Durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, el mandatario dio su visto bueno a la iniciativa RAISE ("incrementar", en inglés), Ley de Reforma de la Inmigración Estadounidense para un Empleo Fuerte. El primer borrador del proyecto fue presentado por los senadores David Perdur y Tom Cotton, y prevé en el primer año una disminución del 40 por ciento de la población inmigrante, que llegaría al 50 por ciento en 2028.  "Es la reforma más significativa a nuestro sistema de inmigración en medio siglo", celebró Trump.

Si fuera aprobada, la nueva ley reformaría completamente el sistema de inmigración actual, que brinda facilidades para los familiares de personas residentes y a trabajadores extranjeros que desarrollan sus actividades en el país. El plan de Cotton y Perdue permitiría que solo los cónyuges y los hijos menores de edad no casados obtuvieran visas de residentes, eliminaría el sorteo de visados, que contempla alrededor de 50.000 visas al año para los ciudadanos de países que tradicionalmente tienen bajas tasas de inmigración a Estados Unidos, y limitaría el número de refugiados a 50.000 por año.

Para Trump, la iniciativa protegerá a los trabajadores norteamericanos al reducir la cantidad de inmigrantes poco calificados y al crear un sistema basado en las habilidades de los postulantes. El sistema vigente "no ha sido justo para nuestra gente, para nuestros ciudadanos, para nuestros trabajadores”, advirtió el magnate, quien celebró la eventual creación de "un sistema de inmigración basado en el mérito", que "reducirá la pobreza, aumentará los salarios y ahorrará a los contribuyentes miles de millones de dólares". "Se dará prioridad a los solicitantes que hablen inglés, puedan mantenerse financieramente a ellos mismos y a sus familias y contribuyan a nuestra economía", adelantó Trump.