Israel anunció este viernes por la noche la movilización de policías de reserva y refuerzos militares tras la muerte de tres personas en dos atentados, en medio de una nueva escalada de tensiones en Oriente Medio.

Horas antes más de 250.000 personas se concentraron en distintos puntos de Israel en un nuevo sábado de protestas contra la reforma judicial impulsada por el Gobierno de Benjamín Netanyahu, en esta ocasión bajo un fuerte dispositivo policial tras dos ataques mortales este viernes.

Terror en la bicisenda

En Tel Aviv, por la noche, un conductor lanzó su coche por un bicisenda en una gran avenida frente al mar, matando a un hombre e hiriendo a siete personas de entre 17 y 74 años.

La jefa del gobierno italiano, Giorgia Meloni, indicó que la víctima mortal, de 36 años, se trataba de un ciudadano de su país, identificado como Alessandro Parini, y mandó condolencias a su familia. Entre los heridos que estaban siendo tratados en el hospital Ichilov de Tel Aviv había cuatro turistas: tres de nacionalidad británica y un italiano.

Un policía y agentes municipales que se encontraban cerca abatieron al conductor que intentaba hacerse con un arma. La policía lo identificó como un hombre de 45 años de Kfar Kassem, una localidad árabe en el centro de Israel.

Movilización de tropas

Tras este atentado, el primer ministro Benjamin Netanyahu ordenó "movilizar todas las unidades de reserva de la policía en las fronteras y movilizar fuerzas suplementarias (del ejército) para enfrentar los atentados terroristas".

Por la mañana, dos hermanas israelo-británicas de 16 y 20 años murieron y su madre resultó gravemente herida en un atentado en el asentamiento judío de Efrat, en Cisjordania, un territorio ocupado por Israel desde 1967.

Estos atentados se produjeron después de los bombardeos lanzados por Israel contra posiciones del movimiento palestino Hamás en la Franja de Gaza y en el sur de Líbano, en respuesta al disparo de decenas de cohetes contra su territorio.

El brote de violencia se desencadenó tras la irrupción de las fuerzas israelíes el miércoles en la mezquita Al Aqsa de Jerusalén, tercer lugar sagrado del islam, en plenas celebraciones del Ramadán musulmán.

Decenas de cohetes fueron lanzados contra Israel el jueves, y el viernes en la madrugada el ejército israelí respondió con ataques en Líbano y la Franja de Gaza contra posiciones del movimiento palestino Hamás.

"Pagar el precio" 

El ataque en Cisjordania se produjo pocas horas después de que las fuerzas militares israelíes lanzaron bombardeos sobre Gaza y Líbano contra "infraestructuras terroristas pertenecientes a Hamás".

En Tiro, en el sur de Líbano, periodistas de la AFP escucharon fuertes explosiones. "Al menos dos obuses cayeron cerca del campo" de refugiados palestinos de Rashidieh, dijo el refugiado Abu Ahmad a la AFP.

 Netanyahu había advertido sobre una firme reacción de Israel. "Golpearemos a nuestros enemigos y les haremos pagar el precio de cada agresión", aseguró.

El jueves, en el día de la Pascua judía, una treintena de cohetes fueron disparados contra Israel desde Líbano, en la mayor escalada desde 2006 en la frontera entre estos dos países, que técnicamente siguen en guerra tras varios conflictos.

El movimiento palestino Hamás condenó "en los términos más fuertes posibles la espantosa agresión israelí contra la Franja de Gaza asediada y Líbano". Hamás y la Yihad Islámica informaron el viernes a Egipto --que habitualmente actúa como mediador-- que "las facciones palestinas van a seguir con los lanzamientos de cohetes, si Israel continúa sus agresiones y bombardeos", afirmaron a la AFP fuentes de estos grupos en Gaza.

La protesta

Según los organizadores, unas 145.000 personas asistieron a la protesta contra la reforma judicial en Tel Aviv, que se realizó en coordinación con la Policía por temor a nuevos ataques y comenzó con un minuto de silencio por las víctimas fatales de los episodios de ayer.

Las manifestaciones de ayer  marcan la decimocuarta semana consecutiva de protestas contra la polémica reforma, que busca otorgar más poder al Ejecutivo en detrimento de la Justicia, cuya independencia se vería profundamente socavada.

Si bien Netanyahu anunció el pasado 27 de marzo la suspensión temporal de los trámites legislativos y el comienzo de negociaciones con la oposición para impulsar una reforma consensuada, las manifestaciones no han cesado.

Los asistentes desconfían de las intenciones reales del primer ministro y consideran el aplazamiento de la reforma una mera táctica para debilitar las protestas, previo a un nuevo intento de aprobar la medida en las sesiones de verano del Parlamento.

Hasta el momento, las negociaciones entre Gobierno y oposición, mediadas por el presidente, Isaac Herzog, no han mostrado avances significativos.

En este contexto, miles de israelíes volvieron a concentrarse este sábado en ciudades del sur y norte del país, mientras que la manifestación central tuvo lugar en Tel Aviv.

Además de los carteles habituales con mensajes como "Democracia" y "No a la dictadura", algunos asistentes acudieron con pancartas que criticaban la gestión de seguridad del Gobierno y hasta ondearon banderas de Italia y del Reino Unido en alusión a la nacionalidad de las víctimas de un atropello presuntamente intencionado ayer en Tel Aviv.

Apoyo de Estados Unidos

Estados Unidos expresó su respaldo al gobierno de Israel y dijo que "atacar a civiles inocentes de cualquier nacionalidad es inadmisible", dijo el portavoz de su diplomacia, Vedant Patel.

Desde abril de 2022 no se lanzaban cohetes desde Líbano hacia Israel, que entonces también efectuó ataques contra su vecino. Sin embargo, este es el incidente más grave desde la guerra de 2006 contra Hezbolá.

"Las amenazas e intimidaciones de los dirigentes sionistas no conducirán a nada", subrayó el viernes Naim Qasem, segundo del movimiento chiita Hezbolá, que controla de facto el sur de Líbano.

"Todo el eje de resistencia se encuentra en estado de alerta", agregó.

Llamados a frenar la escalada 

El ministerio libanés de Relaciones Exteriores afirmó que su país quiere preservar la calma en la zona sur y llamó a la comunidad internacional a "presionar a Israel para frenar la escalada".

Estos episodios se producen después del violento desalojo de fieles palestinos en la mezquita Al Aqsa de Jerusalén, que dejó 350 detenidos según las autoridades hebreas y 37 heridos según la Media Luna Roja.

El templo se sitúa en la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar santo del islam y ubicado a su vez en Jerusalén Este, el sector palestino de la ciudad ocupado y anexado por Israel desde 1967