En 1979, Bill Evans (1929-1980), importante pianista y compositor de jazz estadounidense, desembarcó en Argentina por segunda vez (la primera había sido en 1973). Su visita fue inolvidable en la historia del desarrollo del género en el país, gracias a sus colaboraciones con músicos locales y a la difusión del jazz en Argentina. 

Mientras transcurría el viaje, se decidió sorpresivamente hacer una fecha en San Nicolás de los Arroyos, que hoy es considerada una gran ciudad, pero que en los 70s era solamente un modesto pueblo de pocos habitantes. Las razones para la elección de San Nicolás como sede del evento son confusas: supuestamente existía una colonia estadounidese gracias a una empresa petrolera, pero el concierto fue un fracaso, y asistió un público ínfimo 

Seis meses después de ese concierto, Bill Evans moriría como consecuencia de la perforación de una úlcera gástrica. Su muerte fue considerada por muchos de los que lo conocían como un "suicidio lento": su hermano y su ex esposa se habían suicidado ambos hacía no tanto, por lo que Evans sufría de abusos de sustancias como alcohol y heroína. 

Después de enterarse de la historia a través de una crónica del periodista Joaquín Sanchez Mariño, Mariano Galperín, director y productor de cine, se sintió atrapado por la historia por su inverosimilitud. ¿Qué hacía un genio del jazz consagrado como Bill Evans en San Nicolás de los Arroyos? Quizás la respuesta a esa pregunta esté en Bill 79 (2023), la película dirigida por Galperín que narra el mítico viaje del genio del jazz a la pampa bonaerense, y se estrena este jueves 11 de mayo. 

"La historia me atrapó porque era increíble pero real", afirma. "Me impresionaba que él estaba muy consagrado ya, era Bill Evans. La época también me representaba un desafío. Acá en los 70s se escuchaba mucho tango o rock, y era un contraste muy grande con el jazz que venía de afuera. Además del contexto histórico de acá". 

A fines de los años 70, la Argentina estaba cifrada por su momento más oscuro: la dictadura cívico-militar. En forma de misceláneas, el sombrío contexto en el que se lleva a cabo el concierto se cuela durante la película. Por ejemplo, siendo controlados en la ruta por entrar al pueblo. 

"La ruta me parecía una buena manera de hacer que entre el contexto, hacer que un brigadier sea alguien importante del pueblo, o poner algunas caras que den miedo. Porque era así, daba miedo, y para el que venía de afuera era una cosa muy extraña, porque no se esperaban que pasen estas cosas", afirma Mariano. 

Evans, interpretado por Diego Gentile, está oscuro y melancólico por su propio contexto. Se la pasa en un estado semi onírico en el que recuerda a sus muertos, en parte producido por el alcohol y la heroína, y en parte por la depresión de los duelos que está llevando consigo. Pareciera que está siendo arrastrado a todos lados. Así, termina en la casa de un joven pianista y su abuela, con los que come empanadas y mira la pelea de boxeo entre Mike Rossman y Martín Galíndez en una secuencia agridulce. 

"Él se había criado a las afueras de Nueva York, en Plainfield. Yo sentí que ese San Nicolás, en ese momento, le detonó cosas porque era un lugar parecido a donde él nació y se crió junto con su hermano, y donde comenzó a tocar el piano", afirma Mariano. 

No existen testimonios por parte del mismo Evans de cómo lo afectó San Nicolás. Sin embargo, el estado en el que se encontraba es recordado por aquellos que lo conocían, no sin remarcar que jamás perdió su sentido del humor. "Era muy cínico y tuvo un humor increíble siempre. Eso me gustaba, porque no quería que sea solemne la película, porque él tenía mucha chispa", afirma. 

"Es verdad que firmó discos en San Nicolás, le firmó uno al que le afinó el piano (eso también es cierto) porque está la dedicatoria. Tuve mucho cuidado de poner "inspirada" y no "basada" en hechos reales. Porque claro que hay situaciones que hay que dibujar más, que hay que ilustrar para que sea realmente una película", afirma Mariano. 

Los personajes argentinos hablan un inglés precario intencional, y para eso sus actores debieron abstenerse de hablar inglés durante el curso del rodaje. En los 70s, no mucha gente hablaba inglés fluido. 

"Jamás se me cruzó por la cabeza que la película esté hablada en argentino, hubiese sido rarísimo. Una vez que supe eso, sabía que tenía que encontrar actores que sirvan para esto. La película está actuada en fonética y doblada por actores norteamericanos. Y tuvimos un coach norteamericano que nos ayudó mucho con la musicalidad del idioma. Así que otro gran desafío fue meterle la mayor cantidad de argentinidad posible a la historia", afirma Mariano. 

Gracias a que San Nicolás creció mucho de los 70s al presente, la película no pudo ser filmada allí. "Justamente el contraste es que fuera una ciudad muy chiquita, por eso San Nicolás no nos servía. Filmamos en Exaltación de la Cruz, ahí cerca, y pudimos lograr que la sensación de 1979 del interior de la Provincia de Buenos Aires esté presente. Gracias a la magia del cine", sostiene Mariano. 

Con respecto a la música, había decisiones que tomar. Por un tema de derechos intelectuales, no podían utilizar música original. "Había mucha gente que me decía yo conozco a uno que toca muy "estilo Bill Evans". Pero hablando con Diego Tuñón, quien estuvo a cargo de la música de la película y además forma parte de Babasónicos, llegamos a la conclusión de que poner a alguien del estilo de Bill Evans no era un homenaje cierto, porque siempre el estilo de Bill Evans no va a ser Bill Evans. Sampleamos los sonidos originales de Bill Evans para conseguir un sonido más moderno", afirma Mariano sobre la música de la película. 

Bill 79 se estrena este jueves 11 de mayo de manera comercial, y podrá verse en la mayoría de los cines del país.