¿Cómo interpelar a las generaciones más jóvenes a la hora de construir memoria? ¿De qué manera neutralizar los discursos negacionistas que cada vez crecen más rápido entre ciertos grupos? Estas son algunas de las preguntas que surgieron a lo largo de la presentación de Diálogos por la Identidad, un ciclo audiovisual que aborda las luchas por el derecho a la identidad y la memoria a partir de diversas manifestaciones desde la cultura, la ciencia y la comunicación. La serie producida por Ronda Cultural (asociación civil sin fines de lucro), la Universidad Nacional de General Sarmiento y la Biblioteca Nacional Mariano Moreno se presentó en el Museo del Libro y de la Lengua y contó con la participación de referentes de distintas organizaciones de derechos humanos que intercambiaron ideas en un debate moderado por Malena Rosemberg y Lucía Buchsbaum.

En el Auditorio David Viñas se proyectaron tres capítulos de los seis que conforman esta serie de distribución libre y gratuita. “En busca de historias felices” narra experiencias como la de la escritora Laura Alcoba, que vivió una infancia clandestina durante la última dictadura en una casa que simulaba ser una fábrica de conejos al escabeche pero que en realidad funcionaba como imprenta clandestina, o la de Manuel Gonçalves Granada, que a los 19 años se enteró de su verdadera identidad y descubrió que siempre había sido fanático de su hermano, integrante de Los Pericos.

El capítulo titulado “Que los otros sean lo normal” pone el foco en las nuevas dimensiones del concepto de identidad: allí se menciona a referentes de la comunidad LGBTTIQ+ como Carlos Jáuregui o Lohana Berkins y se destacan conquistas como la sanción de la Ley de Identidad de Género o los aportes de la Asociación Infancias Libres. “Memorias fotográficas” expone el poder de las imágenes a partir del trabajo de dos fotógrafos: Lucila Quieto, que creó un proyecto para materializar las “fotos imposibles” de hijxs con sus padres y madres desaparecidxs, y Víctor Basterra, militante peronista secuestrado en la ESMA que logró armar un archivo fotográfico secreto donde se revela la identidad de los represores.

Después de la proyección tuvo lugar una mesa-debate con la participación de Andrés Centrone, coordinador de distintos programas educativos en el Espacio Memoria y Derechos Humanos ex ESMA; Ana Tauil, responsable del área de Formación y Archivo de la organización Nietes, y nieta de Roberto Tauil (desaparecido en 1976); y Claudia Victoria Poblete, hija de Gertrudis María Hlaczik y José Liborio Poblete (desparecidos en 1978) y nieta restituida que actualmente trabaja en Abuelas. Los tres celebraron este proyecto que busca interpelar a las nuevas generaciones y profundizar sobre los acontecimientos del pasado reciente.

Centrone compartió su experiencia en el programa Jóvenes y Memoria, que tiene como protagonistas a adolescentes de distintas escuelas que presentan producciones propias para explorar los conceptos de memoria e identidad desde múltiples aristas. Con alegría contó que al principio se centraba exclusivamente en la figura de los desaparecidos del barrio pero que con los años se extendió hacia otros temas como luchas de género, reivindicaciones feministas, la defensa ambiental o casos de violencia institucional. “Ellxs marcan la agenda de los nuevos derechos por conquistar”, subrayó. Tauil, por su parte, narró el proceso a través del cual reconoció la historia de desaparición de su abuelo como propia y su llegada a la organización Nietes que reúne a quienes tienen a sus abuelxs desaparecidxs. “Este proceso tiene que ver con conformar una primera persona y una identidad política, empezar a pensarnos como sujetos políticos, qué luchas tenemos que dar, cuáles son nuestros desafíos. El avance del negacionismo en 2019 y la marcha contra el 2x1 fue el contexto en el que se conformó Nietes”, explicó.

La biografía de Poblete es otra representación de la tragedia colectiva: en 1978, cuando sólo tenía ocho meses, fue secuestrada junto a sus padres y llevada al centro clandestino de detención conocido como El Olimpo. Claudia fue apropiada por un teniente coronel y su esposa, ellos le cambiaron la identidad y la criaron durante 21 años como si fuera su hija biológica. “Crecí en la Argentina de los ’80 y ’90, cuando no se hablaba de esto en las escuelas ni existían programas educativos. Estaba metida en una familia de ideología militar, con lo cual en mi infancia había pocas chances de darme cuenta de lo que pasaba”.

La única pista que tenía era la edad avanzada de sus padres; la gente creía que eran sus abuelos. “No pude enfrentarme a esa duda. A mí me encontró mi abuela en el 2000 por una denuncia que llegó a la asociación”, recordó Poblete, y destacó los avances científicos que hubo en materia de derechos humanos gracias a la presión de Abuelas para crear el Banco Nacional de Datos Genéticos y medir el índice de abuelidad. También habló del compromiso con el relevo generacional (ella es nieta de Buscarita Roa, vicepresidenta de Abuelas) y celebró la serie porque “trae a las nuevas generaciones la vivencia de que es algo que está pasando, necesitamos seguir buscando la forma de que toda esta gente que todavía no sabe quién es, pueda saberlo. La apropiación no afecta sólo al apropiado sino a toda la sociedad”.

Para el cierre se proyectaron algunas imágenes que lxs invitadxs eligieron para hablar de sus luchas y la militancia. En la primera se ve el Centro Cultural Haroldo Conti repleto de estudiantes en una charla con dos sobrevivientes de la última dictadura; Centrone la eligió para hablar de ese encuentro intergeneracional que también puede verse en Diálogos por la Identidad, creada por personas que pertenecen a distintas franjas etarias: conducen Bruna Belaunzarán (actriz y estudiante de cine) y Daniel Oscar Riobó (vecino y actor del Circuito Cultural Barracas), y la realización audiovisual está a cargo de Franco Cruz.

Tauil eligió la foto de una Plaza llena de pañuelos verdes para dar cuenta de la importancia de “levantar las luchas de nuestra generación y lo colectivo”, y Poblete compartió dos imágenes poderosas: la primera retrata a Estela de Carlotto y su nieto Ignacio el día en que se comunicó la restitución; la segunda es otra de Plaza de Mayo, pero esta vez repleta de pañuelos blancos en la marcha que logró frenar el fallo del 2x1 con el que la Corte Suprema intentó reducir la pena de los genocidas en 2017.

El desafío de incluir a las distintas generaciones en la construcción de memoria es un eje que atravesó el debate y la serie: Centrone habló de la importancia de generar espacios de libertad creativa, Tauil recalcó la idea de dimensionar lo humano en cada una de estas historias y Poblete mencionó el arte como una vía sensible para transmitir la experiencia más allá de lo documental. “Hay muchos brotes de negacionismo cerca nuestro todo el tiempo, afectan muchísimo a las nuevas generaciones, esas en las que están lxs bisnietxs de las abuelas, así que es un desafío enorme”, sintetizó Poblete.

* El primer capítulo de Diálogos por la Identidad ya está disponible en YouTube