Real Madrid se impuso este sábado por 2-1 a Osasuna en la final de la Copa de Rey que se disputó en el estadio de La Cartuja, en Sevilla, donde el brasileño Rodrygo fue el autor de los dos goles, uno en cada tiempo de un partido que contó con la gran colaboración de Vinicius para que el Merengue lograra, nueve años después, el vigésimo trofeo de campeón de este torneo.

Osasuna, que tuvo el ingreso de Ezequiel Avila, vendió cara su derrota en un partido en el que empató transitoriamente en el segundo período con Lucas Torró, pero no fue suficiente para el conjunto pamplonés.

Se presentó una final entre dos clubes históricos, pero con un currículum muy desigual: el espectacular del Real Madrid y el de Osasuna, que quería meter en su vitrina el primer título nacional de su historia.

A ello se sumó que la formación que entrena el italiano Carlo Ancelotti tiene el próximo martes en el Santiago Bernabéu la cita de ida de una semifinal de Champions League ante Manchester City.

El Merengue empezó ganando casi del vestuario, porque en la primera que tocó el brasileño Vinicius, escapó por el extremo izquierdo y su pase fue aprovechado por su compatriota Rodrygo.


El partido rompió su ritmo en los últimos minutos de la primera parte debido a una serie de faltas que caldearon a los futbolistas de ambos equipos.

En el complemento, Osasuna hizo lo que no pudo en la primera parte y logró empatar con un zapatazo de Torró que superó al belga Thibaut Courtois.

El empate hizo reaccionar de inmediato a los de Angelotti y la historia se repitió. Vinicius se fue por la línea de fondo, tiró un centro, participó Kroos y culminó Rodrygo para el segundo, que fue la sentencia, porque el Real Madrid ya no quiso dejarse sorprender pese a que Osasuna nunca se rindió.