“Ballroom es una respuesta anti racista”, explica Fiordi 007 LaBeija. La respuesta nos lleva al corazón de esto: Ballroom es un hecho sociopolítico.

Fiordi es una de las figuras más antiguas de la escena en Argentina. Activista marrona, trabajadora social y una de las más amorosas y combativas voces de una movida que desde hace aproximadamente cinco años no para de crecer. Se la puede ver participando de las ball y más de una vez la podrás ver con la cara pintada de blanco, eso es un manifiesto. Es un homenaje a Crystal LaBeija, la drag queen que se hartó de que en los años 60 les exijan a las marronas y personas negras que blanqueen sus rostros para poder competir en concursos de belleza. “Si hablás de ballroom tenés que hablar de la constitución del Estado nación y el estado norteamericano. El racismo fue constitutivo”, afirma Fiordi.

Mi casa es nuestra 

La rebelión de Crystal hizo que se fuera de ese circuito racista para fundar lo que luego se conoció como una casa, un espacio que albergue (refugie) personas con intereses artísticos y víctimas de opresiones similares. House Of Labeija es la que da inicio a estas celebraciones que nos reúnen para competir pero también para alzar la voz por nuestros derechos y por quiénes somos. Ballroom no es un espectáculo sino un espacio de celebración, apañe, protesta y empoderamiento.

La génesis de LaBeija puede verse en el documental The Queen (1968) que junto a otro gran trabajo de archivo como lo es Paris is Burning (1990) ayuda a reconstruir la historia de ballroom. “Todo eso es la cultura: tuvo que haber pasado todo un proceso de esclavitud, de racismo, de que una persona blanca le haya dicho a una persona negra que no tenía la condición de humano para que lleguemos a lo que se ve hoy”, dice Fiordi, descendiente de Crystal en familia ballroom.

En Paris Is Burning se puede ver estructuras de ballroom que se aproximan más a las actuales. Vemos categorías a la hora de competir (bailadas, desfiladas, etc.), reconocemos las identidades que habitan la escena como hecho orgulloso y también aparecen las temáticas, o lo que también podemos conocer como “la fantasía”. 

Ezequiel Spadaro


La fama es nuestra

Todas las disidencias y personas marginadas de este sistema odiante se reunían para poder saldar una deuda histórica: ser las protagonistas celebradas. Ahora desfilábamos como en las pasarelas más importantes del mundo, ahora éramos les bailarines más aclamades, ahora la fama era nuestra. “Yo quiero ser rica. Yo quiero ser alguien. Yo soy alguien, pero quiero ser alguien rica”, dice Octavia St. Laurent en el documental de 1990. 

Y Fiordi la invoca y se pregunta: “¿Por qué hay personas que tienen todo y otras que no tienen nada? Son las contradicciones del sistema”. La fantasía también se puede comprender como la temática de cada evento, y a veces “puede tener que ver con algún hecho político que esté sucediendo o con algún reclamo del colectivo”, por ejemplo las balls Emergencia climática de 2021 y PositHIVo Kiki Ball de 2021/22 dónde los looks y las caminatas por la pasarela eran creaciones estéticas pero también políticas: “En algún punto se celebra que sobrevivimos en base a una estrategia”. Y esta es heredada y compartida, es lo que nos decimos y sugerimos entre tortas, travas y maricas para subsistir.

¿Qué se va encontrar una persona que pisa por primera vez una ball?

Fiordi: El ballroom es una cultura “y tiene una estructura que responde a varias cosas, una de ellas es el sistema de identidades”. Entonces si sos una feminidad trans serás reconocida como Femme Queen, las maricas que interpelan y desafían el concepto de masculinidad serán Butch Queens y luego tendremos a personas cis tal y como se presenten. Estas son algunas de las definiciones y al igual que la identidad son aproximaciones; con la historia se han ido modificando y tendrán que ver con la voz propia y como cada persona se enuncie. La escena latinoamericana además incorporó a las identidades no binarias “que empujan y disputan el espacio”. Porque esta, como toda cultura, está viva y en constante movimiento, desde acá se propone y se comparten las vivencias para enriquecerlo todo.

A la hora de competir las categorías se dividen en: Face, que es venderle al jurado el mejor rostro, Body, que es darlo todo con tu cuerpo, Fashion, que puede ir desde mostrar el mejor look hasta las batallas de estilos de pasarela y Baile, dónde se encuentran las variedades del voguing. De cada una de estas cuatro se desprenden todas las opciones a encontrar en las batallas.

Charlie Foto

Cuando les caminantes entran a la pista por primera vez lo que hacen es mostrarle a un jurado que dominan la técnica de esa categoría. Si les convencen obtendran sus ‘tens’ y podrán pasar a batallar. 

Si algune de les jurades considera que todavía le falta pulirse, le hará un gesto que se conoce como ‘chop’ y quedará fuera de carrera. “Significa que vos tenés que seguir entrenando para algún día lograr los tens”, explica Fiordi para que esto no sea algo que te frustre y te quite las ganas de seguir participando. Luego vendrán las batallas y ahí además habrá técnica, interpretación, performatividad y ‘shade’ para opacar a tu contrincante, lucirte y ganar el Grand Prize. “Y culturalmente se van a encontrar con la lucha por la representatividad en un mundo cisexista, patriarcal, misógino, machista y racista”, dice consciente del contexto que nos rodea, “porque estamos jugando en el marco de esta cultura, donde hay algo del capitalismo que heredamos y la ilusión eterna de pertenecer a este mundo”. 

Mientras tanto en la runway seremos la más cara, el más hermoso, le más talentose mientras somos ovacionadxs, reconocides y amades: “Yo también me merezco todo esto. No tiene sentido que no lo tenga”.