El mercado financiero mundial está en proceso de erupción. Al igual que en el 2008, crisis de hipotecas mediante, la economía norteamericana es el epicentro que jaquea un endeble orden planetario.

Siempre se ha vinculado a Silicon Valley con el centro de innovación tecnológica más importante del mundo. Enclavado en California, la zona concentra un abanico de empresas especializadas en investigación y desarrollo de chips, computadoras y semiconductores. Para investigar se necesitan recursos. Partiendo del principio que toda inversión acarrea un riesgo, y más tratándose de tecnologías disruptivas, Silicon Valley absorbió a lo largo de los años capitales buscando tasas de ganancias extraordinarias.

Ahora bien, para captar aquel perfil de inversores, es necesaria la intermediación de algún agente económico/financiero que tenga pericia en el mercado de capitales. Muy pocas veces se ha escuchado sobre el apalancamiento financiero cuando se mencionaba a este polo de innovación tecnológica. A todas luces, Silicon Valley no podría haberse desarrollado sin entidades financieras como el Silicon Valley Bank.

Hoy en día, como lo fue en la crisis de las hipotecas con el fondo Bear Stearns, el Silicon Valley Bank es señalado como el principal responsable de lo que posiblemente se convierta en un nuevo sismo financiero mundial, sin saber a ciencia cierta hasta qué grado puede llegar la onda expansiva.

Antecedentes

Especializado en la intermediación entre empresas creadoras de nuevas tecnologías y agentes superavitarios dispuestos a asumir riesgo, el Silicon Valley Bank ha visto crecer sus depósitos durante la época de la pandemia gracias a las ganancias siderales obtenidas por las empresas innovadoras. Se calcula que el monto aproximado de los depósitos alcanzaba los 180 mil millones de dólares antes del quiebre.

La guerra de Rusia y Ucrania trajo aparejado consecuencias de índole inflacionaria que afectaron a todos los países del mundo. Estados Unidos no se mantuvo ajeno a este fenómeno. El aumento de precios internacionales de los commodities repercutió de forma negativa en su índice de inflación.

Dado el desequilibrio macroeconómico, y en función de concepciones teóricas e ideológicas monetaristas muy arraigadas, la Reserva Federal tomó cartas en el asunto interviniendo en el mercado de dinero con el objeto de incrementar la tasa de interés de referencia. Dicho aumento, según el principio monetarista clásico, traería como consecuencia un redireccionamiento de los flujos dinerarios desalentando el consumo y la inversión. En consecuencia, los precios deberían empezar a descender de forma paulatina.

Con independencia de la opinión respecto si la fórmula monetarista antiinflacionaria es válida, lo cierto es que hay reglas en materia económica que son incuestionables. Una de ellas es que cuando la tasa de interés aumenta el precio de los bonos disminuye. La intervención de la autoridad monetaria en el mercado provocó que la cotización de los activos descendiera.

El Silicon Valley Bank tenía una concentración de cartera muy pronunciada. La misma se constituía de bonos con amortización de largo plazo que adquirió merced a los depósitos constituidos por las empresas californianas fruto de las ganancias generadas durante la pandemia y la bonanza del dinero barato.

El disparador

Cuando muchos de sus clientes percibieron que el activo del banco comenzaba a deteriorase, comenzaron a desprenderse de todo instrumento financiero. Aquellos que tenían depósitos, de los cuales muchos eran empresas y ejecutivos pertenecientes el círculo Silicon Valley, se sumaron a esta corriente de retiro. Así pues, el emblemático Silicon Valley Bank se vio obligado a vender su cartera de activos a precios bajos para poder afrontar la fuga de depósitos.

Alguno se preguntará por qué no ocurrió lo mismo con otros bancos. La respuesta es que el Silicon Valley Bank no poseía una diversificación de cartera óptima. Como hemos mencionado, tenía una exposición muy sesgada en bonos de largo plazo que vieron afectada su cotización por la política monetaria contractiva de la Reserva Federal.

Otra vez, el universo de la empresa libre tuvo que ser rescatado por fondos públicos. Dada la experiencia histórica de la crisis de las “hipotecas basura”, las autoridades tomaron las riendas por el temor a una debacle peor que la del año 2008.

Rescate

En un primer momento se intentó encontrar algún comprador. Por el marco de incertidumbre, nadie ofertó un dólar para su adquisición. En consecuencia, las autoridades debieron hacerse cargo del "muerto" garantizando los depósitos.

Podría aventurarse que la misma dinámica de tecno-negocios propiciada por las propias empresas de Silicon Valley configuró el marco de una nueva crisis. Así las cosas, la fuga de depósitos aceleró la caída del banco. De no intervenir las autoridades estatales, otras compañías podrían continuar el mismo camino.

Así que las innovaciones generadas en el ámbito privado son los instrumentos que llevan a las empresas a su propia destrucción. ¿Cómo se engendran las crisis capitalistas? Como con el tema de la inflación, cada escuela tiene su libro.

*Miembro del Observatorio de Comercio Internacional (OCI). Departamento de Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Luján.