“Lorca pretendía que ésta fuera su obra más realista, pero destila poesía por todas partes”, afirma el director Alfredo Martín, quien estrena este sábado Un mar de luto, versión de La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca. Un elenco de actores varones representará la tragedia desencadenada por el sometimiento en el que viven cinco mujeres bajo el mando de su tiránica madre. Actúan Marcelo Bucossi, Luis Cardozo, Osqui Ferrero, Daniel Goglino, Ariel Haal, Juani Pascua, Gustavo Reverdito, Marcelo Rodríguez, Francisco Tortorelli, Miguel Ángel Villar y Juan Zenko.

El director describe el registro de actuación como “despojado y comprometido con la sensibilidad”, en tanto que aclara en la entrevista con Página/12 que los actores no buscaron “actuar de mujer”. A Martín le interesa que este cambio potencie algunas cuestiones. Como la tradición patriarcal que la propia Bernarda Alba lleva adherida a todo su discurso, que no es otra cosa que “el machismo ejercido por un cuerpo femenino”. Así, el director explica que la propia Bernarda “es una mujer que lleva la tradición a las últimas consecuencias, porque no hay un sustento ético en su conducta, sino que está marcada por el discurso social, por el afuera”.

El clima de represión que impera en la casa, la imposibilidad que experimentan las hermanas para manifestar sus deseos y fantasías, habla de la España de 1936, cuando Lorca escribió la obra, apenas tres años antes del comienzo del franquismo. Martín sostiene que “hoy hay un espíritu puritano muy grande” y pone como ejemplo la resistencia de las escuelas religiosas a la implantación de la ESI (Educación sexual integral). Por más, el director considera que un elenco de varones “subvierte y trasciende la historia y la resignifica, trasladándola a cualquier territorio actual donde aniden la dictadura y la deshumanización”.

Por otra parte, fragmentos de esta misma pieza de Lorca también aparecerá en otra obra de Martín, próxima a estrenarse. Se trata de Si alguna vez te hace falta mi vida, pieza en la que dos mujeres, una de ellas una vieja actriz, anudan un vínculo singular gracias al teatro: “también esta obra tiene que ver con el lugar que el teatro tiene en mi vida”, dice el director, al subrayar que el lugar del escenario aparece en la obra como el espacio donde los fantasmas esperan su turno para ser convocados por los actores y su imaginación. El director y autor incluyó fragmentos de una obra temprana de Florencio Sánchez que alude al pensamiento anarquista cifrado en “la revolución de las pequeñas cosas”, lo cual, según Martín,“recupera la posibilidad de acción política para cada ser humano, desde su propio obrar cotidiano”.Actuarán Rosana López y Elida Schinocca.

-¿Por qué Un mar de luto está considerada una versión, si no hay prácticamente modificaciones en el texto original?

-Porque quise jerarquizar la figura del director: pienso que la puesta es una lectura particular que convierte a la obra en una versión, aunque se conserve el texto en su totalidad. Mi idea fue opinar sobre la obra de Lorca desde la puesta en escena: vamos desde la aldea de España hasta el totalitarismo de nuestros días, llevando todo al plano de lo universal.

-Bernarda le dice a sus hijas: “Nos hundiremos en un mar de luto”, de allí el título…

-Tomamos al mar como metáfora: se puede morir ahogado en el mar, pero también esta imagen puede hacer referencia a la libertad, a la pasión desenfrenada, que también ahoga.

-¿Cómo fueron analizados los mandatos de género en la obra?

-Partimos de la lectura de El sexo en disputa, de Judith Butler. Allí se habla de pensar el género como algo performático: desde el nacimiento, un sujeto juega su identidad enfrentándose a la imposición de una serie de hábitos que no puede cuestionar. Pero sabemos que una pollera o un pantalón no nos hace mujeres o varones, ni aseguran conductas femeninas o masculinas.

-¿Un mar… propone un espacio de discusión sobre este tema?

-De todas las artes, el teatro es la que está más cerca de la comunidad. Y creo que abre un campo de investigación que puede permitir que, en el tiempo acotado que dura una función, alguien pueda problematizar lo que le podría llevarle 10 años de su vida.

*Un mar de luto, en El portón de Sánchez (Sánchez de Bustamante 1034), sábados a las 22.30.

*Si alguna vez te hace falta mi vida (desde el 5 de mayo) en El crisol (Malabia 611), los viernes a las 20.