Corea del Norte volvió a lanzar ayer un proyectil balístico intercontinental (ICBM) hacia el Mar de Japón, según anunciaron Tokio y Washington, en un inusual ensayo nocturno que constituye el segundo con un proyectil de este tipo en lo que va del mes. 

El misil fue disparado desde la provincia norcoreana de Jagang, fronteriza con China, informó el Ministerio de Defensa surcoreano, y voló unos 45 minutos antes de caer en el Mar de Japón (“Mar del Este” en las dos Coreas), señaló por su parte el Ejecutivo nipón. El proyectil puede haber caído en aguas de la zona económica exclusiva (ZEE) de Japón, al oeste de la isla septentrional de Hokkaido y sin que se hayan detectado daños relacionados con su impacto, según dijo el ministro portavoz del Ejecutivo nipón, Yoshihide Suga, en rueda de prensa. Aunque el portavoz afirmó que Tokio estaba analizando los detalles del lanzamiento y tratando de identificar el tipo de misil en colaboración con Washington y con Seúl, y no quiso aventurar si se trataba de un ICBM. 

Sin embargo, Washington no tardó en confirmarlo. “El Departamento de Defensa detectó y siguió la pista a un lanzamiento de misil de Corea del Norte hoy hacia las 10.41 hora de Washington (las 11.41 de Argentina). Consideramos que fue un misil intercontinental (ICBM), como se esperaba”, afirmó el vocero del Pentágono, el capitán Jeff Davis, en un comunicado. Otras fuentes gubernamentales niponas señalaron que se trataría de un misil intercontinental teniendo en cuenta la distancia que alcanzó (unos 3.700 kilómetros) sumada a su distancia recorrida de un millar de kilómetros y su tiempo de vuelo, en declaraciones a la cadena estatal NHK y a la agencia Kyodo. 

En el anterior ensayo realizado por Corea del Norte el pasado día 4 (el primero completado con éxito por el país con un ICBM), el misil alcanzó 2.802 kilómetros de altura y recorrió 933 kilómetros en 39 minutos hasta caer en aguas del Mar de Japón, lo que marcó un importante avance en las capacidades militares norcoreanas. Tokio y Seúl reaccionaron convocando reuniones de emergencia de sus máximos órganos de seguridad nacional ante la nueva provocación norcoreana, que se produce al día siguiente de que Washington aprobara nuevas sanciones contra el régimen que lidera Kim Jong-un por sus incesantes test armamentísticos. Mientras que el Pentágono señaló que el misil no presentó una amenaza para Norteamérica, el primer ministro nipón, Shinzo Abe, afirmó que el proyectil supuso un peligro grave y real para Japón por la cercanía de su caída con respecto al archipiélago, en declaraciones a los medios tras la reunión de emergencia. 

El lanzamiento de ayer supone el decimoprimero en lo que va del año, y tuvo lugar al filo de la medianoche, una hora inusual para los ensayos de misiles norcoreanos, que suelen producirse a primera hora de la mañana. Además, tuvo lugar después de que el jueves se celebrara en Corea del Norte el fin de la Guerra de Corea (1950-1953), una efeméride conocida como el “Día de la victoria” en el país y ante la cual se especuló con la posibilidad de que el régimen norcoreano ejecutara una nueva prueba armamentística. En la semana anterior se informó del despliegue de una lanzadera cerca de la localidad de Kusong (noroeste), desde donde el ejército norcoreano realizó sus lanzamientos más importantes este año, incluido el del Hwasong-14, su primer misil balístico intercontinental con aparente capacidad para alcanzar puntos de Estados Unidos. 

Esta nueva exhibición de músculo militar también llega tras la oferta de diálogo planteada por Seúl la semana pasada para acercar posturas con el país vecino, con el que técnicamente aún está en guerra, y sobre la cual el Norte aún no se pronunció oficialmente. Las continuas pruebas de armas de Pyongyang elevaron la tensión en la península coreana y endurecieron la retórica de la Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, que insinuó la posibilidad de realizar ataques preventivos contra Corea del Norte. 

Pyongyang, por su parte, reafirmó en los últimos días su derecho a dotarse de armamento nuclear ante lo que considera una política hostil de Washington y sus aliados, y no mostró intención alguna de abandonar su programa armamentístico pese a la intensificación de la presión y el aislamiento internacional.