En un comunicado emitido ayer tras promulgar la ley que impone sanciones a Rusia, el presidente norteamericano Donald Trump llamó la atención al Congreso sobre el riesgo de que la medida pueda repercutir en acciones no deseadas contra los negocios de los “amigos o aliados”. 

“Nuestra relación con Rusia está en uno de sus niveles más bajos y es muy peligrosa. Pueden agradecerlo al Congreso, la misma gente que ni siquiera es capaz de darnos la reforma sanitaria”, dijo Trump en un mensaje en su cuenta de Twitter. Ayer, de mala gana, firmó una legislación que fue diseñada para castigar a Moscú por su aparente interferencia en las elecciones de 2016, así como por su papel en los enfrentamientos en el este de Ucrania.

“Construí una compañía verdaderamente grande que valía muchos miles de millones de dólares”, dijo el presidente en una declaración desafiante anunciando que había firmado la ley. “Esa es en gran parte la razón por la que fui elegido. Como presidente, puedo hacer acuerdos mucho mejores con países extranjeros que el Congreso.”

Rusia, Irán y Corea del Norte perdieron ayer a un poderoso aliado en la batalla contra las sanciones impuestas el miércoles por Estados Unidos, luego de que la Comisión Europea (CE) admitiera que el riesgo de que las nuevas penalidades afecten los intereses económicos de sus socios es menor de lo que creía. 

“Es mucho más alto el umbral a partir del cual los proyectos energéticos con participación rusa pueden ser sancionados, lo que significa que menos proyectos pueden verse potencialmente afectados”, afirmó la portavoz del Ejecutivo comunitario Mina Andreeva en la conferencia de prensa diaria de la CE.

Bruselas había expresado su preocupación por el castigo de Estados Unidos contra Rusia a causa de la presunta injerencia rusa en las elecciones del país del Norte y por su papel en las guerras de Siria y Ucrania. Además de Europa, Alemania dejó entrever que las sanciones parecían orientadas a impulsar la industria estadounidense en detrimento de la de otros países e incluso pidió que se tomen contramedidas. 

Trump pareció tomar nota de que la situación podría complicar las relaciones con Europa. Bruselas teme que las sanciones afecten proyectos y empresas energéticas europeas, debido a que apuntan a castigar a cualquier compañía que contribuya al desarrollo de las infraestructuras rusas para la exportación de hidrocarburos. Por ejemplo, las que participan en la construcción del gasoducto Nord Stream II, diseñado para llevar gas a Alemania.

Andreeva consideró ayer que “es una buena señal” que se haya elevado el umbral a partir del cual se sancionarán a las empresas que participen en los proyectos rusos, aunque advirtió que “seguirán vigilantes” del asunto para tomar medidas en caso de que sea necesario. Según la vocera comunitaria, “hay un claro compromiso” de Estados Unidos para consultar a los aliados antes de implementar efectivamente las sanciones. 

La ley, aprobada en tiempo record y por amplia mayoría en ambas cámaras del Congreso estadounidense, fue muy resistida por Trump, quien finalmente la ratificó ayer, aunque no sin resaltar que el proyecto es “deficiente” e “inconstitucional” ya que limita sus “exclusivos” poderes ejecutivos. 

Además,ayer acusó al Congreso de poner en una “situación muy peligrosa” la relación con Rusia. 

Horas antes, el Kremlin se quejó de la “ilegítima” política de sanciones implementada por Washington y anunció que seguirán defendiendo sus intereses. “Vemos como miope, ilegítima y sin perspectivas esa política de sanciones y por ello, naturalmente, los países que nos hemos visto afectados por semejante arbitrariedad, estamos dispuestos a defender nuestros intereses y vamos a hacerlo”, señaló el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. 

Pero su respuesta más contundente a las sanciones fue dada días atrás, cuando se anunció el recorte de dos tercios de los diplomáticos estadounidenses en Rusia a partir del 1° de septiembre.

Además de Rusia, las sanciones afectan a Irán por su desarrollo militar no nuclear y a Corea del Norte, por las continuas pruebas belicistas que buscarían ampliar su capacidad de lanzar eventuales ataques nucleares. 

Teherán, que todavía no tomó acciones contundentes, denunció ayer que la firma de la ley forma parte de los repetidos intentos de Trump por destruir el acuerdo nuclear firmado en 2015 con seis potencias occidentales.

“El principal objetivo de Estados Unidos al imponer las sanciones contra Irán es destruir el acuerdo y nosotros reaccionaremos con inteligencia a esas medidas”, advirtió el vice canciller y negociador nuclear, Abbas Araqchi, en declaraciones a la televisión estatal.

El acuerdo nuclear entre Teherán y el G5+1 (Estados Unidos, Rusia, Francia, China y Reino Unido + Alemania) limita el programa atómico iraní a cambio del levantamiento de las sanciones que durante más de diez años afectaron severamente el desarrollo de la economía del país persa.

Se espera que la semana próxima el presidente iraní, Hassan Rohani, anuncie unas medidas de respuesta, que según Araqchi están orientadas a reforzar el programa de misiles balísticos y el cuerpo de los Guardianes de la Revolución.