"Hubo un tiempo que fue hermoso", dice la placa que acompaña la estatua de bronce que, en tamaño real, inmortaliza dos jóvenes figuras de Carlos Alberto García y Carlos Alberto Mestre, Charly y Nito, en la ciudad de Mar del Plata. La obra del artista Carlos Benavides se inauguró en 2013 y es visitada por los cientos de miles de turistas que anualmente recibe la ciudad. 

La placa que justifica el homenaje, que surgió a partir de una propuesta del por entonces concejal Héctor Rosso, advierte que Sui Generis, la banda con la que García y Mestre mostraron sus primeras canciones al público masivo, debutó oficialmente en la ciudad balnearia en 1971. También advierte que aquellos primeros pasos fueron dados en el Teatro de la Comedia Marplatense, dirigido por Gregorio Nachman, un actor, director, creador y militante que fue secuestrado por un grupo de tareas el 19 de junio de 1976 y aún permanece desaparecido. 

La reconstrucción de los comienzos de la historia del rock hecho en la República Argentina ha sido, es, y será materia de debate y conversación permanente. Con una historia oficializada que se concentró en los grandes hitos, el relato se rearma a partir de registros no oficiales y una documentación escasa que, en gran medida, logra arribar a una síntesis a partir de la sucesión de las historias orales. 

Sui Generis, una banda surgida a finales de los sesenta entre un grupo de adolescentes que se conocieron cursando la secundaria en el Instituto Social Militar Dr. Dámaso Centeno, todavía ubicado en el 5550 de la porteña Avenida Rivadavia, tiene una historia riquísima que se juega su suerte en esa batalla entre la memoria y el recuerdo de los recuerdos. 

De los discos editados oficialmente entre 1973 y 1975 apenas sobrevive una treintena de canciones. El material restante, que forma parte de las primeras etapas del grupo, se fue amontonando en grabaciones no oficiales que durante años circularon entre coleccionistas y rastreadores de rarezas que les agregaron valor a esas tomas artesanalmente que los primeros seguidores registraron cuando todo era nada. Con el tiempo, gracias a las facilidades tecnológicas que permitieron el acceso masivo a esos contenidos, aquellas primeras cintas empezaron a explicar prácticamente toda la carrera de Charly García, que revisita sus inquietudes adolescentes para crear nuevas obras desde hace más de medio siglo. La relación de la banda y Mar del Plata también debe descubrirse a partir de esa memoria colectiva. 

En el número 31 de la revista Pelo, lanzada en algún momento del trimestre final de 1972, aparece la primera página dedicada íntegramente al dúo integrado por Charly (por aquel entonces, todavía Charlie) García y Nito Mestre. “Exactamente hace dos años nació Sui Generis, en ese tiempo era una gran banda, con seis personas hacían rock eléctrico. Luego vinieron las separatas, y el grupo se encaminó como dúo. En Mar del Plata, durante el verano pasado, debutan como tal. Hacen sus presentaciones en una sala llamada de la comedia marplatense. Allí también están Pedro y Pablo, Pappo’s Blues y La Cofradía de la Flor Solar, entre otros”, explica la nota en la que se descubre el detalle del debut costero, que contradice la fecha de la placa marplatense, y que está acompañada con cuatro fotos en las que, extrañamente, García nunca está tocando teclados.

En “Esta noche toca Charly”, quizás el libro con mayor nivel de detalle que se ha escrito sobre la obra de García, Roque Di Pietro avanza sobre los datos que apuntan que el debut de Charly y Nito como dúo se dio a comienzos de 1972. Según describe el periodista, es probable que las primeras actuaciones de Sui Generis en la costa se hayan dado en el marco de los Recitales Beat que el manager Pierre Bayona organizaba en las trasnoches del Teatro Diagonal. Entre los artistas cabeza que Sui Generis debía telonear estaban las primeras figuras del elenco de la comedia Hair y un Litto Nebbia que se acompañaba con un trío que luego se llamó Huinca.

Di Pietro reúne los elementos suficientes para revisar el dato histórico que todavía permanece en la placa que acompaña el monumento marplatense. El disco de Huinca se había terminado de grabar a finales de 1971 y la versión argentina de la ópera Hair se había estrenado el 7 de mayo de ese mismo año en el Teatro Argentino. Los protagonistas de ambas historias confirman que el encuentro con la naciente banda que representaba Bayona fue en la temporada siguiente a ambos eventos.

La gira marplatense había arrancado con una propuesta de cuarteto que completaba el baterista Paco Prati y Rolando Fortich en el bajo. Bayona los había conocido con una formación más amplia, posiblemente en algunas de las derivaciones de su etapa como sexteto eléctrico, tal como da cuenta la nota de Pelo. Según cuenta el manager, la estadía era compartida por casi todos los músicos que actuaban en aquella gira. “Era una habitación grande, daba a la calle y éramos un montón de gente: Pedro y Pablo, Sui Generis, la Cofradía y un perro llamado García que era de Miguel Cantilo”, rememoró en una charla con los periodistas Marcelo Fernández Bittar y Gloria Guerrero.

Bayona dice: “Sui era todavía un cuarteto, pero algunos se fueron por una cosa u otra. El baterista era Paco Prati y el bajista era Rolando Fortich, hijo de un juez, que dejó el grupo un día que nos vio con Vikingo (uno de los asistentes más reconocidos de los primeros años del rock argentino) fumando un porro. Se asustó, agarró el equipo de bajo y se volvió a Buenos Aires. Sin bajista, la formación de piano, flauta y batería no pegaba ni con cola, por lo que le dije a Paco que se acabó la batería y a los otros dos que salgan de dúo. Esa noche, la gente por primera vez entendió las letras y lo que cantaban, que antes no se distinguía por la banda y el mal sonido de la época”.

En “Charly García”, el primer libro dedicado íntegramente a la vida del músico que Daniel Chirom editó en 1983 y que acaba de ser reeditado por la editorial Vademécum, que comanda precisamente Di Pietro, Charly detalla el hecho y reversiona el relato al hablar de “una chica que quemó en un auto”. Lo cierto es que el porro existió, y las partidas del bajista y el baterista se produjeron a comienzos de 1972, cuando Sui Generis debutó oficialmente como dúo teloneando a Pedro y Pablo en el Teatro Comedia de Mar del Plata.

Sin filtro, como siempre, cuando la estatua se inauguró Charly dijo a la multitud que acompañó el tributo: “Le doy la mano a Nito Mestre, mi amigo eterno que se quedó a defender lo que hacíamos mientras los demás se escapaban cual ratas a sus casas ante la realidad que tenían encima, de estar con gente con el pelo larguísimo que creía en el amor libre y en la paz entre los seres humanos”. 

“Este es un homenaje a la no fama, al no éxito, a ese momento increíble que es repartir volantes por la lleca y ver a las personas a las que les diste el volante aplaudiendo entre la noche", siguió aquel 5 de febrero de 2013. "Esta podría ser la estatua de Perdidos en la Noche, Chaplin y el pibe, Sacco y Vanzetti, o cualquiera dos amigos que por no transar con la mediocridad, los caretas, y la música berreta tenían el orgullo de no ser nadie y a la vez saber que eran estrellas", dijo García, y remató con una frase de tono épico que quedó en la historia de ciudad costera: “Quiero agradecerles a Pedro y Pablo que todas las noches nos permitieron ser sus teloneros, al ‘Gordo Pierre’, a nuestros primeros fans, y a la ciudad, si es que se puede llamar ciudad a este quilombo, que fue el escenario y la protagonista de una película donde otra vez ganamos los buenos”.