Desde Santiago

Este domingo los chilenos volverán a votar como parte de un proceso constituyente que busca reemplazar la Constitución de 1980, la de la Augusto Pinochet y que en 2005 fue reformado, en parte, durante el gobierno del socialista Ricardo Lagos. Se elegirán a 50 consejeros constitucionales que redactarán un texto que será llevado a votación el 17 de diciembre, todo bajo el formato de voto obligatorio. Ya en septiembre del año pasado la primera propuesta constitucional, presentada por una asamblea constituyente donde la izquierda era la mayoría, fue rechazada por un 61,89% de la población en lo que representó una derrota para el gobierno progresista de Gabriel Boric que había hecho un gran esfuerzo por promover al punto de ser acusado de intervencionismo por parte de la oposición.

El escenario actual difiere bastante, partiendo por el desinterés (o agotamiento) ciudadano de participar en unas elecciones para una Carta Magna que ya ha dejado de ser una prioridad en el país como lo fue en octubre de 2020, cuando un 78% votó “Apruebo” para generar una nueva constitución que modifique las condiciones del modelo económico, educacional, salud y brecha de género entre otros aspectos que se le critica ampliamente a la de 1980. Según la encuesta Criteria sólo un 31% de los trasandinos declaró estar interesado en el proceso, frente al 60% del año anterior.

Una constitución pre-cocinada

Aunque la idea original, promovida tanto por oficialismo como oposición era continuar el proceso constituyente, a pesar de la derrota de la opción “Apruebo”, la negociación duró meses hasta llegar a una solución que buscaba evitar los supuestos “excesos” de la extinta convención constituyente, en cuanto a la idea de plurinacionalidad, el fin del senado y el control del Estado a la explotación medioambiental por parte de privados, denunciados tanto por la oposición como por parte de partidos como el Socialista, la DC o el PPD (que habían gobernado con Bachelet).

La propuesta que terminó siendo aceptada —sin consultarle a la ciudadanía, por cierto— fue que un grupo de 24 expertos redactará un borrador que finalmente será discutido por los 50 elegidos este domingo, dividido por regiones, donde, según su tamaño podrá elegir entre 2 y 5 representantes, siempre manteniendo la paridad. Los primeros ya fueron designados, comenzaron a sesionar y son en su mayoría abogados. Entre junio y noviembre se deberá generar un texto constitucional.

Algo que dista mucho del espíritu del estallido social de octubre de 2019 que obligó al gobierno de Piñera, tras un mes de movilizaciones sociales, a considerar finalmente a elaborar una ruta constituyente, donde el mismo Boric fue una pieza clave para llegar a un acuerdo político.

Cierre de campañas de bajo perfil

Este jueves finalizan las campañas de los candidatos del organismo constituyentes y no hay ningún acto masivo programado. Sólo entrega de volantes y “banderazos”, que se suman a las llamadas “palomas” que son carteles con el rostro, siempre sonriente, de los distintos postulantes donde se pueden distinguir al menos dos intentos de “relato”. Por un lado, está la derecha bajo la coalición “Chile seguro” con su promesa de una constitución que promueva la seguridad, la propiedad y el orden. Dentro de los rostros reconocidos está el de la ex ministra de transportes de Piñera Gloria Hutt y el ex alcalde de Santiago, Jaime Ravinet. La izquierda dividida en dos pactos —Unidad por Chile y Todo por Chile— ha insistido en la idea de superar la constitución surgida en Dictadura en pos de una que entregue una vida digna a todos los chilenos. Aunque no hay muchos rostros reconocidos, a excepción de Carmen Frei —hija del presidente muerto en extrañas circunstancias en 1982—, esto debido a la prohibición de participar de aquellos que habían estado en el fallido proceso constituyente. El único acto relevante sería un “banderazo” en el centro de Santiago organizado por los segundos.

Esta falta de ánimos electorales en la población contrasta con la de los políticos y analistas que ven en estas elecciones una forma de medir el poder de los partidos y resolver ciertas dudas en torno a la real adhesión del Partido de la Gente y Republicanos. Ambos situados en la derecha más libertaria y extrema, respectivamente que obtuvieron notables resultados en las presidenciales pasadas de la mano de Franco Parisi y José Antonio Kast. Algo que podría ser un dolor de cabeza para la derecha más tradicional que busca un sucesor para el ex presidente Sebastián Piñera.

Los 3/5 de la derecha

Mientras que el año pasado tanto Boric como los ministros salían a entregar e incluso firmar ejemplares de la nueva constitución, que alcanzó a convertirse en un best seller nacional, ahora no se ha promocionado el proceso y tampoco está contemplada una cadena nacional, sea cual sea el resultado.

Pero hay otro tema que inquieta en el gobierno, al punto de tener ya programada una jornada de análisis para el miércoles 10 de mayo: la derecha obtendría 3/5 del nuevo organismo constituyente pero también —según proyecciones del propio oficialismo— el Partido Comunista (PC) podría salir fortalecido. Esto es algo que generaría tensiones en un gobierno donde el Partido Socialista ha ganado poder (y ministerios incluyendo el de Hacienda, Defensa y Secretaría General de la Presidencia) sin haber sido parte de la coalición que apoyó a Boric llamada Apruebo Dignidad y que incluyó al Frente Amplio —surgido de las movilizaciones estudiantiles de 2011— y el PC.

“El destino de este proceso se juega el 7 de mayo. A Republicanos y al Partido de la Gente les pronostican casi 20 escaños. Si superan los 30, tendrán capacidad de veto porque las normas constitucionales necesitarán 3/5 para ser aprobadas. Es probable que boicoteen todo”, señaló el académico de la Universidad Diego Portales, Javier Couso en una entrevista para radio BíoBío. Por otro lado, el cientista político de la UC, Mauricio Morales señaló que lo que está en juego son los liderazgos de la derecha. “En la oposición hay una lucha desatada por la hegemonía electoral (…) muy probablemente será el Partido Republicano el que obtenga esa hegemonía, considerando la preeminencia de José Antonio Kast como candidato presidencial y como un verdadero atajo informal para la lista del Partido Republicano”.

Lo que ha trascendido es que los asesores del presidente, por todo lo anterior, consideran que no es prudente exponerlo a un contexto en el que la derecha podría salir fortalecida por el recuento total de los votos y donde los temas que dominan la pauta están ligados a la seguridad y la crisis migratoria en la frontera norte del país, donde centenares de ciudadanos de Venezuela ingresaron por pasos no habilitados y que esperan ser repatriados.