de Ana, y cuando regresaron las estaban esperando en la frontera. Madre e hija estuvieron detenidas, las interrogaron, les sacaron fotos y le dijeron a Ofelia: “Quedate contenta, mamá, porque te quedó una hija”. La emoción palpita en las pupilas de Cassano y resume esa experiencia, el haber estado dos días detenida junto a su madre, con una frase: “Las dos sobrevivimos; decidieron no matarnos”.

 En un sector de la exposición hay una instalación gráfica con ocho libros de Derecho de la época de la dictadura intervenidos por Cassano, artista que egresó de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y completó su formación pictórica con los maestros Aníbal Carreño y Carlos Cañás. Uno de los libros está abierto y horadado con un gran cuadrado. Al mirar hacia adentro de ese cuadrado de páginas amputadas se percibe un inmenso vacío. “El derecho fue lo que perdimos, lo que fue violado, lo que dejamos de tener”, precisa la artista plástica que el año pasado presentó In Memoriam, una muestra gráfica dedicada a “su amiga del alma”, Cristina Comandé, sobreviviente del centro clandestino de detención Puente 12, que murió en febrero del 2022. En una de las paredes del CMA hay una pantalla con tres videos filmados por la artista con acciones que realizó sobre esos libros de Derecho. En uno de los videos ella entierra un libro. “La acción de enterrar puede tener el doble mensaje de cuidar el libro; muchas personas enterraron libros que consideraban peligrosos. Existió el entierro de libros por miedo”, reconoce. Pero en esta acción, luego de un mes, desentierra el libro y expone cómo sobrevivió al deterioro de la humedad. “El derecho se rescató, aunque quedó complicado -analiza-. Las Madres siempre pidieron justicia, aunque la justicia haya sido lenta”.

Cassano tira del hilo que conecta lo íntimo y lo público en el acto de la excavación. “A mi hermana, que había estado en el Vesubio, la enterraron como NN en el cementerio de Lomas de Zamora. El equipo Argentino de Antropología Forense reconoció los restos de mi hermana en 2010”, condensa ese itinerario biográfico y político. Otra de las obras se titula Mantos de silencio; es una tela cuadrada con varios bolsillos en los que hay un pin con la cara de Alicia --que la artista suele usar en las marchas del 24 de marzo-- o mini almohadones con litografías del padre, la madre y los abuelos de la artista. Unos hijos rojos anticipan la sangre que será derramada. “Hubo muchos silencios; había muchas cosas no dichas en las familias. Yo le preguntaba a mamá: ¿por qué vino tu papá de Italia? No sé; nunca le pregunté, me contestó. Yo intento tomar lo que sufrió y trato de embellecerlo. En mi cabeza siempre tengo que si algo está roto lo tengo que reparar”.

*Como piedra en el estanque se puede visitar hasta el 1 de abril, de martes a sábados de 10 a 20 horas en el CMA, San Martín 797 (Avellaneda).