“Los Bastardos” quizás sea la película con el mayor número de artistas de primera línea en la historia del cine nacional. La lista de nombres es interminable: protagonizada por Gerardo Romano y Pablo Yotich (también director), además cuenta con un elenco estelar de figuras como Nacha Guevara, Virginia Lago, Pablo Rago, Vanesa Gonzalez, Alejandro Fiore y Rodolfo Ranni, entre otros. A pesar de su gran número de estrellas, sorprendentemente se trata de una película independiente. 

Apenas comienza, la película contiene una advertencia, la famosa inspirada en hechos reales: "algunos personajes son ficticios, y han sido creados por efectos dramáticos, lo cual es necesario para contar esta importante historia". Sin embargo, los nombres cambiados son pocos, ya que la película trae al presente la historia del Vasco (a secas), un intendente mafioso del conurbano que dirige la ciudad de Merlo, interpretado por Gerardo Romano. Demasiada similaritud con Raúl Othacehé, considerado uno de los barones del conurbano y llamado la mayoría de las veces en el film por su apodo del "Vasco", que gobernó Merlo desde 1991 hasta 2015 y tiene un frondoso CV de violencia política.

La película es el resultado de más de dos años de investigación que comenzaron en 2018, cuyo director Pablo Yotich dedujo de más de 200 entrevistas con afectados directos de la mafia local. 

"Estábamos filmando una película anterior en Merlo, Huellas, y nos sucedió de encontrarnos con esta historia. Me acuerdo estar filmando en un bar y que uno de los mozos nos diga che esto era imposible, qué bueno que haya una cámara. Eso me pareció muy extraño. Y me empezaron a contar que el que venía con una cámara lo cagaban a palos, no se podía. Parecían los 70s", afirma Yotich de sus primeros encuentros con la historia. 

Pablo comenzó a enterarse de esa "época oscura" que había vivido la ciudad de Merlo. Comenzó a entrevistar a la familia de un senador radical que se inmoló frente a la gobernación (momento representado en la película), a militantes opositores y oficialistas, curas que habían sufrido amenazas, entre muchos otros. Con esa información, se conformaron personajes ficticios basados en la realidad. 

"La historia me atravesó muchísimo. Me enamoró la película porque la sentí como una causa personal, tenía una necesidad de volver a las fuentes. La historia me encontró a mi, porque eran violaciones a los derechos humanos que sucedían mientras yo estaba en Capital Federal estrenando una película sobre las Madres de Plaza de Mayo. No me podía hacer el tonto con lo que estaba pasando. Tenía que hacer algo", afirma Pablo sobre su película anterior, El abismo... Todavía estamos, estrenada en 2011. 

Desde que empezaron a hacerla, comenzó a funcionar una campaña difamatoria, donde los involucrados recibieron amenazas por estar haciéndola. "Se sentía como estar dentro de la película", afirma su director. La película se estrenó comercialmente el 30 de marzo, y tuvo una amplia repercusión. Por un lado, de los medios de comunicación, que jugaron con la narrativa para servir a su propio beneficio, a su costado de la vereda. Jorge Lanata, en su programa de los domingos, la acusó de estar financiada con fondos públicos del INCAA, información que Yotich niega rotundamente.

"Lo peor es que una de las inspiraciones más fuertes del guión es un programa suyo. Él hizo un programa donde fue a Merlo, tomó testimonios de distintas víctimas. Yo contacté a las mismas personas para construir el guión de la película. Así que en un punto está inspirado en uno de sus programas. En un punto se está autocriticando", afirma. Pablo le escribió un mail contandole que había sido inspirado en un programa suyo, y aclarando que no había recibido aportes estatales para la realización del film. Lanata le agradeció, y le pidió el link para ver la película, ya que a pesar del informe todavía no había podido verla. Aún Pablo no recibió su comentario. 

Al preguntarle sobre si pensó en que la película construiría una mala imagen del conurbano, común en los medios hegemónicos y en la política actual, el director reflexiona sobre esa subjetividad construida: "Creo que la película nunca será una crítica hacia el pueblo. Ni siquiera es a la política del conurbano, sino a la política como corporación. No es una historia que es ni del conurbano, ni de Buenos Aires, ni de Argentina, ni de Latinoamérica. Puede pasar en cualquiera de esos lugares. Para que eso suceda, la política tiene que mirar para otro lado, además de la justicia, y todas las personas que tuvieron la posibilidad de hacer algo e hicieron la vista gorda", afirma. "No deja de ser mi punto de vista, las películas son puntos de vista de alguien que quiere contar algo. Si alguien quiere hacer otra cosa desde otro punto de vista es super válido". 

"Yo no creo que la película "salde" nada, pero desde mi lugar es un granito de arena a la memoria. Pretende ser eso. Por eso nos interesa mucho que se muestre", afirma Yotich. La película comienza este mes un recorrido por el interior del país de la mano de los espacios INCAA, más de 90 funciones. Además, habrá funciones con Cine Móvil y debates con el elenco en distintos puntos de la Provincia de Buenos Aires. 

"Yo quiero que este momento de difusión dure lo más que se pueda. Porque no es lo mismo ver una película en tu casa que en un espacio donde hay 200, 300 personas, y hay lugar para debate. No me quiero perder eso, por eso estamos retrasando la salida en plataformas", afirma. Ya están en conversación con tres plataformas de las grandes, aunque todavía no firmaron nada. Pero podemos apostar a que los espectadores de la película pasaran a ser no solamente nacionales sino internacionales.

A raíz de la película, no solamente muchos se enteraron de los hechos reales sucedidos en Merlo, sino también salieron a la luz muchos otros que están buscando dueño que quiera representarlos. "Hay muchas historias que están esperando ser contadas", concluye el director de Los bastardos.