Evo Morales destacó el crecimiento económico de su país en las celebraciones por el 192º aniversario de la Independencia boliviana, festejo realizado por primera vez en la ciudad norteña de Cobija, fronteriza con Brasil. En un discurso pronunciado en la sesión especial del Parlamento, el gobernante señaló que el descenso del precio del petróleo, indexado el valor del gas natural, tuvo repercusiones en algunos indicadores y señaló que pese a ese inconveniente los valores financieros se mantienen en alza. “Ya no estamos en tiempos de lamento, se acabó el lamento boliviano, son tiempos de mucha fortaleza”, sostuvo el jefe de Estado durante el brindis que se organizó en el almuerzo ofrecido por el aniversario patrio. También en el marco del aniversario habló el vicepresidente Alvaro García Linera, quien aprovechó su discurso para criticar lo que definió como “medioambientalismo colonial elitista” proveniente de las naciones del norte, afirmando que esa visión da un trato desigual a la problemática del medioambiente en el mundo y es ciego a la necesidad de desarrollo de las naciones pobres.

En su discurso, Evo Morales indicó que entre 2006 y 2014, antes de que se desatara la crisis por el precio del petróleo, el promedio de crecimiento de América latina fue de 3,98 por ciento, mientras que el de Bolivia había sido de 4,95 por ciento. Según el mandatario, con la actual crisis económica, la región creció en promedio un 0,36 por ciento mientras que el indicador de Bolivia alcanzó el 4,8 por ciento. El líder de la fuerza Movimiento al Socialismo también resaltó que la inversión pública pasó de 629 millones de dólares en 2005 a los 6026 millones ejecutados en 2016, mientras que para este año se programó alcanzar un monto de 8229 millones.

Como otro símbolo de la buena salud de la que goza la economía boliviana, el presidente destacó además el aumento obtenido por los depósitos en el sistema financiero, que en 2016 llegaron a 21.500 millones de dólares y en junio se ubicaron en 21.777 millones. Morales se lamentó, por otra parte, por la caída de las reservas internacionales del pico máximo de 15.000 millones de dólares alcanzado en 2015 a 10.000 millones en 2016, si bien indicó que la recuperación comenzó en el primer semestre del año, al registrar 10.333 millones.

El bajo precio de los hidrocarburos incidió en los ingresos que percibe el país por la renta petrolera, que cayó de 5.000 millones de dólares alcanzados en 2014 a 1.700 millones en 2016. No obstante, dijo que antes de la nacionalización petrolera decretada en 2006, la renta para el Estado era de 300 millones de dólares y, en comparación, aseguró que para este año se esperaban recaudar 1855 millones aproximadamente.

Asimismo, el mandatario resaltó que la inversión anual en el sector de hidrocarburos tuvo un promedio de 2000 millones de dólares en los últimos once años y que para 2017 se prevén 1876 millones. La demanda interna de energía eléctrica subió de 700 a 1500 megavatios, lo que, según Morales, significa que hay crecimiento económico, hay nuevas industrias pequeñas, medianas y grandes. En un país con poco más de 10 millones de habitantes, al menos 1,6 millones de bolivianos salieron de la pobreza extrema en la última década y la diferencia de ingresos entre ricos y pobres a nivel nacional se redujo de 128 a 46 veces, indicó el mandatario.

Según afirmó el gobernante, la clase media aumentó en casi tres millones de personas, entre 2005 y 2016, y la esperanza de vida de los bolivianos subió en ocho años, de 64 a 72. En el discurso, Morales reiteró su preocupación por la tasa de desempleo, que llegó a 4,5 por ciento, aunque señaló que es la menor en comparación con el resto de la región.

En el ámbito internacional, solo se refirió a las controversias de su país con Chile por la demanda marítima y la naturaleza de las aguas del Silala, y pidió la nación austral que deponga las “actitudes hostiles” y retome el diálogo bilateral para resolver los problemas.

La presentación de Morales fue precedida por un discurso de Alvaro García Linera referido al cambio climático y al calentamiento global, que parecía justificar la decisión del oficialismo de aprobar una ley para intervenir en el parque Tipnis. El vicepresidente boliviano habló del tema en un discurso al inaugurar la sesión especial de la Asamblea Legislativa, en Cobija. “No hay nada más intensamente político que la naturaleza y el debate sobre el medioambiente”, sostuvo y reivindicó la necesidad de un “ecologismo socialista” que, además de proteger la naturaleza, incorpore también las necesidades del ser humano. 

La Cámara de Diputados aprobó la semana pasada una ley que quita la intangibilidad del parque nacional Tipnis, para permitir la construcción de una carretera a través de la reserva, pese al rechazo y la resistencia de grupos indígenas y ecologistas. El vicepresidente dijo que los culpables del calentamiento global no sufren los efectos de la catástrofe ambiental, a diferencia de lo que ocurre con las naciones pobres que tienen menos responsabilidades, pero son las que más padecen por ese impacto. Además, sostuvo que Bolivia contribuye con un 0,1 por ciento de los gases de efecto invernadero, pero los árboles de su zona amazónica capturan y limpian el 2 por ciento del dióxido de carbono mundial y aportan el 2 por ciento del oxígeno del planeta.