El novelón de la interna de Juntos por el Cambio llegó al capítulo en que Patricia Bullrich le arroja un guante a Horacio Rodríguez Larreta. La presidenta del PRO pidió licencia como tal para abocarse a la campaña de su precandidatura presidencial y, de esta manera, intenta marcarle la cancha a su principal oponente para que adopte una decisión similar.

El llamado a duelo de la exministra de Seguridad fue por Twitter, la red social sobre la cual transcurre casi todo el desaguisado de la coalición de derecha.


“Estando cerca del inicio de un proceso electoral y siendo consecuente con los valores de la verdad y la transparencia, pedí licencia a la Presidencia del PRO”, escribió Bullrich.

Luego cerró su enunciado con un final muy sugerente: “Ha sido un gran privilegio liderar el partido estos años”.

El pedido de licencia informal (se desconoce si fue notificado formalmente al partido político) para dedicarse a la campaña como precandidata presidencial le marca la cancha a cualquiera que compita para el mismo cargo, en este caso a Rodríguez Larreta.

Los defensores del jefe de Gobierno podrían abogar con que no es lo mismo pedir licencia para un cargo de envergadura ejecutiva que para un cargo partidario, que en definitiva es un puesto menor. Pero, sin embargo, la licencia no deja de ser un intento de mandato ético al que Rodríguez Larreta deberá responder.

“Ética”, “valores” y “trabajo en equipo” es lo que se supone que el jefe de Gobierno transgredió con su decisión de ir a elecciones concurrentes. Así se lo enrostraron. "No hay ambición personal que pueda estar por encima de nuestros valores y del equipo”, escribió Vidal y retuiteó Macri.


A los “valores, verdad y transparencia” apeló Bullrich, quien desde hace semanas recorre distintos puntos del país envalentonada por algunas encuestas que la posicionan con porcentajes no despreciables y muy cerca de Javier Milei. Tal vez por ello su expresión “ha sido un gran privilegio liderar el partido estos años” haga un poco de ruido.

Lo cierto es que la decisión pública de Bullrich es, además, un capítulo más en la interna de Juntos por el Cambio, desbocada desde el fin de semana pasado cuando el jefe de gobierno decidió llamara a elecciones concurrentes en la ciudad, desoyendo el mandato de Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y la ¿ex? presidenta del PRO.

El cuestionamiento básico del tridente fue que la decisión de Larreta ponía en riesgo la candidatura definitiva de un exponente del PRO en la Capital Federal, como el caballo del comisario Jorge Macri, y le abría el juego al radicalismo en la figura de Martín Losteau.