Una perito bioquímica que declaró este viernes en el juicio que se le sigue a cuatro policías por la Masacre de Monte, en la que cuatro jóvenes murieron en un choque tras una persecución a tiros en 2019, aseguró que si bien el resultado de un peritaje determinó que el conductor del auto en el que fallecieron las víctimas tenía alcohol en sangre, la muestra que fue analizada llegó "sin conservantes" y pudo haber dado un falso positivo.

Se trata de la bioquímica Jorgelina Garrote, quien declaró hoy en el juicio por jurados que se realiza en La Plata y, con su testimonio, relativizó uno de los argumentos que utilizó la defensa para deslindar la responsabilidad de los imputados y apuntar contra el joven Aníbal Suárez, a quien acusaron de manejar de manera temeraria y en zig zag y provocar el accidente que derivó en las muertes de las víctimas.

La perito analizó las muestras de orina y sangre de las víctimas Suárez (22), Camila López (13), Danilo Sansone (13), Gonzalo Domínguez (14) y la sobreviviente Rocío Quagliariello (entonces también de 13 años).

Si bien la especialista aseguró que el análisis de alcoholemia del conductor del Fiat 147 en el que iban las víctimas, Suárez, dio positivo, explicó que el resultado pudo haberse alterado porque "la muestra llegó al laboratorio sin conservantes", que se utilizan para evitar "el desarrollo microbiano".

Y agregó: "Las bacterias pueden fermentar la glucosa y producir alcohol. Es difícil concluir si la muestra extraída de un cuerpo en putrefacción da positivo (la alcoholemia) por las bacterias o por el consumo de alcohol".

De esta manera, minimizó uno de los argumentos que esgrimieron los defensores de los policías Rubén Alberto García, Leandro Ecilape, Mariano Ibáñez y Manuel Monreal, que pretendían responsabilizar a Suárez por el hecho.

También declaró el perito de la Dirección Criminalística de Gendarmería Nacional José Alberto Gutiérrez, quien dio detalles acerca de la posición de tiro que un policía adoptó al sacar su cuerpo por la ventanilla del patrullero y apuntar con su arma hacia al auto en el que viajaban los cinco chicos.

El perito Gutiérrez dijo que su función fue analizar las imágenes de la persecución captadas por las cámaras del Centro de Monitoreo de San Miguel del Monte y mostró cómo se identificó al auto el Fiat 147 en el que iban las víctimas cuando ingresó en la avenida y luego al patrullero que lo intercepta, que dobló en "U" para perseguirlo.

Según su testimonio, en los videos de la persecución se ve el ingreso de un segundo patrullero y el momento en el que uno de los uniformados pone su cuerpo como apuntando, aunque no se ve el fogonazo.

Durante la jornada también declaró Pablo Luis Tafarel, perito balístico de la GNA, quien explicó que visualizaron "indicios balísticos" en el automóvil Fiat 147.

"Prima facie no se encontró nada, pero luego encontramos una impronta dentro de un caño que abastece el combustible, y debajo del vehículo en un chapón. Se lo mandó a que sea evaluado”, dijo, tras lo cual agregó que también fue hallado “un orificio en la luz de stop trasera que podía ser coincidente con la deformación de ese caño”, por lo que señaló "dos posibles trayectorias" de proyectil.

La jornada de debate continuó por la tarde con las filmaciones de la cámara Gesell realizada a Rocío Quagliariello, la única sobreviviente del hecho, quien entonces tenía 13 años. La chica aseguró que aquel día iban paseando "y de la nada" los empezaron a perseguir los policías, y recordó la súplica de uno de sus amigos que se tomaba la rodilla y le gritaba "me arde, me arde".

Angustiada, con la voz entrecortada y con muestras de dolor, se escuchó el testimonio que Rocío (actualmente de 17 años) brindó hace 3 años en una Cámara Gesell, el cual fue transmitido en la audiencia.

La presidenta del tribunal Carolina Crispiani consideró, antes de proceder a la transmisión de la declaración, que el testimonio de Rocío brindado en la Cámara Gesell será tomado como "un adelanto extraordinario de prueba".

El juicio se inició el lunes pasado con la elección del jurado popular que deberá definir si los policías imputados son culpables, o no, de los delitos de "homicidio agravado por abuso de función como miembro de las fuerzas policiales calificado por el empleo de armas de fuego, y violación de los deberes de funcionario público".

La Masacre de San Miguel del Monte ocurrió la madrugada del 20 de mayo de 2019, cuando efectivos de la comisaría local persiguieron a lo largo de la colectora de la ruta 3 a un Fiat 147 en el que viajaban cuatro adolescentes, tres de 13 años y uno de 14, junto a un joven de 22.

Los cinco chicos escuchaban música cuando los oficiales comenzaron a perseguirlos sin motivos y, de acuerdo con los registros de las cámaras de seguridad del municipio, a dispararles, ya que se observó a un efectivo en el lugar del acompañante de la patrulla, con medio cuerpo afuera y en actitud de disparo, mientras que uno de los adolescentes resultó herido de bala en una de sus piernas.

A raíz de ello, el auto en el que iban los jóvenes chocó contra un acoplado que estaba detenido en la ruta.