Desde Rosario

Los medios nacionales y del mundo, vienen haciendo foco en Rosario, a partir de los últimos hechos de violencia que sufrió la ciudad, apenas un eslabón de una cadena de homicidios, balaceras, amenazas y disputas entre bandas narcocriminales que viene de larga data y han escalado últimamente. Esta compleja situación, real y constatable, habilitó que algunos periodistas que no conocen cómo es vivir en la ciudad, brindaran un recetario de soluciones a los problemas. Por ese motivo, Página/12 contactó a distintos dirigentes políticos, legisladores, funcionarios judiciales, sindicalistas y personas que trabajan en el territorio, para que den su visión como rosarinas y rosarinos que viven el día a día de la ciudad. A todos se les hizo la misma pregunta: ¿Cada vez es más difícil vivir en Rosario?

Luis Schiappa Pietra es  Jefe de la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Económicos de la Fiscalía Regional Rosario y considera que la crisis de seguridad en Santa Fe se basa en otra mucho más profunda, de carácter político. Opina que el crimen organizado tiene lazos indisimulables de complicidad estatal: "No puede el estado ser parte de las tramas criminales y a la vez controlarlas. La falta de decisión sobre esta materia generó las idas y vueltas en materia de seguridad, que se tradujo en un abandono de la conducción política de la policía -entregada a la corporación- lo que profundizó el descontrol y su compromiso con el delito y la recaudación ilegal". Para Schiappa Pietra, esta situación de corrupción estructural que atraviesa la fuerza abandonó a su suerte a los que querían trabajar de buena fe. Y saluda que el Ministerio Público de Acusación haya puesto el foco en el senador Armando Traferri, porque se demostró su compromiso con un sector policial ligado a la fuerza de “exdrogas peligrosas”. En conclusión, no ve solución al crimen organizado, si no se aborda esta crisis política y se hace un sinceramiento de la situación" de connivencia entre parte del Estado y algunas bandas.

Gabriel Fabián Monte es vicepresidente de Cáritas Rosario y tiene su propia perspectiva del asunto. Cree que la pregunta correcta sería ¿qué podemos hacer para que en Rosario se pueda vivir mejor? Y se responde: "Debemos dejar de lado lo que nos divide, luchar contra el narcotráfico pero también contra la drogadicción, porque el narcotráfico se mueve por el dinero, pero las consecuencias las sufren los hermanos que se drogan. Hay que trabajar sobre las causas y no sobre las consecuencias, porque ahora están las fuerzas de seguridad pero si no atacamos, las causas vamos a seguir igual. Hay que educar en valores y mostrar a los jóvenes que hay opciones y que tienen un futuro, y eso se hace a través de las instituciones de la sociedad civil".

Para el diputado nacional por el Frente de Todos Eduardo Toniolli, sí es más dificil vivir en Rosario, pero dependiendo de "en qué cuna te haya tocado en suerte nacer; lamentablemente, para una parte importante de la población, sí lo es". Ve que esto no se dio por generación espontánea: "Rosario pasó en muy pocas décadas de ser una ciudad pujante e industrial que incluía a sus hijos e hijas a través del trabajo y la producción, a otra que no ofrece nada de eso. Aún en períodos recientes de bonanza, se produjo un crecimiento exponencial de la ciudad con la construcción como nave insignia, pero también se profundizaron las desigualdades en el acceso a los beneficios de esa primavera. Ese es el caldo de cultivo sobre el que se paran estructuras delictivas complejas que reclutan ahí, pero cuyas cabezas y beneficiarios están en la Rosario opulenta". Toniolli opina que es imposible reducir la violencia urbana que golpea a la ciudad si, entre otras políticas ineludibles cómo una reforma integral de la policía santafesina, no se atiende esas desigualdades estructurales.

Carlos Del Frade es diputado provincial por el Frente Social y Popular y para él, en Rosario se vive como en cualquier otro lugar de la Argentina, a veces con mayor preocupación, "pero las grandes mayorías de la ciudad le dan una impronta de que le vamos a ganar a estas mafias que son narco policiales barriales; y cuando los barrios recuperen su identidad a través de la política -porque no es un tema militar- Rosario va a tener la tranquilidad de siempre". 

Maximiliano Pullaro, diputado provincial de Evolución-UCR, declaró a Página/12 que "estoy convencido de que por más que hoy Rosario tiene muchísimas dificultades por la inseguridad y la violencia, también tiene muchas herramientas para ir para adelante. Es una ciudad que tiene cultura, producción y educación. Con conducción política de las fuerzas de seguridad, del Servicio Penitenciario y de la policía, esto se puede resolver, con lo cual no creo que cada vez sea más difícil vivir en Rosario; simplemente hay que tomar definiciones políticas muy claras, tener coraje y resolver la situación de una vez por todas".

El concejal rosarino Juan Monteverde de Ciudad Futura, afirma que es cada vez más difícil vivir "en cualquier lado", porque "este modelo de sociedad excluyente le da respuesta a cada vez menos gente". Cree que en Rosario el miedo profundiza la angustia y "te saca las ganas, golpea el ánimo de la población", mientras se funde en la vida  cotidiana y "nos vamos aislando y encerrando; eso nos aleja de la solución". Opina que la política tiene que recuperar su capacidad de mostrar un rumbo, "un horizonte donde la gente vea que puede plasmar su proyecto de vida. Hoy el gran desafío es construir una Rosario sin miedo".

Para Norma López, concejala de Rosario por el Frente de Todos, este es el momento de pensar "una ciudad inclusiva, equitativa y accesible para todas y todos. La violencia del narcotráfico florece en la desigualdad. Menos Puerto Norte y más Estado en los barrios. Nuestro puerto nos ubica como el punto neurálgico de la pampa húmeda. Esa riqueza, que nos termina siendo ajena y esquiva, tiene que empezar a dirigirse a los lugares más desamparados. Rosario tiene que empezar a crecer y a fortalecerse de los bulevares para afuera. Basta de zanjas, de baldíos, de calles de tierra, de barrios inaccesibles".

Juan Pablo Casiello es delegado de la Asociación del Magisterio de Santa Fe (Amsafé) y está convencido de que la dificultad que padecen todos los rosarinos y rosarinas se sufre más en los barrios carenciados de todo: allí nos encontramos con familias que tienen casas en condiciones muy precarias y que encima tienen que vivir encerrados porque salir a la vereda o ir a hacer alguna compra es una situación de riesgo. Vivir encerrados y en malas condiciones, tener que transitar lo menos posible, son cosas que limitan la posibilidad de hacer deportes, tener una vida social, encuentros y actividades culturales". Concluye que toda la vida se va degradando y se va perdiendo profundidad en los lazos sociales. "estamos en una situación muy compleja que se agrava cada día más".

Lorena Almirón es secretaria general de ATE Rosario y le encanta vivir y recorrer los barrios, plazas y el río de su ciudad: "pero no queremos esta ciudad de la furia en la que se ha convertido, sino transitar por espacios libres de violencia; y para eso es indispensable que se hable de las políticas públicas que faltan, que son garantizar los derechos de la población a una vivienda digna, a un trabajo no precario, a la educación y salud pública, a una infancia sin violencia" Cree que hay que enfocarse en eso para que las cosas comiencen a mejorar. Y agregó: "nada cambiamos si militarizamos los barrios, ya ha pasado y vemos que los gendarmes vienen, se van y la situación se agudiza. La presencia de Gendarmería en los barrios ha generado más violencia, sobre todo en los jóvenes que los transitan sin ningún tipo de contención como clubes y escuelas, que son de las pocas instituciones que todavía están de pie y trabajando.