Hacia fines de 2024, Argentina prevé lanzar un nuevo satélite denominado SABIA-Mar, orientado al estudio del mar y las costas de Argentina y América del Sur. Desarrollado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) junto a otras instituciones y empresas del sistema científico y tecnológico nacional, brindará información valiosa para el ámbito científico y productivo. SABIA-Mar se enfocará en el estudio de los mares a nivel global, aunque se especializará en las regiones costeras de Argentina y Sudamérica hasta los 650 kilómetros mar adentro. Su principal objetivo será proveer información para el estudio de la productividad primaria del mar, los ecosistemas marinos, el ciclo de carbono, el manejo de recursos pesqueros, la dinámica y la calidad del agua en costas y estuarios.

“Es el próximo satélite de observación de la Tierra de la CONAE”, indica Raúl Kulichevsky, director ejecutivo y técnico de la agencia espacial. Además, subraya que la misión formará parte de Pampa Azul, una iniciativa del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación para promover el conocimiento científico, el desarrollo tecnológico y la innovación productiva en el Atlántico Sur. En este sentido, “SABIA-Mar generará datos muy importantes para distintos organismos e instituciones vinculados con esta iniciativa. Además, pondrá en valor el trabajo científico asociado al Mar Argentino”, señala.

SABIA-Mar será la sexta misión, en el marco del Plan Nacional Espacial, luego de realizar con éxito la serie de cuatro satélites de aplicaciones científicas SAC (SAC-A, SAC-B, SAC-C y SAC-D/Aquarius) y la misión SAOCOM 1, completada en 2020, compuesta por dos satélites equipados con tecnología radar que continúan operativos.

Calentando motores

Actualmente, la CONAE avanza en la integración y ensayos del modelo de ingeniería funcional del satélite, así como en el desarrollo de los productos de la misión y de los equipos de adecuación de las estaciones terrenas existentes, encargadas de la comunicación desde y hacia el satélite.

Además, del 24 al 28 de abril se realizará en el Centro Espacial Teófilo Tabanera que posee la CONAE en la provincia de Córdoba, la Revisión Crítica de Diseño de la Misión (MCDR, por sus siglas en inglés) que consiste en un análisis técnico multidisciplinar para consolidar el diseño y verificar que se pueda cumplir con los requerimientos establecidos para garantizar su éxito. La reunión contará con la participación de 80 representantes de la CONAE, proveedores y revisores expertos de instituciones internacionales como la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), el Centro Nacional de Estudios Espaciales de Francia (CNES), la Agencia Espacial Brasileña (AEB) y el Instituto Nacional de Investigación Espacial del Brasil (INPE).

“La revisión MCDR es uno de los hitos más importantes de toda misión satelital, donde se analiza el diseño para empezar la fabricación, aunque en este caso ya avanzamos con algunas etapas”, sostiene Martín Álvarez, jefe de proyecto de la Misión SABIA-Mar. “Para esta instancia convocamos a revisores externos, que realizan una evaluación de los trabajos que hicimos hasta el momento, y al mismo tiempo ofrecen sugerencias, correcciones o advertencias para el futuro del proyecto”, agrega.

Según Kulichesvky, “la aprobación de ese hito significa avanzar a la siguiente etapa del proyecto, teniendo las garantías necesarias para empezar a fabricar los componentes de vuelo, una vez que todos los diseños han sido adecuadamente revisados y aprobados por ensayos y análisis teóricos, y con el aval de expertos internacionales en el área”.

Color del mar

Álvarez destaca que, a diferencia de otros satélites pertenecientes a otras agencias espaciales internacionales, SABIA-Mar se focalizará en Argentina y Sudamérica. “Sus instrumentos permitirán monitorear las costas argentinas y sudamericanas con una muy buena resolución espacial, de 200 metros, generando información única, que hoy no existe sobre el Mar Argentino”, resalta.

El satélite llevará a bordo dos instrumentos principales: las cámaras VIS-NIR y NIR-SWIR, sensibles a los rangos de luz visible e infrarrojo, desarrolladas por INVAP junto con CONAE con el objetivo de medir el color del mar (o radiancia emergente de la superficie del mar). “Con estas cámaras evaluaremos la cadena trófica en el Mar Argentino y a medir aspectos vinculados con su productividad, en relación a la acuicultura y la pesca, entre otros”, cuenta Álvarez.

Sus principales aplicaciones sirven para monitorear la productividad mediante el estudio del color del mar, que se relaciona con la composición del agua bajo parámetros que incluyen, por ejemplo, la concentración de la Clorofila-a, el pigmento más abundante que poseen las algas en el océano. Esta variable se relaciona con el contenido del fitoplancton, el primer eslabón de la cadena alimentaria del mar, por lo que es un indicador directo de la presencia y distribución de los peces”, detalla Carolina Tauro, investigadora principal de la Misión SABIA-Mar. Estos aspectos contribuyen a estimar modelos de productividad primaria en el océano y aportar datos que se utilizan en investigaciones relacionadas al cambio climático.

Soberanía tecnológica

La nueva misión argentina es desarrollada por la agencia espacial nacional junto a instituciones públicas y empresas del sistema científico y tecnológico. Entre estas instituciones se destacan las empresas tecnológicas INVAP y VENG, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), el Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR), la Universidad de Nacional de La Plata (UNLP), IMER y Ascentio.

Para Daniel Filmus, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, la misión SABIA-Mar constituye un enorme desafío tecnológico. “Por eso, necesitamos trabajar en conjunto con múltiples actores del sistema científico y tecnológico argentino, empresas privadas, universidades e instituciones públicas para tener cada vez más soberanía tecnológica espacial en nuestro país”, afirma.

“Este satélite generará conocimiento sobre el ecosistema marino, que posee una gran riqueza y una vasta superficie, y que aún está muy poco estudiado. Comprender mejor este ambiente nos va a ayudar a hacer un uso más sustentable de los recursos y a ejercer soberanía sobre la riqueza de nuestro territorio”, resalta Tauro.