Desde hace varios días, las puertas de la planta recicladora Terramaq, que tiene como socio gerenta a Alejandra García Dávila, dedicada al procesamiento de envases de agroquímicos, permanecen bloqueadas por sus propios trabajadores, en Las Lajitas. Veintiún personas sostienen un paro en reclamo por sus condiciones laborales.

Según denunciaron en diálogo con Salta/12, la mayoría del personal trabaja sin registración formal. Una trabajadora consideró que tienen “recibos truchos”. “Firmamos contratos, pero jamás nos dieron copia. Nos dimos cuenta por una compañera que averiguó de que nada figura en ANSeS”, contó.

El panorama se agrava con irregularidades que rozan la esclavitud moderna, según los testimonios de los trabajadores: les pagan $20.000 diarios, si cumplen "con la producción". “Si no terminás los bolsones que ella pide, te descuentan lo que quieren", relató una trabajadora que además dijo que los descuentos pueden llegar a los $10.000. 

Otra empleada dijo que en el recibo ahora le figuran 5 horas menos de las jornadas que realiza, de 8 horas diarias. "No paga lo que corresponde", expresó.  

El proceso industrial consiste en el lavado, picado y clasificación de bidones plásticos de agroquímicos. Los trabajadores afirmaron que esto se hace sin la provisión adecuada de ropa, guantes, barbijos, ni protección auditiva. Los empleados aseguran que no reciben los elementos de seguridad necesarios y que solo les entregaron algunas cosas, tras insistentes reclamos. “Nos dieron solo ocho antiparras para compartir entre todos, y guantes de hilo que duran una semana. Cuando se rompen, trabajamos igual, porque no hay más”, manifestaron.

De acuerdo al relato de los trabajadores, la distribución de equipamiento también expone discriminación de género. Aunque mujeres y varones realizan tareas similares, desde picar plástico hasta cargar camiones, los hombres recibieron botines con punta de acero por primera vez hace poco, mientras que las trabajadoras continúan usando botas inapropiadas o sus propias zapatillas. “Nos dijeron que a nosotras no nos corresponden botines, pero si un poste nos cae encima, ¿qué nos protege?”, expresó una de las obreras.

Las trabajadoras indicaron que a una de ellas le salieron ampollas en los pies por el contacto con "el agua contaminada" ya que terminan mojándose al lavar los envases y desagotar una pileta. Añadieron que al manifestar esta situación, la patronal solo le dio a esta empleada unas "botas rotas" y unas "zapatillas podridas".

Además de quejarse por tener que permanecer "ocho horas con los pies húmedos", las trabajadoras aseveraron que el agua con la que lavan los envases de agroquímicos es arrojada al Río del Valle, con lo que alertaron sobre un posible daño al ambiente y a la salud de quienes consumen agua del río.

"Si usted viene, va a encontrar basura por donde camine (...), va a encontrar toda la mugre que tiene amontonada, abajo, enterrada", aseguraron. Indicaron que en el lugar hay al menos dos pozos llenos de envases con residuos tóxicos.

Las trabajadoras relataron también que ya hubo varios siniestros laborales, incluso indicaron que una obrera recibió residuos tóxicos en los ojos. 

"Nosotros hemos empezado a hablar por el tema de que hay chicas que se han intoxicado, se les han irritado los ojos. O sea, presentamos certificado, pero no se hace cargo de nada. Lo único que podemos hacer es avisarle a ella (la jefa) por el tema de que no venimos a trabajar", dijo una de las mujeres.

Se estima que en una semana manipulan y cargan entre 300 y 500 postes reciclados, fabricados con materiales peligrosos, también los bolsones con el plástico picado y trabillas, que son trasladadas luego a Jujuy, donde la empresa tendría otras dos plantas. 

Los trabajadores recordaron que la propietaria de la empresa es la pareja del gobernador de Jujuy, Carlos Sadir

Según reseñan los trabajadores, las mujeres cubren dos turnos diarios de ocho horas y los varones, tres turnos, con salarios que no cubren la canasta básica, tareas con riesgo químico y sin cobertura de ART ni obra social.

Trabajadores y trabajadoras denunciaron que el secretario municipal de Producción y  Ambiente de Las Lajitas, Mauro Goldman, conoce lo que pasa en el lugar y no acciona en consecuencia. 

"Mauro Goldman, como él es de la municipalidad, él está en el medio ambiente también. Él tiene la cooperativa textil, entonces quería que nos afiliamos todo para que tengamos un seguro. No sé cómo es el tramuyo que él tiene con la jefa (de Terramaq)", dijo una de las empleadas. 

Las trabajadoras y los trabajadores dijeron que hablaron con Goldman para que interviniera en esta problemática que afrontan porque no tenían la indumentaria ni los elementos de seguridad necesarios pero se quejaron de que ya no le ven la cara al funcionario "hace 3 semanas". "No tenemos ninguna ayuda del municipio (...), Goldman está sabiendo las condiciones en que trabajamos", manifestaron.

"Una vez dijo Mauro, 'tienen que protegerse a ustedes mismos'. Es como que quería decir que (la empleadora) no les va a mandar nada. Es lo mismo que cuando ella trae los bidones con (residuos tóxicos) en el camión, por ahí a veces vienen volcándose en el camión, por ahí nos resbalamos y eso es todo", relató una de las personas.

"Para descargar nomás, el olor es algo que no se lo aguanta", y tampoco tienen protección para esto. "El olor te marea, te da náuseas. Hasta vómito nos agarra", aseguraron.

"Nosotros queremos que nos pongan en blanco como corresponde, que nos paguen lo que corresponde, que nos paguen las vacaciones, y que no venga (la jefa) a poner un aumento cuando le convenga o cuando prefiera. Porque el aumento lo tenemos que tener durante todo el año. No tenemos nada", expresaron.

El edil Ramón "Papuchi" Campos fue a interiorizarse por la protesta. "Lo que ellos piden es un aumento salarial  y también el tema de que se les den las cosas necesarias por el tema de la salud. Según lo que ellos me dijeron, les dan guantes pero de vez en cuando. Ahora hace poco les dieron la ropa porque ellos le están insistiendo, no tiene el barbijo. Realmente, no tiene que ser un barbijo, tienen que ser una máscara, después para la parte auditiva tampoco tienen (protección)", dijo a Salta/12.

"Encima absorben, inhalan todos los días el veneno (o residuos tóxicos) que sacan porque van sucios los bidones, sucios así como los sacan, y eso es algo malísimo para las mujeres y para los varones. Yo trabajo en la parte de salud y bueno, ellos a su vez van a tener muchísimos problemas, muchas consecuencias por todo eso", expresó Campos. 

El edil dijo que pedirá información sobre la empresa y si tiene algún convenio con el municipio. Los trabajadores y las trabajadoras indicaron que la empleadora les dijo que irá a la planta el próximo lunes y esperan que les brinde una solución.